De poner cajas nido a acabar con los dormideros de aves en Cádiz

El Ayuntamiento continúa en la avenida principal con la poda de árboles-dormideros de aves, protegidos por la legislación andaluza

Las lavanderas blancas, declaradas aves de especial protección en los años 90, se están refugiando en ejemplares cercanos que ya tienen pronta cita con la motosierra

Ecologistas denuncian la poda de un dormidero de aves protegido por la ley, en Cádiz

Los ecologistas insisten en exigir el fin de la “política arboricida” municipal en Cádiz

Los ecologistas piden que paren una poda muy severa en ficus de la Alameda de Cádiz

Un nuevo edificio ‘aprisiona’ a dos árboles singulares y protegidos en Cádiz

Un árbol de Cádiz que sirve como dormidero de aves.

Cádiz no es una buena ciudad para los árboles. Las podas extremas sistemáticas, el aprisionamiento de ejemplares protegidos en medio de nuevas construcciones y las talas drásticas no siempre justificadas lo demuestran. En consecuencia, tampoco lo es para las aves. Por mucho que la legislación andaluza comprometa a las administraciones a la protección de los lugares donde habitan, duermen o se alimentan.

Cádiz tampoco es una buena ciudad para las aves. Ni siquiera para una especie que llegó a ser declarada ave de especial protección de la ciudad a través de un bando municipal en la segunda mitad de los años 90 del siglo pasado, gracias a las campañas de concienciación de los ecologistas de Agaden.

Lejos de rectificar, el Ayuntamiento de Cádiz prosigue esta semana con la poda de olmos de bola (Ulmus umbraculifera) y melias (Melia azedarach) en el tramo de la Avenida Ana de Viya comprendido entre el Hotel Regio y el Hospital Puerta del Mar, a la altura del Colegio Reyes Católicos, denuncian desde Agaden-Ecologistas en Acción. Unos árboles que están sirviendo de dormidero para las lavanderas blancas (Motacilla alba), una especie de ave emblemática de la ciudad que en otros tiempos pobló los grandes ejemplares de Plaza de Mina y del Paseo de Canalejas, hoy Avenida 4 de diciembre de 1977, y que se vio desplazada por los estorninos, después de décadas sirviendo de blanco, nunca mejor dicho, de tirachinas, trampas e incluso escopetas de aire comprimido. En ese contexto, el Ayuntamiento de Cádiz llegó a publicar con los conservacionistas un cuadernillo de educación ambiental dedicado a esta especie.

Dormideros protegidos por ley

De nada ha servido que desde el colectivo conservacionista alertasen de que estos árboles son uno de los pocos dormideros de esta especie que quedan ya en Cádiz capital y de que la poda extrema a la que está sometiendo a estos ejemplares la empresa concesionaria del mantenimiento de Parques y Jardines infrinja la Ley 8/2003, de 28 de octubre, de la flora y la fauna silvestres, que protege estos lugares de pernoctación de aves y obliga a las administraciones a su fomento.

Pese a que los activistas de Agaden-EA intentaron entrevistarse, sin éxito, con la concejala de Parques y Jardines y a que denunciaron el caso ante el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, la poda de olmos de bola y de melias prosigue en la zona. Y ante la destrucción de sus dormideros, las aves están refugiándose en otros cercanos, que también tienen ya cita en estos días con las tijeras de podar y la motosierra, como puede observarse en el vídeo que encabeza esta información.

"Política arboricida"

Los ecologistas han denunciado en reiteradas ocasiones esta "política arboricida" del Ayuntamiento de Cádiz, que contrasta con el plan de reposición de 209 árboles que anunció a bombo y platillo el alcalde, Bruno García, promocionándolo con fotos suyas plantando nuevos ejemplares y hasta auscultando una palmera.

Respecto a la protección de las aves, estas podas extremas también suponen un paso atrás respecto a algunas medidas tomadas por el anterior equipo de Gobierno, como la instalación de cajas nido en varios parques de la ciudad, una iniciativa que pusieron en marcha precisamente con la colaboración de Agaden-Ecologistas en Acción.

60 cajas nidos

Con Rocío Sáez al frente de la Concejalía de Medio Ambiente, se ubicaron 60 cajas nidos que se distribuyeron por el parque Celestino Mutis (25), el parque Cinco Continentes (11), la plaza Asdrúbal (4), los jardines Clara Campoamor (8), el paseo Carlos III (2) y la plaza España (10).

Estos refugios para pequeñas aves se colocaron en ejemplares de pino piñonero (Pinus pinea), gravilia (Grevillea robusta), casuarina (Casuarina equisetifolia), melia (Melia azedarach), árbol del caucho (Ficus elastica), tipuana (Tipuana tipu) y jacaranda (Jacaranda mimosifolia). En ellas han anidado especies como el herrerillo común (Cyanistes caeruleus), gorrión común (Passer domesticus) y el carbonero común (Parus major).

El objetivo de esta medida era “prestar un servicio ecosistémico de control de plagas, naturalizar la ciudad, conservar la biodiversidad y fomentar la educación y sensibilización ambiental”, según explicó entonces Rocío Sáez.

Ante esta situación, los ecologistas insisten en denunciar la destrucción de estos dormideros y están a la espera de que la edil de Parques y Jardines les atienda el próximo 26 de noviembre, fecha en la que les citó la semana pasada, cuando ya no queden lavanderas blancas en Cádiz.

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