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El pecio del siglo XVII emerge en el puerto de Cádiz en una operación única

La APBC culmina con éxito el izado y extracción del Delta I, que ahora estudiarán los arqueólogos del Centro de Arqueología Subacuática

A punto de salir a flote el pecio del siglo XVII de aguas de Cádiz

El pecio Delta I, del siglo XVII, emerge de aguas de Cádiz en el muelle. / APBC

A las ocho de la mañana de este sábado, con viento sur prácticamente en calma y coincidiendo con la pleamar, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz ha iniciado la maniobra de rescate de su centenario descanso subacuático del pecio del siglo XVII denominado Delta I, culminando así, , los trabajos que ha estado realizando los últimos 4 meses en una operación única. El izado y extracción ha llegado al filo de las doce del mediodía.

La operación, diseñada y ejecutada en todas sus fases por la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, fue aprobada y supervisada en todo momento por técnicos de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía y del Centro de Arqueología Subacuática, así como por los arqueólogos de Divership Diving, S.L., empresa adjudicataria de los trabajos.

La presidenta de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, Teófila Martínez, y la delegada territorial de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Tania Barcelona, han estado presente en esta jornada que ha culminado con éxito y sin que haya habido que resaltar ninguna incidencia.

La presidenta de la Autoridad Portuaria ha destacado, por un lado, el importante trabajo realizado por los técnicos del departamento de Infraestructuras y Obras y la propia dirección de la APBC, que han conseguido diseñar y desarrollar con éxito una operación sin precedentes en España.Teófila Martínez ha hecho hincapié en el compromiso del organismo portuario con la salvaguarda y conservación del patrimonio subacuático de la Bahía, en el que lleva invertidos más de 5,7 millones de euros.

Desde la consejería se ha agradecido además las facilidades que ha puesto el director de la empresa Navantia, Ricardo Domínguez García-Baquero, para que esta complicada maniobra de extracción haya podido llevarse a cabo.

“El patrimonio cultural que representa el Delta I es una representación de la riqueza e historia del puerto de Cádiz como enclave comercial. Ha sido un punto de encuentro y conexión entre diferentes culturas a lo largo de los siglos. Hablamos de un enclave que fue decisivo para entender la primera globalización que se propició después de la era de los descubrimientos”, ha apuntado la delegada Tania Barcelona.

Así ha sido la operación

Imagen de la operación de extracción del pecio Delta I / APBC

Tras un trabajo de años, una vez que el conjunto estructura+pecio se tuvo flotando junto al muelle se ha procedido a realizar una limpieza para quitar los últimos restos de fangos caídos durante las operaciones de eslingado y el transporte. Una vez limpio, ya este sábado los buzos han procedido a enganchar los cables de la grúa y, tras asegurarla, a soltar los flotadores transfiriendo así el total de la carga a las grúas. Para esta maniobra han sido necesarias dos grúas móviles de 350 Tm que han actuado de manera coordinada situándose junto al cantil del muelle e izando el pecio desde el agua.

Estando ya el pecio fuera del agua, las grúas han girado y lo han colocado sobre el muelle. Próximamente, se procederá a colocar la carpa sobre el pecio para que los técnicos arqueólogos puedan estudiarlo y trabajar con él.

A partir de ahora, estando ya el pecio dentro de la carpa, la madera se mantendrá húmeda mediante instalaciones adecuadas y los arqueólogos del Centro de Arqueología Subacuática procederán al desmontaje de las maderas para sacar conclusiones sobre la manera en que se construyó el barco: como se unían las piezas, el orden de construcción, los posibles medios auxiliares, etc. Después las maderas desmontadas se fotografiarán, escanearán en 3D y se etiquetarán antes de ser colocadas en pequeñas estructuras metálicas y devueltas de nuevo al fondo de la Bahía en una zona habilitada para ello.

“El estudio se va a prolongar a lo largo de unos tres meses. El objetivo es indagar en cómo se construían estos navíos a mediados del siglo XVII e intentar saber de qué pecio se trata. Es decir, si es posible llegar a identificar el nombre y la historia del barco”, ha apuntado la jefa del Centro de Arqueología Subacuática.

Técnicamente, la operación se ha dividido en las siguientes fases:

Después de 12 años en el fondo de la Bahía, la dinámica litoral había enterrado el pecio con arenas y fangos dejándolo bajo una media de entre 1 y 2 metros de material, que ha tenido que ser retirado para dejar de nuevo el pecio descubierto y disminuir, así, el riesgo de roturas del mismo, ya que, cuanto menos peso soporte, menor es el riesgo para su integridad, y mayor la facilidad de las maniobras posteriores. Los buzos han realizado esta limpieza prácticamente al tacto, colocando cabos y barras en los alrededores del pecio para poder orientarse, ya que la visibilidad en la zona, a seis metros de profundidad, ha sido prácticamente nula. Una vez limpia la superficie, se han dragado los alrededores para recuperar los extremos de las cinchas de sustentación del pecio (que se dejaron en la operación de traslado de 2012) y la zona donde, sobre bloques de hormigón fondeados para la ocasión, se deposita la estructura auxiliar mientras se conectan las cinchas.

Los bloques de hormigón se colocaron en la posición dónde iba a descansar la estructura auxiliar coincidiendo con la posición de las patas de esta. Esta operación ha sido especialmente difícil, ya que, prácticamente a ciegas, los buzos tuvieron que colocar los muertos de hormigón en un lugar que después tenía que coincidir con las patas de la estructura, tanto en posición como en cota, de tal manera que la estructura quedara en la posición precisa para colgar el pecio y se mantuviera estable sobre los bloques de hormigón para mantener la seguridad del pecio y de los buzos.

En paralelo al dragado y limpieza del pecio, los ingenieros de la Autoridad Portuaria han realizado el diseño de la maniobra, que ha consistido, en primer lugar, en afinar el cálculo del peso del pecio, dato fundamental para poder dimensionar el resto de medios. En este caso, se poseía un inventario de todas las maderas que componían el pecio en 2012. Con las dimensiones de las maderas, comprobadas de nuevo por los buzos, y estimando la densidad de la madera saturada de agua, se ha calculado el peso total del pecio, tanto sumergido como emergido, y con este dato, considerando un coeficiente de seguridad adecuado, se han dimensionado el resto de medios necesarios: Estructura auxiliar que debe soportar el peso del pecio tanto dentro como fuera del agua, flotadores que permitan el izado del pecio para su traslado sumergido y grúas que deben sacar el pecio fuera del agua y colocarlo en el muelle.

La estructura auxiliar usada en 2012 ha sido comprobada con los nuevos requerimientos de peso del pecio, dimensionando refuerzos y realizado una revisión general que ha culminado con un proceso de saneo y pintura de la misma que ayudara a los buzos en su orientación bajo el agua.

Hace 17 días, la estructura metálica auxiliar fue lanzada al agua dotada de unos flotadores, de los que quedó colgada bajo el agua, procediendo a remolcar la estructura mediante un barco auxiliar hasta la zona del pecio. Una vez en la zona y auxiliados por cabos (que pasan por los muertos y otros flotadores secundarios), se fueron vaciando los flotadores principales hasta que la estructura auxiliar quedó apoyada sobre los muertos, manteniendo cierto nivel de flotación para evitar que los muertos se clavaran en el fondo marino.

Una vez la estructura en posición, los buzos colgaron el pecio de la misma mediante las cinchas recuperadas, enganchándolas a la estructura mediante tensores y grilletes. Finalizada esta operación, se procedió a hinchar de nuevo los flotadores principales para levantar el conjunto estructura+pecio del fondo marino, adaptando la distancia de los flotadores a la estructura a las condiciones de marea y calado en cada momento y procediendo a su movimiento hasta el muelle Nº 5 ayudados por una embarcación que remolcó el conjunto. Con esta operación se procedió a chequear el peso sumergido del conjunto, contrastando los cálculos de peso realizados. El traslado se realizó el pasado viernes, dejando el conjunto de pecio + estructura a flote amarrado en el muelle Nº 5.

Una vez que el conjunto estructura+pecio se tuvo flotando junto al muelle se ha procedido a realizar una limpieza para quitar los últimos restos de fangos caídos durante las operaciones de eslingado y el transporte. Una vez limpio, ya esta mañana, los buzos han procedido a enganchar los cables de la grúa y, tras asegurarla, a soltar los flotadores transfiriendo así el total de la carga a las grúas. Para esta maniobra han sido necesarias dos grúas móviles de 350 Tm que han actuado de manera coordinada situándose junto al cantil del muelle e izando el pecio desde el agua.

Estando ya el pecio fuera del agua, las grúas han girado y lo han colocado sobre el muelle. Antes de soltarlo se han ubicado sacos terreros sobre una explanada de arena y después se han soltado las cinchas y retirado la estructura. Próximamente, se procederá a colocar la carpa sobre el pecio para que los técnicos arqueólogos puedan estudiarlo y trabajar con él.

A partir de ahora, estando ya el pecio dentro de la carpa, la madera se mantendrá húmeda mediante instalaciones adecuadas y los arqueólogos del Centro de Arqueología Subacuática procederán al desmontaje de las maderas para sacar conclusiones sobre la manera en que se construyó el barco: como se unían las piezas, el orden de construcción, los posibles medios auxiliares, etc.

Después las maderas desmontadas se fotografiarán, escanearán en 3D y se etiquetarán antes de ser colocadas en pequeñas estructuras metálicas y devueltas de nuevo al fondo de la Bahía en una zona habilitada para ello.

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