Más pisos en Cádiz en menos tiempo y más baratos: la revolución de la construcción

Construir nuevas viviendas en Cádiz, tantas como se puedan ante el déficit residencial que soporta la ciudad, no solo se topa con el problema de la falta de suelo. También afecta toda la tramitación que hay que cumplir, el coste del terreno y la propia construcción de la nueva finca.

Hay más: está la falta de profesionales de la construcción, cada vez son más mayores los que aún van al tajo, con profesiones de las que huyen los jóvenes. Un problema que pone en alerta al sector pues cada vez es más complicado completar los grupos que se necesitan en cada proyecto.

A la vez, los costes de los materiales se han disparado en los últimos años, en porcentajes a veces de hasta dos dígitos. Y el enfrentamiento económico entre Europa y Estados Unidos que se anuncia, no va a ayudar nada.

Y junto a todo ello, el largo periodo de tiempo que se consume desde que se plantea una obra para nuevas viviendas hasta que éstas se entregan. Algo que perjudica a ciudades como la nuestra, donde se necesitan pisos con mucha urgencia.

El problema es que el proceso constructivo apenas ha evolucionado en décadas, más allá de máquinas más modernas. Se mantiene, así, un proceso muchas veces manual que ralentiza todo el proceso constructivo.

Hace seis o siete años, el sector empezó a atisbar los problemas que ahora comienzan a ser una cruda realidad: costes, falta de trabajadores, urgencia en los proyectos. Y comenzó a plantearse por primera vez un cambio radical en uno de los pilares de la economía española.

Así, se puso sobre la mesa la denominada como construcción industrializada. El concepto es claro, y lógico. Supone construir un edificio por partes y ensamblarlo. O, si se quiere, centrarse solo en la fabricación de las fachadas, o de los aseos o las cocinas. O plantear nuevos sistemas de terraza, según sea el interés del promotor.

Un modelo de este tipo puede llegar a recortar los tiempos de trabajo hasta en un 40%. En cuanto a los costes, se sabe que bajarán (lo que beneficiará al comprador), pero se asume que aún es pronto pues este modelo de construcción industrial está dando sus primeros pasos.

El sector empresarial gaditano ya se está movimiento en este sentido. A la espera del necesario impulso desde la administración central, hace apenas unos meses se constituyó el Hub & Lab de Construcción Avanzada e Industrializada, denominada CAI.

Este es el producto que nace tras dos años de intenso trabajo en el que en un principio participaron quince empresas gaditanas.

“Hubo un momento en el sector de la construcción ve interesante la industrialización y comienzan a abrirse las primeras fábricas, especialmente en el norte”, relata a este diario Jorge Fernández-Portillo, presidente de la Federación de Agrupaciones Empresariales de la Construcción de la provincia de Cádiz (FAEC) y uno de los principales impulsores de esta apuesta por la modernización.

Los precios de la vivienda podrán bajar con esta técnica constructiva

“Todavía es pronto para saber cuánto bajarán los costes (con este modelo de construcción). Ahora no se puede decir que sea más económico, pero sí lo será cuando toda la tecnología avance y la demanda también. Sí es más barato el ahorro que se logra en tiempo cuando se plantea desde el minuto cero”.

Hay que tener en cuenta que junto a la norma estatal, es necesario que las empresas constructoras se formen en esta manera de proyectar y ejecutar las obras. La propia Hub gaditana va en esa línea en cuanto a organización de cursos y talleres, con el apoyo también de la Universidad de Cádiz de cara a lo que Fernández-Portillo tiene claro que es “un cambio de cultura” en el sector.

A fin de acelerar al máximo la normalización de la construcción industrial en nuestro país, desde la FAEC se considera esencial mantener un “diálogo fluido entre las dos partes”, asumiendo también que “tendrán que convivir el modelo tradicional de construcción con el que apuesta por la industrialización”.

A priori este nuevo planteamiento debería de ser altamente positivo para una ciudad como Cádiz, con un grave problema habitacional, y con la necesidad de construir rápido nuevas viviendas.

Dejando a un lado suelos ya con usos residenciales, o que se pretende que lo tengan: Casitas Bajas o Tolosa Latour, entre ellos, se mantiene abierto el debate sobre cómo reorganizar el medio millón de metros cuadrados del polígono exterior de la Zona Franca, como la última gran bolsa de suelo que le queda a la ciudad para nueva vivienda. Y compatibilizando esta con equipamientos públicos, privados e industria limpia.

“Antes de ver la viabilidad de este sistema en operaciones como esta, lo fundamental es saber qué suelo estará disponible para nuevos edificios y después ver el régimen que va a tener. Y, al final, que los proyectos resulten atractivos para empresas con músculo suficiente para afrontarlas”, asume Jorge Fernández-Portillo, que destaca que para un hipotético desarrollo del polígono de la Zona Franca “aún le quedan muchas cosas previas por aclarar. Y cuando se definan las parcelas, con la construcción industrializada todo será más rápido”.

La plataforma lanzada por la patronal identifica tres patas sobre las que se tiene que vertebrar el proyecto: el cambio cultural, la transferencia de tecnología (la inteligencia artificial, la robótica, la automatización) y el acompañamiento, de manera que el hub sea “catalizador de la iniciativa empresarial”, con una consultoría personalizada. “Hacen falta emprendedores, para que transforme a través de la provincia el sector de la construcción”, se defiende.