Premios Max en Cádiz: El futuro será con teatro o no será

Escena final de la gala de los Premios Max en el Gran Teatro Falla. / Julio González

Cádiz/Y llegaron los Max a Cádiz. Con el levante haciendo crujir los cristales y agitando las faldas, con la rima y el pareado como santo y seña, con el acento y el talento. Y llegaron los Max al Gran Teatro Falla, escena por excelencia de la creatividad popular, templo donde se reza a la imaginación como forma de vida y recurso para la supervivencia, en una XXVI edición donde se miraba al futuro de las artes escénicas. Y llegaron a Cádiz los Max del Por-venir en una distopía donde se sueña con el teatro porque ya no existe el teatro. Teatro como esperanza, como resistencia, para una humanidad asolada por guerras, desastres naturales y pandemias. Teatro, de hecho, como única posibilidad de verdadera humanidad. Como lugar donde compartir.

“Aquí había un teatro...”, repite una y otra vez, levantando el vello al auditorio, la actriz gaditana Susana Rosado. Aquí había un teatro... Y aquí hay un teatro y siempre habrá un teatro que, desde luego, no olvidarán en su vida Jesús Muñoz y Pau Pons, responsables del Mejor espectáculo teatral, La voluntad de creer; ni Vanesa Aibar y Enric Monfort, los artífices de La reina del Metal, Mejor espectáculo de danza; ni Lali Ayguadé, doblemente premiada como Mejor Intérprete de danza y Mejor Coreógrafa por Runa; ni el resto de ganadores de la presente edición de los Premios Max a las Artes Escénicas que este 17 de abril llegaron a Cádiz con una gala emocionante.

Emoción, que es lo que buscaban Ana López Segovia y José Troncoso, directores y guionistas de la ceremonia de los premios organizados por la Fundación SGAE, y emoción es lo que ofrecieron al público que abarrotó el Gran Teatro Falla con un gallinero, un paraíso, caliente que batió las palmas a la manera que el señor de la plaza Fragela les enseñó. Una gala cariñosa, cercana, emotiva que rimó con muchos de los discursos de los triunfadores de la noche.

Uno de ellos el de los jienenses afincados en Granada Animasur, la compañía ganadora del Mejor Espectáculo de Calle por Love, love, love, que no sólo recordaron que hay que reivindicar y apoyar el teatro de calle “porque es del pueblo y porque llena teatros” sino que además compartieron con el auditorio “la emoción” de recibir un premio en el Gran Teatro Falla donde “ahí fuera hace 25 años hicimos nuestro primer espectáculo en el Festival Iberoamericano de Teatro”.

Un Festival, el FIT, que también se defendió en el momento de la gala donde Iberoamérica y Cádiz volvieron a tener puentes a través de la voz de la cubana Lucrecia, que protagonizó una de las pocas actuaciones de la noche que no tuvieron a los artistas gaditanos como protagonistas.

La tía Norica y Batillo durante el discurso institucional. / Julio González

Emoción y más emoción

Emoción y más emoción, en discursos apresurados, nerviosos, a la velocidad del rayo ante la “amenaza” de una “racha de levante” que se llevaría las palabras de los agraciados que sobrepasaran el minuto. Así lo advertía el actor algecireño Víctor Clavijo y así lo cumplieron los triunfadores de la noche, o casi todos... A Marta Nieto, ganadora ex aequo con su compañera Marina Salas por La infamia, hubo que enseñarle el temido ventilador; al igual que a Pier Paolo Álvaro, premiado con el Mejor Diseño de Vestuario por Ás oito da tarde, cando morren as nais, ante la cómplice risa del público que entró en el juego propuesto desde el primer momento.

Porque la sonrisa, y la carcajada, estuvo presente. Con los títeres de La Tía Norica, con el Hombre del Palco (el actor gaditano Antonio Labajo) que vivía desde el desastre en el coliseo. Pero, rápidamente, la sonrisa se congelaba en emoción. Vuelta de tuerca en la que la tierra es especialista y que es pareja a ese indescriptible sentimiento que es la alegría al borde de las lágrimas en los rostros de los galardonados.

En esas condiciones recibían el Max los equipos de La Chana Teatro por su Blancanieves, Mejor Espectáculo infantil, juvenil o familiar, y de Mujer en Obras que con su Cucaracha con paisaje de fondo se alzaron como ganadores de dos Max, Espectáculo Revelación y Autoría Revelación por el texto de Javier Ballesteros. Premios a una “autoproducción con un elenco enorme y muy poquita exhibición” que quisieron agradecer “a las salas alternativas” y a los “teatros que abren sus puertas a las compañías jóvenes”.

Más discursos de enjundia. El de Alessio Meloni, Mejor Diseño de Espacio Escénico, además de ser responsable de la escenografía de esta misma gala donde recibía su Max. Unas palabras pronunció el escenógrafo que son de las que sirven, de las que dan esperanza. Y es que Meloni quiso exponer unos orígenes muy humildes –“no teníamos recursos, nos vimos sin casa y en la calle”– en un mundo “donde faltan referentes para las personas en situaciones menos favorables”. Así, pidió al Estado “más ayudas para formación” y rompió una lanza a favor del espíritu mismo de esta ceremonia, el de reescribir la posibilidad. Sí, es posible.

Ha sido posible también para la jienense Vanesa Aibar que no se podía creer –“de verdad que no nos lo esperábamos”– que La reina del metal se coronase como Mejor Espectáculo de Danza; y para su paisano Mario Bermúdez Gil que con El bosque se convierte en el Mejor Intérprete Masculiino de Danza firmando un hermoso discurso –“gracias universo”– con unas líneas para su mujer que despertaron el “ohhh...” inapelable del respetable.

El premio de honor para Tricicle

Tricicle recibe el Max de honor. / Julio González

Alegría, emoción, amor, pero también admiración hubo anoche sobre las tablas del Gran Teatro Falla. La de Lali Ayguadé, una de la grandes triunfadoras de la gala al conquistar también el Max por pares (Mejor Coreografía y Mejor Intérprete de Danza Femenina), para su equipo y su compañero de Runa, Lisard Tranis. Y, sobre todas las cosas, la del actor Paco Tous ante los ganadores del Max de Honor 2023 a quiénes entregó, muy conmovido, el galardón.

Así, Tous vindicaba a Tricicle como “un referente del teatro español” y agitador de carreras como la suya propia. “Allá por 1986 creamos Los Ulen y empezamos a soñar como payasos en ser como ellos, como los ganadores de este premio, pensábamos ser los Tricicle de Andalucía”, rememoraba el actor portuense que tampoco dejó pasar la oportunidad para decirle al público, y a todos los espectadores que siguieron la gala por televisión, que “no sabéis lo que roneamos los actores que hemos trabajado en el Falla”.

Y es que la ciudad anfitriona tampoco estuvo falta de cariño sobre las tablas. Porque si Tous daba la altura de lo que significa para un artista este Teatro Falla, Joan Gràcia, miembro del trío Max de Honor, daba la medida de otras virtudes de la ciudad... “A mí no me gusta el teatro, a mí me gusta comer (...) Así que gracias a esta tierra, a Cádiz, donde están tres de mis mejores restaurantes El Chato, Aponiente y El Faro. ¡Viva Cai!”, vociferaba el cómico ante la risa de Paco Mir (que hizo “la mili en Cádiz”) y Carles Sans que unos segundos antes hablaron del “orgullo” de dedicarse a hacer reír en un un mundo lleno de dramas pidiendo la creación de “un Ministerio del Humor que garantizara al ciudadano dosis de alegría y risa diaria, risa de la de verdad, si fuera así la vida sería mucho mejor”.

Risa ejemplar, valiente, conmovedora la de los niños ingresados en los hospitales en los que trabajan Payaospital. “Ellos son los que sufren, ellos son los que tienen el dolor y ellos son los que se ríen, eso es una lección que nos dan”, quiso reconocerles Sergio Claramunt, Premio Max de Carácter Social.

La risa, la alegría, que tiñó hasta el discurso institucional de Antonio Onetti y Juan José Solana, presidente de SGAE y presidente de la Fundación SGAE, respectivamente, que, desenfadados tomaron piano y palabra para rimar una proclama contestada y trufada con la mordacidad de mismísima Tía Norica y Batillo, los títeres bicentenarios de Cádiz y Maximino de Honor de este año. Eso sí, los dirigentes de SGAE tampoco se quedaron atrás pidiendo un teatro con diversidad lingüística –“que en Bollullos del Condado se pueda representar una obra escrita en euskera”–, celebrando el Estatuto del Artista, dando valor al “patrimonio coreográfico” que es la danza y colocando al teatro no sólo como espacio de arte “sino como espacio de paz”.

De paz, de comunidad, un espacio para comprendernos como sociedad y, de hecho, para hacerla “mejor” que es lo que persigue María Goiricelaya con textos como el de esa Yerma, “sin una palabra de Lorca pero de tantas mujeres estériles”, con la que ha ganado el Max a Mejor Adaptación. El teatro, un espacio para “vivir con más intensidad este pedacito de vida que nos toca”, como clamaban Jesús Muñoz y Pau Pons, Max a Mejor Autoría Teatral por Eclipse total.

El teatro. El teatro que nos recuerda estos Max. El teatro para estar y para ser. El teato del futuro. Porque sin él, no lo habrá.

Todos los ganadores de los Premios Max 2023

Los premios especiales

La icónica compañía Tricicle, conformada por Joan Gràcia, Paco Mir y Carles Sans, es reconocida con el Max de Honor 2023 por su espléndida y prolífica carrera, repleta de éxitos, hasta llegar a ocupar un lugar destacado en la historia de las artes escénicas.

La Fundación SGAE recupera este año el Maximino de Honor, que reconoce un proyecto especial de artes escénicas de ciudad que acoge los Max. En Cádiz, la distinción ha estado destinada a la bicentenaria compañía de títeres La Tía Norica.

En esta edición de los Max debuta el Premio Aplauso del Público que reconoce la calidad del espectáculo que más tiempo ha estado en cartelera por el apoyo del público. Así, en esta primera edición ha recaído en el musical El petit príncep de La Perla 29 dirigido por Àngel Llácer.

La asociación valenciana Payasospital, fundada por Sergio Claramunt, recibirá el Premio Max de Carácter Social 2023 como reconocimiento a sus 25 años de trabajo continuado en hospitales pediátricos de la Comunitat Valenciana.

6 Comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

De andar por casa

Miniatura modernista

Lo último