El presidente del Gobierno, general Juan Prim, asesinado

OMO la pólvora corrió por Madrid la estremecedora noticia del fallecimiento del presidente del Consejo de Ministros, general don Juan Prim, en la noche del pasado día treinta, a consecuencia de una infección generalizada motivada por los disparos de trabuco de que fue víctima el pasado día veintisiete, cuando salía del Congreso de los Diputados por la puerta de la calle del Turco. En un primer momento los médicos que lo asistieron creyeron que las heridas no eran graves y que sanarían con facilidad, pero una inesperada infección generalizada ha sido suficiente para terminar con la vida del general.

El mismo día que don Amadeo de Aosta, Amadeo I de España por iniciativa del general Prim, desembarcaba en Cartagena, quien había de ser su más esforzado valedor, el general Prim, perdía la vida por causa del atentado sufrido. Según nos telegrafían de Madrid, la primera visita que ha efectuado el nuevo Rey ha sido a la capilla ardiente del general fallecido.

Los periódicos de Madrid relatan que terminada la sesión de las Cortes del pasado día 27, Prim se detuvo en un corro, conversando con buen humor, e invitó a un señalado republicano a viajar a Cartagena para recibir al nuevo Rey, advirtiéndole que no perdieran el juicio los republicanos, porque iba a tener mano muy dura. La persona en cuestión le respondió: «Mi general, a cada uno le llega su San Martín», lo que hoy se interpreta como una velada amenaza.

Prim designó a Topete para jefe del Gobierno. Informan los periódicos madrileños que cuando los criminales embozados rodearon el carruaje de Prim, uno de ellos, al disparar su arma exclamó: «Prepárate que vas a morir». El cochero, dando latigazos ahuyentó a los criminales, pero ya Prim sangraba abundantemente por las heridas que le produjeron los cinco impactos de bala.

La preocupación principal del general no fue su pérdida de sangre, sino el nombramiento de Topete, que él mismo hizo, para jefe del Ministerio.