La peculiaridad de Cádiz: una ciudad con dos catedrales

Patrimonio

La Catedral de Cádiz.

Cádiz, Salamanca, Plasencia, Vitoria, Lleida y Zaragoza tienen algo en común, algo muy peculiar: todas estas ciudades cuentan con dos catedrales reconocidas como tales por la Iglesia.

No es que sean localidades muy devotas. Han sido circunstancias del paso del tiempo y de la propia evolución urbana la que les ha llevado a tener dos seos.

En el caso de Cádiz, durante siglos su catedral fue la iglesia de Santa Cruz. Su construcción a mediados del siglo XIII se inició tras el traslado a Cádiz de la sede episcopal que estaba en Medina Sidonia. Fue el rey Alfonso X el Sabio el que impulsó esta medida, tras conquista la ciudad, y propició la construcción de un templo que, se afirma, el monarca quería que le sirviese de último descanso.

El templo se levantó sobre los restos de la antigua y pequeña mezquita de Cádiz, pues la localidad tuvo una escasa relevancia durante la dominación árabe. Se supone que bajo la iglesia aún se conservan restos de la mezquita.

El asalto a Cádiz de la escuadra anglo-holandesa en 1596 destruyó buena parte de la ciudad. La Catedral sufrió un incendio, salvándose únicamente el arco de ingreso y la bóveda de crucería de la capilla bautismal. La reconstrucción se inició un año más tarde, con un proyecto de Cristóbal de Rojas, que tuvo también un papel relevante en la fortificación defensiva de la ciudad. Se abrió al culto en 1603, por lo que es uno de los edificios más antiguos de Cádiz que siguen en pie.

En el año 2000 se abrió en una reformada Casa de la Contaduría del Cabildo Catedralicio el Museo Catedralicio y los Archivos Históricos y de Música. Un museo muy bien planteado en el que se puede ver, con los restos arqueológicos localizados durante las obras, la evolución de 2.000 años de la historia de la ciudad.

La expansión económica, social y física de Cádiz llevó a plantear la necesidad de erigir una Catedral en consonancia con el nuevo papel relevante del comercio con las colonias americanas.

El proyecto se encargó al arquitecto Vicente de Acero, elegido en concurso en octubre de 1721. Tras las críticas que surgieron en torno al diseño elegido para el nuevo templo, Acero dimitió en 1739. Dieron continuidad a la obra, con importantes cambios, Gaspar Cayón, Miguel Olivares, Manuel Machuca y las finalizó Juan Daura.

Tras 116 años de trabajo y pasando por varios cambios de estilo, que incluso estuvieron a punto de modificar de forma radical la portada actual, el templo se abrió en 1837, aunque aún quedaba una torre por construir.

Los problemas de la salinidad, que afectaron a los materiales con los que se había construido parte de la Catedral, provocaron su cierre en la década de los años 60 del pasado siglo, permaneciendo sin culto durante muchos años. Santa Cruz volvió a ser entonces la Catedral de Cádiz.

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