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Más que una plaza peatonal

el desarrollo de la ciudad Una apuesta por la peatonalización en el casco histórico de Cádiz

La profunda reforma de San Juan de Dios ha descubierto el potencial de un recinto esencial para el Cádiz dedicado al ocio, el turismo y la cultura

Un ciudadano observa la renovada plaza de San Juan de Dios esta misma semana.
José Antonio Hidalgo/ Cádiz

25 de marzo 2012 - 01:00

Lleva ahí cinco siglos y parece como si la hubiésemos descubierto hace apenas unos días. Concluida su reforma integral, la más profunda en los últimos ochenta años, miles de gaditanos llenaron la plaza de San Juan de Dios en un deseo por redescubrirla.

El kilómetro cero de la trama urbana de la capital había entrado en una profunda degradación: buena parte de su acerado levantado, todo el paseo central convertido fundamentalmente en zona de descanso para indigentes, locales cerrados, ausencia de actividades en sus 12.000 metros cuadrados, y, sobre todo, un colapso circulatorio que dificultaba el paseo con normalidad por la zona.

Por eso, cuando en la mañana del 19 de marzo pasado los gaditanos pudieron por fin acceder a un recinto que había estado semanas cerradas por obras descubrieron que tenían, desde ese mismo día, una nueva plaza. Una plaza grande, inmensa para el canon espacial de Cádiz; una plaza manejable, en buena parte peatonal, accesible para todos. Con cinco siglos a cuesta, los gaditanos han descubierto que allí donde se levanta su Ayuntamiento cuentan con una plaza que estuvo siempre, pero que ahora es nueva.

Hasta ahora, cada vez que se reordenaba un espacio urbano ya existente, las mejoras introducidas permitían, como mucho, la apertura de algún local hostelero o facilitaban la existencia de juegos infantiles. Sin embargo, el cambio radical producido en San Juan de Dios abre, o por lo menos debería abrir, unas expectativas para la propia ciudad hasta ahora inimaginables.

Queda por delante, es cierto, la culminación de las obras, con retoques en sus conexiones con las calles Sopranis, Pópulo y San Juan de Dios, así como la instalación del mobiliario urbano (no se repondrán los bancos pero sí sillas individuales) y la recuperación de la estatua de Moret, originariamente diseñada para presidir la principal plaza de la ciudad. Igualmente, la intención del Ayuntamiento es que los restaurantes que ya funcionan en el recinto cuiden al máximo su presencia exterior, dando una uniformidad a las terrazas y extremando la limpieza de las áreas por éstas ocupadas.

En todo caso, más allá de estos aspectos estéticos y de comportamiento ciudadano, la apertura de este gran espacio urbano plantea una serie de propuestas de cara a su futuro más inmediato: su puesta en uso; y al más lejano: la necesaria reforma integral del paseo de Canalejas.

l Es esencial la peatonalización total de la plaza. La ejecución de la primera fase de la reforma de la plaza obligó al corte de la circulación rodada por la calle Lázaro Dou, impidiendo con ello el acceso a la plaza. En este tiempo no se produjo ningún descalabro en el tráfico urbano, adaptándose sin problemas los ciudadanos a buscar vías alternativas para llegar a sus puntos de destino. Esta circunstancia debería llevar a plantear la peatonalización total de la plaza de San Juan de Dios.

Permitir el paso de coches que cruzan el recinto camino de la avenida de Ramón de Carranza rompe radicalmente el concepto de una plaza destinada al paseo y a reforzar la que es puerta de entrada a la ciudad para quienes llegan a la misma a bordo de los cruceros turísticos. A la vez, este paso dejado a los vehículos rompe en dos la zona donde se ubican las fuentes y dificulta el juego de los más pequeños, con el evidente riesgo de ser atropellados. Igualmente, en momentos de mayor concentración ciudadana, como ha pasado con el fin de semana del Bicentenario, los coches se han visto rodeados por los peatones.

Como es lógico, la apuesta por una plaza de San Juan de Dios peatonalizada (siguiendo el diseño de otras plazas mayores en España) debe ir acompañada por una vía preparada para el acceso de los servicios de urgencia y para el acceso, en casos excepcionales, de autoridades al edificio del Ayuntamiento. En cuando al taxi, se podría habilitar para este servicio la calle Lázaro Dou, dejando únicamente el giro de San Juan de Dios hacia la avenida del puerto como puerta de salida para estos vehículos.

A pesar de los escasos días transcurridos desde el 19 de marzo, ya resulta impensable que San Juan de Dios se vea de nuevo colapsada por los automóviles y camiones, como nadie puede imaginarse el tráfico cruzando las calles San Francisco, Columela o Ancha.

l La peatonalización total de San Juan de Dios debe ir acompañada de la elaboración de un 'plan de uso' para este inmenso recinto, a fin de evitar que caiga en el abandono en el que se ha mantenido durante décadas. A los locales de hostelería, sin duda beneficiados por estos cambios urbanísticos, el Ayuntamiento debería exigir la ejecución de obras de mejora en sus instalaciones, allí en donde fuera necesario; y mediante la correspondiente normativa, diseñar unas terrazas de acorde con el entorno en el que se encuentran. Igualmente, está en manos de la iniciativa privada ocupar lo más rápidamente posible los locales que se mantienen cerrados, a ser posible para la ubicación en ellos de establecimientos dedicados también a la hostelería o tiendas centradas en la venta de productos artesanales. Al igual que pasa con las calles calificadas como 'acústicamente saturadas', donde no se pueden abrir nuevos pubs o bares, sería interesante que el gobierno local estudiase la posibilidad de elaborar una norma que limitase la apertura de oficinas bancarias o administrativas en la plaza y en las vías cercanas. El ejemplo de la calle Nueva y zonas de San Francisco, muertas una vez cierran los numerosos bancos y oficinas que la pueblan, es el más claro para adoptar medidas sobre todo si apostamos por una ciudad volcada en el turismo y el ocio.

l Con el rediseño de San Juan de Dios se crea un espacio urbano de 12.000 metros cuadrados. Es una superficie inmensa para las posibilidades de esta ciudad y más si nos centramos en el casco histórico. Esta circunstancia hay que saber aprovecharla. Hay espacio suficiente para, sin romper el suelo dedicado a terrazas, y el espacio obligado para el paseo, instalar en determinadas fechas de año ferias dedicadas al libro, los ornamentos navideños o la gastronomía, siempre controlando el Ayuntamiento el diseño de los puestos que se ubiquen (basta ir a Sevilla o Jerez para constatar cómo en entornos clásicos se instalar estos mercadillos sin que desentonen). Todo ello daría vida, como también cabría la posibilidad de ofrecer espectáculos callejeros e incluso convertir determinados tramos de la plaza en zona de exposiciones temporales dedicadas a la fotografía, como ocurre en la avenida de la Constitución de la capital hispalense.

Los locales de la zona deberían de implicarse en la elaboración de estos programas de actividades, ya que su propio desarrollo conlleva un incremento en el uso de sus negocios y en sus ganancias.

l Concluida la reforma de San Juan de Dios y aún asumiendo la necesidad de controlar el gasto público, el Ayuntamiento no debería tardar en acometer una radical reforma del paseo de Canalejas. Al igual que el kilómetro cero de la ciudad, este paso se ha convertido en la trasera de la ciudad cuando, por su excepcional ubicación, debería funcionar como el auténtico catalizador para el posterior paseo por el casco histórico.

Una vez se consiga la peatonalización de San Juan de Dios, no tiene sentido que la avenida de Ramón de Carranza esté abierta al tráfico. La densa circulación en esta vía y su conversión en un aparcamiento en superficie ha sido esencial para dinamitar el balcón turístico que durante años fue esta avenida, con la presencia en la misma de varios de los principales restaurantes de la capital. Es cierto que en los últimos meses han abierto nuevos locales o se han reformado los existentes, pero al igual que pasa en Nueva media carretera está ocupada por oficinas bancarias.

En todo caso, peatonalizada Ramón de Carranza, el paseo de Canajelas se integraría de lleno, con todo su potencial, en San Juan de Dios, creando un espacio urbano libre de coches superior a los 20.000 metros cuadrados.

Desde esta nueva perspectiva, Canalejas se podría convertir en un nuevo contenedor cultural al aire libre completado con quioscos dedicados a la hostelería. Aún manteniendo abierta a la circulación rodada la avenida del Puerto, el paseo se transformaría en un espectacular balcón al muelle de la ciudad que, tarde o temprano, se integrará en la vida de Cádiz. Ferias y exposiciones temporales, espacio para pequeños conciertos o espectáculos infantiles, crearían un espacio único en toda la provincia y un polo de atracción turística si lo que allí se desarrolla se hace con la suficiente calidad y exigencia.

l Esta apuesta por la ciudad peatonal/cultural/turística y de ocio se completaría, en este tramo del mapa urbano, con la conexión de Canalejas y la plaza de España. Los actos celebrados en este recinto durante la jornada del 18 de marzo deberían animar a analizar el potencial ciudadano que tiene y que hoy está oculto por la masificación del tráfico que rodea al recinto y la casi inexistente presencia de comercios junto al mismo. La restauración del Monumento a las Cortes, que tanto ha llamado la atención a quienes han visitado la ciudad en estos días, no debe quedarse como una postal más de Cádiz.

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