El parque de las últimas salinas de Cádiz verá la luz por fin en marzo
Los últimos terrenos rústicos del término municipal
El complejo ambiental que impulsa en solitario Héctor Bouzo irá al último Pleno de la legislatura, después de año y medio de trámites
El ingeniero isleño compró la finca por 10.000 euros y ya ha invertido en el proyecto más de 260.000
El proyecto privado de recuperación de los últimos terrenos rústicos que quedan en el término municipal para convertirlos en un complejo ambiental, deportivo y acuícola de uso público, recibirá por fin el respaldo del Pleno del Ayuntamiento de Cádiz en la última sesión de la legislatura.
El equipo de Gobierno planeaba llevarlo al de febrero, pero se aplazó e irá al de marzo. Y es más que previsible que salga adelante porque el Grupo Socialista ya lo conoce y ha manifestado su intención de apoyarlo.
El alcalde, José María González, y el concejal de Urbanismo, Martín Vila visitaron por primera vez los terrenos el miércoles pasado, después de haber mantenido varias reuniones con el promotor.
La recuperación de las Salinas Preciosa y Roqueta es una iniciativa que impulsa en solitario y con fondos propios el ingeniero isleño Héctor Bouzo desde que, a raíz de un reportaje publicado por Diario de Cádiz, se hiciese en marzo de 2017 con la sociedad propietaria de una finca de 40 hectáreas situada en pleno corazón del Parque Natural de la Bahía de Cádiz.
La adquirió por tan solo 10.000 euros. Y ya lleva invertidos más de 260.000 en atender requerimientos de obras de seguridad que nunca asumieron sus anteriores dueños, en labores de limpieza de toneladas de basura y en la eliminación de especies vegetales invasoras. En la cifra no está el coste de los proyectos que, como ingeniero, ha elaborado él mismo. Los antiguos propietarios llegaron a ofrecer la finca a anteriores gobiernos municipales, pero nunca la aceptaron.
El proyecto se divide en tres fases. La primera podría estar en marcha entre en 6 y 8 meses, una vez obtenga el permiso municipal. El coste de esta primera fase ronda el millón de euros, pero el conjunto de la obra supondrá una inversión cercana a los dos millones de euros. El promotor espera que con la primera fase se puedan crear entre 10 y 15 empleos.
Los terrenos contienen los restos de una antigua casa salinera –que fue la Venta de Santibáñez o del Arrierillo–, un molino de mareas del siglo XVIII y un par de polvorines de época napoleónica, además de las últimas salinas del término municipal, junto con las cercanas de La Dolores.
Desde que adquirió la finca, además de a los gastos antes mencionados, Bouzo ha tenido que enfrentarse durante más de un año y medio a los interminables trámites administrativos que requiere poner en pie un proyecto sobre unos terrenos bajo jurisdicción de cuatro administraciones y más de media docena de organismos: el Ayuntamiento, el parque natural, la Demarcación de Costas, Agricultura y Pesca, el Ministerio de Industria y Energía...
“Ha habido momentos muy duros por la cantidad de requisitos y plazos que hemos tenido que cumplir y la lentitud que nos hemos visto obligados a asumir, pero la relación ha sido siempre buena con todas, en especial con la dirección del parque natural”, explica Bouzo.
Y es que para poner en marcha esta iniciativa ha sido necesario un Programa de Actuación Urbanística (PAU), ya que se plantea el desarrollo de unos terrenos recogidos en el PGOU como urbanizables no programados. Sobre ellos pesó hace décadas la amenaza de construcción del Cádiz 3, un megalómano proyecto que afortunadamente nunca salió adelante.
El PAU es, para entendernos, una figura necesaria a la hora de planificar barrios enteros. La última vez que se tramitó uno de estos programas en Cádiz fue para urbanizar la nueva barriada de Astilleros.
En este caso, la única construcción que se rehabilitará será la antigua casa salinera hasta donde se conservó antes del derribo por seguridad de varias construcciones posteriores. El molino de mareas, que está en Dominio Público Marítimo Terrestre, necesitaría de otro proyecto posterior y de financiación pública.
De esta forma, las actuaciones urbanísticas se centrarán, básicamente, en la construcción de un nuevo acceso directo a la finca desde la zona de Torregorda, el arreglo del carril que lleva actualmente hasta el área recreativa de Santibáñez y el remozado y amueblado de este recurso de uso público.
Además, tendrán que instalar la acometida de electricidad e instalar una depuradora, ya que la conexión con la cercanísima EDAR del Manchón de La Dolores no será posible por problemas de presión. Será un sistema de depuración muy sofisticado, capaz de convertir las aguas negras en aptas para el riego, explica Marta González, directora de marketing de esta iniciativa.
Bouzo espera obtener la concesión del molino de mareas en un año, como zona de acuicultura. Pretende rehabilitar el estero y recuperar su producción tradicional, además de cultivar macroalgas y microalgas, estas últimas en tierra.
Mientras tanto, pide agilidad en los trámites administrativos y que su contribución en plusvalías se traduzca en una prestación compensatoria que permita equipar con mobiliario y juegos infantiles el área recreativa de Santibáñez, una posibilidad legal esta última que ya ha solicitado.
De vertedero a pulmón verde con parque ornitológico y actividades náuticas
Además de al elevado coste que conlleva poner en pie un proyecto ambiental, Héctor Bouzo está haciendo frente a los continuos daños que provocan quienes siguen considerando las Salinas de Preciosa y Roqueta un descampado suburbano donde verter basura, escombros y chatarra.
También a quienes se dedican al sabotaje de cancelas, cercas y compuertas y a quienes se empeñan en convertir aquellos terrenos en un improvisado camping.
El promotor está convencido de que todo esto cambiará una vez vayan arrancando por fases, a partir del próximo otoño, las actividades que tiene previstas: habrá un parque ornitológico con puestos de observación y la posibilidad de practicar deportes náuticos sin motor como kayak, paddle surf y otros, además de rutas en bicicleta, aprovechando que por una de las lindes de la finca pasará el carril-bici europeo Eurovelo.
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