Pregón de Toñi Martínez: La voz del fervor que 'resucita' la Semana Santa de Cádiz
En el Gran Teatro Falla
La Virgen de la Caridad iluminó la proclama de hora y media larga con la que la cofrade gaditana inspiró a sus iguales en este Domingo de Pasión
Cádiz/De todos los matices de la cálida voz de Toñi Martínez, los más reales, generosos, sólidos y verdaderos fueron primorosamente escogidos por la pregonera de la Semana Santa de Cádiz 2022 para dar vida a la loa con la que resucitaba la semana grande de los cofrades gaditanos. Toñi, henchida de fervor, habló y cantó; se emocionó y emocionó; calmó su entonación y la azuzó a lo largo y ancho de la hora y media larga en la que presidió el escenario del Gran Teatro Falla este Domingo de Pasión, a siete días del milagro.
"2 años, 11 meses y 18 días", como contaba la pregonera, han separado las advocaciones de las calles, 1.078 días "duros", "largos", para los cofrades y ciudadanos enamorados de la Semana Santa de Cádiz, pero donde siempre se mantuvo la "esperanza". Y es la "esperanza", la "Semana Santa de la esperanza" como rebautiza la pregonera a esta también llamada "Semana Santa del reencuentro", la que invoca Martínez en los versos de su pregón donde caben no sólo cada cofradía y sus titulares, sino también todos los actores que hacen grande a la celebración.
"Dicen que la Semana Santa de 2022 es la Semana Santa de la esperanza: la esperanza de que el virus no trunque más vidas, que no enfermen más personas por él, que volvamos a una normalidad, que podamos volver a nuestros trabajos, en definitiva, la esperanza de que nuestras oraciones hayan sido escuchadas"
Esperanza e ilusión renovada. Una ilusión que todos los cofrades tienen por estrenar y que da más sentido que nunca al refrán que recuerda Martínez en su proclama, ese que avisa que el Domingo de Ramos, a quien no estrena, se le caen las manos. Y es que algunos guiños simpáticos (esas peticiones por su primeros amores o la manera en la que los niños, espontáneos, se dirigen al Cristo de la Veracruz) trufaron una proclama donde tuvo un protagonismo especial esa Virgen de la Caridad tan importante en la vida cofrade y personal de la pregonera, al igual que el señor de las Penas y la cofradía de Humildad y Paciencia. Para ellos tuvo Toñi palabras y gestos honorables pero fue para la culpable de que cada año su hábito sea crema y corinto su devoción más profunda y uno de los poemas más hermosos del pregón, con el que llegaría a sus postrimerías. Aquí un fragmento:
"Son tantas y tantas cosas
por las que tanto te quiero…
Que son tantos los septiembres
recontando los luceros
de la aurora renacida
en el azul de tu cielo
que el alma se me desgrana
por tango y campanilleros
para decirte mi Niña
Caridad cuánto te quiero.
Que son tantas las plegarias
y son tantos los secretos
que te he contado en las noches
al cobijo de tu pecho
que no concibo mi vida
sin el bendito consuelo
de tus manos bendecidas
y tus ojos prisioneros
de mis ojos que en tus ojos
de por vida se prendieron.
Siempre Tú… En mis tristezas
y en mis felices momentos,
en la historia verdadera
de dos almas que se unieron
para andar por los caminos
del amor más verdadero.
Siempre presente en mi hogar,
en mi ayer y en mis anhelos,
protectora de mis niños
que, ante tus plantas, crecieron
y se quedaron dormidos
a tu lado en San Lorenzo.
Lleva tu nombre mi hija
y yo te llevo tan dentro
que, con decir Caridad,
palpita mi ser entero"
Pero antes de llegar a los sentidos versos -que Martínez declama como un junco, casi a punto de romperse pero manteniéndose firme- la pregonera reservó piropos y reconocimientos para todas las cofradías de la ciudad con una introducción donde, prácticamente, colocó en la calle a los asistentes al Falla para pasear por toda la Semana Santa de Cádiz. Un recorrido que no sólo escucharon atentos los cofrades, también el alcalde de la ciudad, José María González, la concejala de Cultura y Fiestas del Ayuntamiento de la ciudad, Lola Cazalilla, y el obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornosa, que minutos antes guiaba el Angelus que dio paso a la presentadora de la pregonera, Inma Ruiz Gené, que demostraba su condición de amiga de la protagonista del Domingo de Pasión haciendo un retrato justo, cercano y cariño de Toñi Martínez destacando su "talento artístico" y su carácter "servicial" en las diferentes facetas de su vida.
De ambos dio buenas pruebas la vocera de la Semana Santa 2022, elevando "una oración cantada a mis dos devociones para que me ayuden en el Pregón", tal y como confesó antes de cantar con su garganta hermosa, que es uno de los grandes atractivos de la agrupación Stella Maris, las piezas Sólo por Mirarte (Roberto Domínguez Domínguez) y ANuestro Padre Jesús de las Penas (Antonio Escobar Perera). A las Penas, de hecho, también se ofrecía Toñi Martínez en su vestuario, obra de la diseñadora gaditana Marisa Segura, cargado de simbología con 36 botones interiores, en homenaje a los 36 años que llega ligada Martínez a la cofradía, y en color azul en representación de la capa con la que están tocados los penitentes que acompañan al Cristo, sección donde la pregonera debutó en la que se convertiría en la cofradía de su vida.
A ellas, a las cofradías y a los cofrades, abrazó la gaditana de orígenes gallegos con sus palabras que también se convirtieron en cruz de guía del amor y de la fe. Cruz de guía y cruces de las advocaciones que se clavaron con firmeza en la primera parte de la proclama:
"La Cruz siempre como guía del cristiano, la que nos va marcando el camino. La Cruz que se asoma a la puerta de San José para abrir la nueva Semana Santa y, tras las cual, sólo podemos ver la alegría y la ilusión de tantos y tantos niños que son de la “Borriquita” y a los que hay que enseñar que en la Cruz está la victoria. Por eso, cofrades, tomemos la cruz y salgamos a las calles abriendo camino. Mostremos orgullosos la Cruz que venció a la muerte, en la que nuestro Dios se clavó para salvarnos por amor. “Toma tu cruz y sígueme” (Mateo, 16, 24) pareciera que nos grita Jesús Nazareno del Amor cuando sale a las calles de Cádiz a enseñarnos que carga con la cruz de nuestros pecados y va camino del Calvario, a clavarse en ella, para que su Amor venza el mal"
Y detrás de la Cruz, los penitentes, significados por sus túnicas, "el hábito de Cristo", que en este pregón se convierten en metáfora de legado y tradición, pero también de esa esperanza e ilusión cuando la pregonera describe sus sentimientos al ver su túnica colgada en una percha esperándola, como una promesa.
"Qué mejor tradición que ceñirse el hábito de Cristo. Qué bonita herencia la que dejamos a nuestros hijos. Por eso os pido, cofrades de Cádiz, que no dejéis de vestir vuestras túnicas. ¡Acompañad a las Imágenes de vuestro corazón con el hábito nazareno! Colgaos vuestras medallas, que nos unen en un mismo sentimiento, y salid con vuestras Hermandades. Qué hermoso es contemplar unas manos arrugadas bajo el hábito: el peso de la tradición es querer a Jesús y a su Madre. Una amalgama de colores en las calles. Y bajo el antifaz, un mismo sentimiento: el amor infinito a Cristo y a su Madre. Tras el antifaz está la mujer y el hombre cotidianos, el anciano, el joven y el niño, el rico y el pobre… Todos iguales para acompañar al Señor. Todos iguales, sin distinciones, sin privilegios. Iguales en el amor e iguales en la fe"
Personas que forman la comunidad cofrade para la que la pregonera pide "respeto" en el que sería uno de los dos momentos de espíritu más reivindicativo del pregón. El segundo, que llegaría casi al final del texto, pondría el valor el papel de la mujer en el seno de las cofradías recordando tiempos "no tan lejanos" donde no todo era tan fácil para ellas. Uno:
"Somos pecadores como pecadores hay en cualquier grupo humano, pero intentamos ser mejores y hacer el bien. Por todo ello, necesitamos respeto y atención por parte de nuestros sacerdotes. Somos hombres y mujeres de Dios. Necesitamos orientación espiritual pero también comprensión y aceptación de nuestra idiosincrasia"
Y otro:
"Soy cofrade. Mujer cofrade. Sí, mujer cofrade en aquellos tiempos en que para hacerme rabiar me decían que era “mujer cofrada”… ¡Qué mal me sonaba aquello de cofrada! Hoy llevo a gala haber sido mujer cofrade en tiempos donde eso apenas existía. ¡A cuántas mesas redondas y entrevistas fuimos Rosa Domínguez y yo a defender el lugar de la mujer en nuestras cofradías! Pero es justo reconocer que me inicié en una cofradía donde la mujer y el hombre vestían el hábito nazareno por igual, donde se negaron a que sus mujeres fueran con un lacito en la capa para que se reconociera que quien iba debajo del antifaz, era una mujer" (...) "No os podéis imaginar la de veces que tuve que escuchar aquello de “mira, mira, es una mujer, se le notan los pechos”. Como si eso fuera un impedimento para poder acompañar a mis Titulares" (...) "También recuerdo que la primera vez que voté en una cofradía fue para decidir si la mujer podía tener voz y voto en el cabildo y si podían pertenecer a la Junta de Gobierno. Hoy nos puede parecer absurdo pero esas cosas pasaban hace 40 años. Y algunas siguieron pasando hasta hace poco más de 20"
Pero no sólo miraba Toñi Martínez al pasado, también al presente y al futuro. Por eso reconoció el trabajo de los jóvenes en la Semana Santa, desde los acólitos "a cara descubierta", a los penitentes niños y ya camino de la adolescencia. Para ellos que son "un inmenso tesoro" va también esta loa que tiene sus ramalazos de actualidad con las menciones a la unión de la Virgen de la Esperanza y el Cristo de la Salud ("¡Qué dos nombres en una misma cofradía!: la Esperanza y la Salud; la Salud y la Esperanza") y a la coronación de la Virgen de las Penas, a la que dedica otro de los más logrados poemas con los que se salpica el pregón (no en vano la pregonera es también hermana de la Palma). Aquí una muestra:
"Dicen que en la Viña cuentan
todas las noches que faltan
para que vuelva su Niña
de las Penas Coronada,
como en un sueño vencido
que tantas noches soñaran
desde que estuvo la Virgen
en los patios de sus casas
y una diadema de flores
con sencillez coronaran
aquellas sienes benditas
de su vecina más guapa"
Pero no sólo es la pregonera de la Semana Santa de 2022 una dispuesta cofrade, una intérprete exquisita y una compositora de talento que ha pertenecido a diferentes agrupaciones y coros parroquiales, Toñi Martínez también fue fotógrafa cofrade y a ellos, a sus compañeros, también les deja un trocito de su pregón, dando reconocimiento público a su labor:
"Los fotógrafos pueblan los cortejos de nuestras cofradías. Con un montón de kilos en equipo fotográfico -la cámara, los objetivos, la escalera y un gran trípode- cargan con la enorme ilusión de sacar el encuadre perfecto, el momento perfecto, la cara perfecta"
El nombre de Paco Sanz, desaparecido fotógrafo cofrade, también le sirve a la pregonera para enganchar con el recuerdo de muchos de aquellos cofrades para los que la Semana Santa de 2019 fue la última como José María Ocas, Hermano Mayor de la Cofradía del Santísimo Cristo de las Aguas, el compositor Sergio Larrinaga, el capataz Francisco Molina, Francisco Carnota, y los comunicadores Jaime Velasco, Justo Mata ("se nos fue Justo Mata, recibiendo con su ausencia todo el reconocimiento a su labor que nunca obtuvo en vida") y, por supuesto, Juan Manzorro, cuyo recuerdo traspasó las palabras de Martínez ya que se filtró en la propia escena (con el cuadro de la Virgen de la Oliva que presidió el pregón del periodista de Canal Sur) y en la voz de Jesús Devesa, que fue la que inauguró el acto sobre las doce menos cuarto del mediodía.
El homenaje a la carga gaditana (que también protagonizó otro de los poemas) y a los propios paso de misterio, mencionándolos con frases de distinción para cada uno de ellos y, sobre todo, dándoles su sitio como vehículos "para que Cristo renazca en nosotros", fueron otros buenos momentos de este pregón que también se creció en la búsqueda de ese contraste entre "la música y el silencio". A procesiones significadas por una y por otro dedicaba Martínez algunos de los pasajes más interesantes de su oda:
"Qué importante es la música en la vida de la pregonera. La música llena mi vida y me sirve de consuelo en los momentos difíciles. ¿Sería igual la Semana Santa sin música? ¡Cómo va a ser lo mismo! Nos perderíamos el pellizco que surgirá cuando Nuestro Padre Jesús del Milagro en la Sagrada Cena salga a la calle y Polillas toque la Marcha Real, mientras el Señor nos grita: “Tomad y comed todos de mí porque mi Cuerpo será entregado por vosotros”; y nos recuerde que su Sangre va a ser derramada por nosotros para el perdón de nuestros pecados. La alegría desbordada de un barrio cuando Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto pasee por su barrio al compás de “Señor de San Severiano” tocada por Ecce Mater. O la emoción contenida cuando el Cristo de la Salud, salga por primera vez, acompañado por su banda por el Compás de Santo Domingo"
(...)
"Y el Silencio se hizo ante el Cristo de la Buena Muerte. ¿Qué sientes tú ante la inmensidad del crucificado de la Buena Muerte? Es imposible que algo no se remueva en el interior de una persona ante la perfecta belleza del Silencio. Ante su imponente presencia sólo se puede guardar silencio. Silencio para ver su rostro herido, silencio para conmover el corazón descreído, silencio para quererlo, sobre todo. Fíjate Cádiz si el Cristo de la Buena Muerte impone, que Cádiz ya no le llama Buena Muerte, Cádiz le llama El Silencio"
Un desfile de imágenes, un desfile de vírgenes, que son todas una, "la madre de dios y nuestra madre". A ellas, a ella, va el Ave María cantado de la pregonera, que vuelve a deleitar al respetable con su deliciosa voz llena de belleza y de fe; de verdad y de paz. La misma paz que pide para Ucrania y "para todos los rincones del mundo sacudidos y devastados por la guerra". Se lo pide a su señor, porque Martínez hace un pregón de creyente, un pregón de quien siente a dios como ella misma lo sintió un viernes santos cuando asegura que le habló el Nazareno o cuando mira y conversa con su virgen de la Caridad. Y para él, para el alcalde perpetuo de la ciudad, y para ella los versos casi de cierre de una proclama de una "cofrade vocacional" que viene a celebrar al creyente sí, pero también, "al cofrade de verdad":
"Por todo ello, la pregonera pide un enorme aplauso para los Cofrades de verdad. Los que con su labor callada y desinteresada pasan horas y horas en las Casas de Hermandad y en la Parroquia para que la Semana Santa de Cádiz sea posible, restando tiempo a sus familias y a su tiempo libre. ¡Gracias cofrades de verdad, porque sin vosotros no existiría la Semana Santa!"
Una Semana Santa que sólo queda disfrutarla
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