El patrimonio histórico de Cádiz se topa con la falta de dinero para su recuperación

El estado de Puerta de Tierra y la reapertura del castillo descubren para muchos la relevancia de estos equipamientos

El Ayuntamiento necesita del apoyo de otras administraciones para evitar la quiebra de fortificaciones y monumentos

Los gaditanos 'toman' por fin su castillo de San Sebastián

La estatua de Segismundo Moret, atacada por gaviotas y palomas.
La estatua de Segismundo Moret, atacada por gaviotas y palomas. / Julio González

Más de 30.000 personas visitaron el castillo de San Sebastián, en Cádiz, en los primeros quince días desde su reapertura, a mediados del pasado agosto. Si alguien tenía alguna duda de la relevancia social (cultural y turística) de este equipamiento, el dato le habrá dejado claro que mantener el castillo cerrado iba en contra de los intereses de la ciudad.

Ha sido un notable tanto del alcalde, Bruno García, tras pasarnos varios años con la fortificación cerrada y con las administraciones mirando cada una por su lado a fin de no gastar un euro en su reapertura. Al final, bastaba con tener ganas, y ponerse a trabajar.

Aunque la colaboración de la Subdelegación del Gobierno ha sido esencial para lograr este objetivo, también conviene no olvidar que el castillo de San Sebastián forma parte del Patrimonio del Estado, y como tal debería de ser el Gobierno Central el que se preocupase de invertir en su recuperación. Ahora la subdelegada, Blanca Flores, que en sus primeros meses en este cargo ha dado ya muestras de interesarse por problemas de la ciudad, debería de presionar a la administración central para que afronte ya sus obligaciones con el castillo. 

El alcalde ha anunciado que el Ayuntamiento, como ya se hizo en la etapa de Teófila Martínez, aportará dinero cada año para seguir con los trabajos de rehabilitación del conjunto. Las obras a ejecutar son, en todo caso, muchas y costosas, imposible de afrontar desde el Ayuntamiento en solitario. Y tampoco es cuestión de que se tarden años en realizarlas.

Y, sobre todo, antes de afrontar los trabajos es fundamental tener claro el uso que se le dará al castillo. El éxito de visitantes en estas semanas sin más oferta que un paseo por el mismo, deja claro que tampoco hay que plantearse inversiones costosas en materia de equipamientos complementarios. 

La reapertura provisional del castillo ha sido el primer paso para que muchos gaditanos y visitantes descubriesen el tesoro que tenía la ciudad, cerrado y abandonado. Pero este verano nos ha traído también otro “descubrimiento”: el precario estado en el que se encuentra el frente de la Puerta de Tierra, y la necesidad de actuar sobre el mismo, de forma urgente.

Grietas en los arcos de acceso y salida junto al Torreón han llevado al Ayuntamiento a plantear una actuación integral en la zona.

Lo cierto es que todo el frente de la Puerta de Tierra está necesitado de una operación de rehabilitación de gran calado. Este periódico lleva ya años alertando sobre el estado de este equipamiento.

Fue durante el mandato de Teófila Martínez cuando se actuó por última vez en la muralla, tanto en su lienzo como en el torreón y en parte de las bóvedas, en este caso con la apertura del Museo del Títere. Desde entonces no se ha gastado nada, ni se incluyeron fondos anuales para su mantenimiento.

Hace unos años se plantearon actuaciones en el Torreón, para lo que se lograron fondos europeos. Este espacio, como el paseo superior, se cerraron al público para su adaptación. Y aún siguen cerrados. 

El anterior gobierno logró este dinero pero fue incapaz de ejecutar el proyecto. El actual tampoco lo ha culminado, sobre todo al localizarse numerosos errores en el desarrollo de este plan heredado. Sea como sea, la ciudad ha pasado otro verano con un referente turístico de primer nivel cerrado. Es fácil imaginar lo que hubiera supuesto para Cádiz contar con el frente de la Puerta de Tierra y el castillo de San Sebastián abiertos.

La muralla y su mal estado

Basta dar un paseo por el exterior de este equipamiento para constatar la erosión provocada por el paso del tiempo y por la falta de mantenimiento de los últimos años. 

Es evidente como los sillares se están separando, perdiendo la argamasa que los une con todo lo que ello supone de deterioro del interior y la entrada de humedad. Es evidente como las balaustradas que rodean los dos fosos están cada vez peor, hasta el punto que sigue un tramo del mismo protegido desde hace años con una estructura de hierro para evitar su desplome. Es evidente el abandono de zonas como la trasera de las bóvedas de San Roque, con la caída de sillares que no han sido ni recogidos.

Todo ello implica dinero, mucho dinero que el Ayuntamiento cuantificaba hace unos meses en unos cinco millones de euros. Cabe pensar que si se rasca más en todo este complejo histórico, esta cifra podría quedarse corta.

Junto a ello, como debería de pasar en el castillo de San Sebastián, todo el frente de la Puerta de Tierra debería de tener un plan de uso ambicioso. 

Más allá del Torreón, como centro de interpretación de las fortificaciones, y la continuidad de los museos del Títere y Litográfico, aún queda una multitud de bóvedas que están cerradas, algunas en precario estado de mantenimiento, que funcionan como trastero municipal. Por lógica, todas deberían de tener un uso cultural relacionado con la muralla y su historia.

Y junto a ello, los baluartes de San Roque y Santa Elena, donde abundan oficinas y usos de entidades privadas. Una oportunidad perdida, por el momento, para crear un conjunto turístico, cultural y de ocio de gran valor y atracción ciudadana, completado con la puesta en valor de la enorme bóveda del antiguo Talleres Velasco.

Si finalmente el Ayuntamiento no logra los fondos pedidos a Europa, tendrá que acudir a la financiación de sus presupuestos, siempre muy limitados.

Hay que lamentar que ni el Estado ni la Junta de Andalucía son proclives a poner dinero en la recuperación del frente de la Puerta de Tierra, como también pasa con el castillo de San Sebastián.

Una posibilidad a la hora de incrementar fondos sería la implantación de la tasa turística. Un estudio realizado por este diario elevaba a más de 2 millones de euros los ingresos que podría obtener Cádiz gracias a este pago, ya normalizado en media Europa. Dinero que podría destinarse a la financiación de estas obras pendientes y, con el tiempo, al mantenimiento de todo nuestro patrimonio histórico.

Si lo que queda pendiente por hacer aún es mucho, en este catálogo de actuaciones pendientes en materia de patrimonio tampoco podemos obviar el mantenimiento de los monumentos que se levantan en varios puntos de la ciudad. Por su visibilidad destacamos el dedicado a Segismundo Moret, en plena plaza de San Juan de Dios. Tras la limpieza realizada hace unos años hoy ofrece un estado lamentable por culpa de las gaviotas y palomas.

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