La rápida actuación de prácticos, amarradores y remolcadores evitó un desastre en el puerto de Cádiz
El viento, con rachas de hasta 140 km/h provocó el sábado por la mañana la rotura de los amarres de tres barcos Armas Trasmediterránea que quedaron a la deriva a merced de la corriente
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Cádiz/En los casos de emergencia en los que surge algún inconveniente o problema es cuando se comprueba la eficiencia y la eficacia de las personas. Así fue también en esta ocasión.
El pasado sábado, sobre las ocho y cuarto de la mañana, como ocurre en decenas de ocasiones, tres buques de Armas Trasmediterránea, el Volcán de Tinamar, el Villa de Tazacorte y el Volcán de Timanfaya, coincidieron de manera simultánea en el puerto de Cádiz, dos de ellos en la terminal de la naviera y un tercero atracado en el Muelle Marqués de Comillas. Casi con 24 horas de antelación, tanto los prácticos como los amarradores y los remolcadores sabían que este sábado iba a ser bien distinto de los demás.
Y así fue, ya que la rápida y eficaz intervención de los servicios portuarios del Muelle de Cádiz evitó un posible desastre que podría haber desencadenado tanto daños materiales como personales.
Pero la perspicacia de los prácticos, a la vista de los últimos informes meteorológicos, pasaron la noche del viernes al sábado alerta a la espera de que el temporal amainara y las aguas volvieran a su cauce.
Pero esta vez no fue así. Coincidiendo con el paso del frente anunciado, el viento del SE reinante durante toda la noche con intensidades de 20 a 30 nudos, comenzó a aumentar su intensidad, de manera súbita, rolando al viento del sur acompañando a un fuerte chubasco de lluvia. Y, en pocos minutos, alcanzó picos registrados de 76 nudos. O lo que es lo mismo, unos 140 km/h.
El fuerte vendaval que llegaba empeorado por la intensa lluvia raseada provocó la rotura de todos sus cabos de amarre.
El Volcán de Timanfaya, el más expuesto a la acción del viento por su posición, acabó por soltarse de sus amarras.
Los expertos portuarios tanto de la naviera como del puerto de Cádiz, para evitar que el buque quedará totalmente liberado, ordenaron que el buque quedara fondeado con la ayuda de un ancla. Logró controlarse esta situación, pero a pesar del anclaje derivó hasta quedar, ni más ni menos que apoyado, sobre el Villa de Tazacorte.
Mientras tanto, otro frente quedaba abierto en el Muelle de La Libertad. Allí, el Volcán de Tinamar se separó bastante del cantil sin llegar a soltarse, sin llegar a quedar del todo a la deriva.
Fueron horas vividas con una gran intensidad por todos aquellos trabajadores portuarios que intervinieron en esta operación que finalmente se saldó con un buen susto, pero sin heridos y sin apenas daños materiales.
Así, sobre las 10:45 horas, en cuestión de dos horas y media, los tres buques, tras recibir las oportunas asistencias, volvieron a quedar atracados con seguridad, sin haberse producido daños personales alguno.
Tanto es así que, tras ser inspeccionados por técnicos de la Capitanía Marítima, que también actuaron con rapidez, volvieron a sus operativas y, tras completarlas en la misma jornada, tanto el Villa de Tazacorte como el Volcán de Tinamar retomaron sus rutas hacia Canarias.
Por otra parte, el Volcán de Timanfaya, que se encontraba finalizando trabajos tras su paso por los diques de Navantia Cádiz, permanecerá en Cádiz unos días más.
Las medidas de prevención adoptadas en la víspera, la oportuna respuesta de las tripulaciones de los buques implicados y la inmediata intervención de los remolcadores, amarradores y prácticos, en coordinación con la policía portuaria y Sasemar (que mantuvo activado al remolcador de salvamento en todo momento, el María Zambrano), propiciaron que este suceso no tuviera una mayor repercusión, a pesar de la extrema gravedad de las condiciones atmosféricas sufridas.
La importancia de la prevención y la inversión en sistemas de detección
Este incidente, que no accidente, vivido en el puerto de Cádiz el sábado pasado a causa del fuerte temporal de viento y lluvia, pone de manifiesto la gran importancia que tiene la prevención en el ámbito de la seguridad marítima. La gestión de las emergencias empieza por la inversión en sistemas de detección y sensores que permiten emitir con fiabilidad alertas tempranas y el posterior seguimiento de los acontecimientos. Luego continúa con el establecimiento de procedimientos de actuación que mejoran con la formación del personal técnico involucrado y la realización de simulacros periódicos.Todas estas obligaciones deben ser tenidas muy en cuenta por las administraciones para que este tipo de acontecimientos puedan ser afrontados con cierta solvencia y en atención a la seguridad de las personas involucradas.
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