La plaza de El Palillero

Cádiz y sus plazas

Enclavada en pleno corazón del casco histórico, esta plaza es muy transitada aunque tranquila. El Centro Integral de la Mujer, las franquicias que ganaron la batalla al comercio tradicional y los naranjos son los mayores exponentes de este enclave más que destacado de la ciudad

Miriam Fernández

14 de agosto 2011 - 12:38

ciudad, que lleva a los paseantes desde el corazón de la Tacita al resto del casco histórico, a la calle Columela, más allá, la calle Compañía y Pelota, o la plaza de las Flores. Son miles y de todas las edades las personas que pasan por allí al día a pie, en coche o en bicicleta, o los que se reúnen para charlar, o descansar. Una algazara de personas que llenan el aire de la plaza con sus voces. De hecho, su nombre proviene del Cádiz del siglo XVIII, cuando los gaditanos solían reunirse en el barullo de las calles de la Carne, de las Descalzas, de la Murga y de Novena para mantener allí un rato de palique o palillero. A pesar de ello, es una plaza tranquila y alegre. Así lo cuenta la lotera que se sienta desde hace años frente a la farmacia. “Es una plaza maravillosa, vengo aquí de martes a viernes y me encanta porque siempre está llena de vida. Hay mucho paso para ir al mercado”.

Todos están contentos con su rehabilitación y nueva imagen, su forma triangular, el pavimento de baldosas, los modernos bancos de madera, las palmeras, las farolas y la rampa para acceder a la calle Novena. Por su parte baja se extiende la calle Columela que es por donde pasan los turismos y se encuentra la parada de taxis. Es la plaza comercial por excelencia, rodeada por todo tipo de tiendas: de ropa, videojuegos, artículos de belleza, una farmacia y entidades bancarias. Años atrás comercios tradicionales y franquicias competían por la clientela, pero las segundas han ganado hoy la batalla a la especialización y la cercanía al consumidor. El último en colgar el cartel de cerrado en la plaza fue Solves, la tienda de muebles, decoración y complementos, un establecimiento que permanecía abierto desde fines de la Guerra Civil. Una franquicia ocupará su lugar. Lo único que parece haber resistido al paso de los años es el cine, el único ubicado en el casco antiguo de Cádiz; y también los naranjos, risueños y encendidos, El Palillero es una de las pocas plazas de Cádiz que los luce.

Preside el Palillero el emblemático Centro Integral de la Mujer donde se realizan cursos diversos y exposiciones de obras de ámbito internacional. Además, justo encima de los comercios se alzan altas viviendas de dos y tres plantas, con amplios balcones. Al lado del Centro Integral de la Mujer, una de ellas conserva el aspecto y la fachada señorial propia de la burguesía del siglo XVIII.

En una esquina de la plaza se encuentra el Café Teatro Vagamundos. Por allí pasan artistas flamencos, cantautores, monologuistas y comparsas que ofrecen actuaciones. El dueño, Francisco Javier, se queja de que aunque la plaza está muy animada le falta una terraza. “La he solicitado varias veces pero no me la conceden por estar frente al Centro Integral de la Mujer, pero creo que es lo que le falta a la plaza, una terracita para tomar algo en la calle. Quedaría bastante simpática”. Por su parte, Sonia, empleada de una tienda de recuerdos que lleva más de ocho años funcionando, cree que el Palillero “es un lugar ideal para este tipo de negocios porque en verano pasan por aquí muchísimos turistas”, destacando también la imagen y decoración de la plaza, “que está bastante bien, es muy pequeñita y tampoco se puede hacer mucho más”.

Para los gaditanos es, ante todo, un lugar mítico y entrañable porque acoge entre sus muros a tres grandes símbolos y pasiones de Cádiz: el Carnaval, el fervor cofrade y el movimiento de los indignados. En febrero se concentran allí los carnavaleros disfrazados y cargados de serpentinas y papelillos para disfrutar de los coros y de agrupaciones ilegales. En abril el Palillero es el escenario emblemático de la Cuaresma de Cádiz, uno de los lugares de privilegio para la contemplación. Por último, en los últimos meses se ha convertido en símbolo de la indignación del pueblo, un lugar para la solidaridad donde se reúnen las voces para expresar sus sentimientos y reclamar los valores de la democracia.

Una plaza que forma parte de la insignia, de la bandera de Cádiz. Uno de los rincones más hermosos porque sirve de encuentro, de paso, de disfrute, donde los naranjos, cuando llega la noche se despiden educados hasta mañana.

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