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"La UCA está adquiriendo un nivel del que podemos estar orgullosos"

Pedro Duque visita el campus de la Universidad de Cádiz en Puerto Real

El ministro se muestra "realmente impresionado" por el trabajo realizado en los últimos años en la Universidad de Cádiz

El ministro, frente a la facultad de Ciencias del Mar.
Redacción - Vídeo: Fito Carreto

04 de junio 2019 - 17:46

"Ministro, que te llevas por delante el remolcador”. “Dale un pitido a ese”. “El remolcador tiene mala pinta, ministro”. “Vamos bien, vamos bien”. “Es que está aquí todo el mundo y es mucha presión”. “Es entre la boya roja y la verde, ministro”. “Ponlo de noche”. “¿Más difícil?”. Pedro Duque, ministro en funciones de Ciencia, Innovación y Universidades, ha acreditado que sabe conducir cohetes, pero ayer, en el simulador que la Universidad de Cádiz tiene en el sótano de su facultad de Ingeniería Náutica, una auténtica maravilla, mostró que aún le falta un largo trecho para pilotar barcos.

El barco que intentó sacar de la simulada bocana del muelle de Algeciras, llamado Profesor Vallejo en homenaje a este docente, salió con dificultades mientras el propio Duque se admiraba de esta realidad virtual que es un magnífico instrumento para el adiestramiento en la conducción marítima.

La Universidad de Cádiz presumió ayer ante su ministro de algunas de sus joyas de la corona en investigación. En una visita “que hacía tiempo que tenía ganas de hacer por todo lo que me han hablado de lo que se hace aquí”, dijo Duque, los rectores salientes y entrantes de la UCA, Eduardo González Mazo y Francisco Piniella, hicieron de cicerones en la Escuela Superior de Ingeniería y en Ciencias del Mar.

En Ingeniería Duque se mostró interesado en un nanosatélite que ganó un concurso de la Agencia Europea Espacial, gracias a que la UCA pujó por un investigador de prestigio que ha conseguido poner en marcha este sistema de nivelación de satélites. Invertir en este investigador supone elevar el conocimiento de los investigadores locales. Así es como se crea una dinámica en la que la Escuela de la Ingeniería de Cádiz empieza a jugar en las grandes ligas a nivel nacional.

Al tiempo, Prudencio Escamilla, presidente del consejo social de la UCA y director de la planta de Airbus en El Puerto, gran defensor de la transferencia entre la Universidad y la empresa, pudo enseñarle algunas de las piezas que se diseñan para Airbus con la colaboración de la Universidad.

“Salgo impresionado del trabajo que se hace en la Universidad de Cádiz”, reconoció Duque tras las demostraciones. “Esta Universidad está adquiriendo un nivel como para sentirse orgulloso”.

Y González Mazo, sin duda, lo está tras ocho años al frente de la Universidad. “Al ministro le acabamos de enseñar nuestros avances en disciplinas que le son muy cercanas. En este tiempo nuestro campus de excelencia en ingeniería, marina y náutica ha conseguido que se le conozca y se le reconozca su trabajo de investigación”.

Duque, además, se mostró impaciente por la visita programada para hoy en el Observatorio de la Armada: “Es un referente en astronomía y control del tiempo. Tanto la Universidad como el Observatorio son buena muestra de las potencialidades que tiene Cádiz y que se deben dar a conocer”.

Duque lleva tiempo haciendo un recorrido por las universidades de todo el país. Quiere hacerse fuerte en el consejo de ministros, en el que casi con seguridad seguirá si Pedro Sánchez logra la investidura porque “me gustaría que se terminara el trabajo que hemos estado realizando el último año”.

De ese trabajo destacó que uno de los últimos acuerdos que se consiguieron sacar adelante en el Parlamento antes del parón electoral tuvo que ver con las diez medidas legales para acabar con la precariedad de los investigadores, así como quitarles carga administrativa y, además, lograr que las mujeres investigadoras no encuentren con las trabas que actualmente tienen por los paréntesis que se abren cuando quieren conciliar su vida familiar con el trabajo en la Universidad.

De continuar en el puesto, Duque tiene claro que todos sus esfuerzos tienen que ir dirigidos a lograr los consensos para situar la ciencia en nuestro país en el lugar en el que se merece “porque cuanto más inversión metamos en investigación, más sacaremos”. Esta tarea pedagógica tendría que llevar a que, al final de la legislatura, el gasto público en investigación pasará del 1,7% actual al objetivo final del 2,5%. “Creo que lo podremos conseguir”, dijo optimista.

Sin querer meterse en materia política -“poco tengo que decir sobre las negociaciones, ni sé ni creo que sea bueno que esté todo el mundo opinando sobre eso”-, sí que tiene claro el rumbo que hay que tomar en esta legislatura: “Incentivar a las empresas para que apuesten por la investigación, crear más oficinas de transferencia. Es un trabajo coordinado que con medios y con responsabilidad logrará que se hagan bien las cosas porque estamos ante una oportunidad que no debemos perder para que España haga realidad la potencia que ya tiene como país investigador y no nos quedemos atrás. Y es algo en lo que creo que todos estamos de acuerdo”. Es decir, un rumbo claro, indudablemente mucho más que el que mostró en el simulador, donde, dicho sea de paso, hay que decir que al final no arrolló al remolcador.

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