Los políticos de Cádiz vuelven al trabajo: todos los temas que siguen pendientes en la ciudad

Tras el verano, las administraciones vuelven a tener en cartera los mismos proyectos sobre los que la ciudad viene hablando desde hace años 

La Junta y el Estado deben ya mojarse por la ciudad

Los gaditanos "toman" por fin su castillo de San Sebastián

La ciudad mantiene, como cada año, sus mismos problemas,
La ciudad mantiene, como cada año, sus mismos problemas, / Julio González

El verano se cierra en Cádiz, con la visita de miles de visitantes sin que ello haya supuesto el hundimiento de la ciudad, el caos en nuestras vidas y sí ingresos extras para el comercio y la hostelería, y para otros sectores como el del taxi (¿habrá repercutido en el empleo y en los ingresos de sus trabajadores?). 

Queda demostrado que el turismo aún tiene mucho hueco por cubrir en la ciudad, y más fuera de la temporada alta, y que la persistencia de las viviendas turísticas es un problema que va más allá de la existencia de esta fuente de economía tan importante para la capital.

Cierra un verano, además, que no se ha visto acompañado de esos eventos que por su envergadura e impacto social y visual, hayan ido acompañados de una subida de la adrenalina en el conjunto de la población. Fastos que, completados con éxito, nos hacen pensar en su nuestro futuro más inmediato, en nuestras potencialidades y en tiempos mejores; y a la vez permiten retornar al trabajo con más vitalidad y confianza en el futuro.

Ha sido, así, un verano “normal”, donde se ha vuelto a ver la fuerza de la ciudad y, también, sus carencias. Donde hemos visto cómo vamos mejorando en la oferta que sigue atrayendo a un turismo de masas, pero donde seguimos sin apostar con decisión por diseños urbanos que atraen un turismo más selecto, con mayor capacidad de gasto, con mayor interés por la ciudad que se visita.

Así terminamos el verano e iniciamos el nuevo curso. Tiempo para reflexionar, a nueve meses vistas, sobre cómo debemos plantear la ciudad de cara verano de 2025, pero, sobre todo, para concretar el trabajo que debemos emprender ya en todos los sectores de nuestra ciudad.

Tarea para la clase política de todos los colores y de todas las administraciones, y tarea para el conjunto de los ciudadanos, obligados como estamos a poner nuestra granito de arena en hacer realidad una ciudad preparada para afrontar las próximas décadas.

Esta tradición de cada inicio de curso, como el de dejar de fumar o rebajar peso en el día 1 de enero, nos deja un año más en Cádiz los mismos temas pendientes. A modo de un déjà vu, que no es otra cosa que el exponente de un fracaso a la hora de gestionar nuestro futuro más inmediato, cuando ya deberíamos de estar pensando y planificando nuestro futuro como ciudad a veinte o treinta años vistas.

De nuevo en nuestra cartera de previsiones están el hospital regional, la ciudad de la justicia, el futuro de Valcárcel, el desarrollo del polígono exterior de la Zona Franca, el plan plaza de Sevilla, el problema de la vivienda, la movilidad urbana o la remodelación portuaria.

¿Qué decir sobre todo ello? Que deberían de ser proyectos ya ejecutados o al menos en marcha. No entramos en si son los adecuados o no. Puede que esta ciudad lamente algún día dedicar buena parte de los depósitos de tabaco a una sede judicial, desaprovechando su potencial cultural, formativo y de ocio. O lamente no haber mantenido un proyecto hotelero de calidad en el viejo hospicio. Quién sabe.

Es nuestro problema como ciudad. Ir avanzando a trompicones. De pronto un edificio vacío: pues hay que buscarle un uso (ahora está el viejo IES del Rosario en esta situación). 

Un plan a décadas vista para la ciudad

Lo lógico sería extender sobre la mesa el plano de Cádiz, señalar nuestros déficit y reordenar espacios. Siempre teniendo claro un axioma: la capital no puede sobrevivir si no es en clave Bahía. Como zona industrial, para su crecimiento demográfico, para su fortalecimiento cultural, turístico, deportivo.

Afirma el Ayuntamiento, como ya contó este diario hace apenas unas semana, que se pretende sacar un proyecto que elabore este plan de ciudad en su conjunto. No será un nuevo Plan de Ordenación Urbana, cuya confección de alarga en el tiempo, aunque sí supondrá, dicen, una pormenorizada radiografía urbana. Pues si se va a hacer, no lo dilatemos en el tiempo. Porque éste se nos agota.

Y mientras tanto, seamos por una vez serios, estrictos, a la hora de marcarnos las prioridades para el nuevo curso que ahora comienza tras el final del verano. Prioridades que las administraciones sean capaces de cumplir, por aquello de no acumular más fracasos en el listado de propuestas de cada año.

Necesidades son muchas las que tiene la ciudad de Cádiz. Por su calado social, en el primer lugar está la vivienda. El Ayuntamiento lleva meses anunciando su apuesta por la vivienda social cuantificándola en más de un centenar de nuevos pisos. Pues bien, en estos meses que entran las promesas hay que dar paso a la realidad y al comienzo de todas estas obras. Por ahora, solo avanzan los tres grandes proyectos que dejó en marcha el anterior gobierno de José María González. Hace falta ya el sello de Bruno García, que incluye también recuperar la compra de fincas en el casco antiguo para construir más pisos, como se hizo en la etapa de Teófila Martínez. Otra tarea más para este curso.

En manos del Ayuntamiento está la puesta en marcha ya de la Zona de Bajas Emisiones. Debería de estar en funcionamiento antes de final del año. Aunque a muchos les pueda quedar lejano, es una operación de calado para la mejora de la movilidad y de la calidad medio ambiental de la ciudad. Es uno de esos proyectos que nos permite avanzar años, y acercarnos al modelo de ciudades avanzadas ya en uso en media Europa. Aquí, como en otras cuestiones, no vale quedarse cortos y sí ser valientes.

Este nuevo curso tiene que ser el que por fin vea desarrollarse el parque en el cementerio. Es una operación complicada, ciertamente, por su coste y por la delicadeza que hay que tener en el traslado de los miles de restos que aún descansan bajo el camposanto. Por lo menos que este año se deje vacío todo el terreno, se elabore el proyecto y se logre su adjudicación.

Lo mismo debería de pasar con el parque de la muralla, entre la estación y la Cuesta de las Calesas. Y ya puestos, en el inicio de las obras de la avenida de Astilleros. Que este proyecto esté en parte parado desde hace tres años por la lentitud administrativa del Ayuntamiento no tiene justificación alguna.

Veremos en estos meses si la apuesta programativa del PP de recuperar las fortificaciones tiene visos de cumplirse o no.

La apertura provisional del castillo de San Sebastián es un importante tanto que se ha apuntado el alcalde, Bruno García. Ahora la pelota está en el tejado del Estado.

El arreglo de las fortificaciones, como referente turístico y cultural, es esencial.
El arreglo de las fortificaciones, como referente turístico y cultural, es esencial. / Julio González

Que se moje el Estado

Se constata el interés de la subdelegada del Gobierno, Blanca Flores, por diversos temas de la ciudad. Pues bien: más allá de poner placas en las obras ya realizadas en la muralla (¿con autorización de Cultura?), tiene la misión de presionar a Moncloa a la hora de que se ponga el dinero necesario para recuperar el castillo, propiedad del Estado. Tal vez, para conseguirlo en Madrid, podría ir al despiste y decir que es una fortificación catalana, y así logrará los fondos que se les niega a la ciudad desde hace años.

En todo caso, Bruno García, y así parece que va a ser, no debe abandonar este proyecto tras el paso decisivo dado este verano.

Una vueltecita por el frente de la Puerta de Tierra no vendría mal, para constatar la urgencia de actuar sobre uno de los monumentos de relevancia de la ciudad. Sobre todo cuando hemos pasado un verano más con el Torreón y el paseo superior cerrados al públicos.

Consta, también que el alcalde y el delegado de la Zona Franca han mantenido conversaciones sobre el solar del hospital regional, tras dejar claro la Junta, como no, que ellos no iban a mover un dedo y que el terreno para este equipamiento se lo tenían que regalar.

Ya quedó descartado el plan inicial presentado por García. Con la Junta pasando, Ayuntamiento y Zona Franca necesitan cerrar en estos meses un acuerdo sobre el solar. Será entonces cuando se vea si es verdad que la administración regional va a construir el hospital. No hay facilitarles másexcusas para no hacer nada.

La verdad es que, como ocurre desde hace décadas, la Junta tiene un amplio listado de temas por hacer en Cádiz en cada comienzo de curso. Sólo cuando ha ingresados sus buenos millones de euros, como en la venta del solar de Loreto (para viviendas) o del edificio de Tiempo Libre (para un hotel), ha agilizado trámites y trabajo burocrático.

Por el contrario, cuando debe poner dinero... es otra cosa. Ahí estamos esperando al final de la reforma del Cerro del Moro, a la última fase de Matadero y la recuperación de inversiones de vivienda en el casco antiguo. En manos de la Junta está también el futuro de la Escuela de Náutica.

Pero especialmente dañino para la ciudad es el estado de olvido de la tercera fase de ampliación de remodelación del Museo Provincial. Está en manos de la Junta y el Estado desde hace más de dos décadas. Lo ponemos en este lista de cosas urgentes a ejecutar este curso con nulas esperanzas de conseguirlo. Como dudamos de la continuidad del plan de recuperación del Teatro Romano, otra joya abandonada que luciría si se hubiera descubierto en Sevilla o Málaga.

Le damos estos meses a la Autoridad Portuaria para que inicie ya la reforma del Muelle Ciudad y avance en el plan de conexión urbana de la Punta de San Felipe y la dársena de contenedores.

Tarea para todos hay. A ver quién saca buena nota de cara a septiembre de 2025, y por una vez podemos constatar que las promesas de los políticos en esta ciudad acaban cumpliéndose.

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