El primer 1º de mayo en Cádiz
En 1890 recorrió las calles de Cádiz la primera manifestación obrera para pedir la jornada de 8 horas. Partió de un solar en Barquillas de Lope
Las manifestaciones obreras del 1 de mayo cumplen hoy exactamente ciento veinticinco años. Un año antes, en julio de 1989, se reunieron en París representantes socialistas de toda Europa, entre ellos el español Pablo Iglesias. Acordaron celebrar manifestaciones cada 1 de mayo para exigir la jornada de ocho horas y otras mejoras en las condiciones laborales. Dicha fecha fue elegida en recuerdo de los sucesos ocurridos en Chicago el 1 de mayo de 1886 y que terminaron con la ejecución de varios obreros.
Durante los meses de marzo y abril de 1890 tuvieron lugar numerosas reuniones de trabajadores gaditanos en un local de la calle de la Rosa. Se trataba de reuniones autorizadas por el entonces gobernador civil de la provincia, Julián Mores, siguiendo instrucciones del gobierno liberal de Sagasta. A dichas reuniones asistía un delegado de la autoridad, normalmente el jefe del Cuerpo de Seguridad de Cádiz apellidado Salagaray.
Los obreros gaditanos discutieron acaloradamente en esos días sobre la conveniencia de convocar una manifestación el 1 de mayo, jueves, o bien retrasarla hasta el domingo 4, donde podría acudir mayor número de manifestantes. En esas reuniones previas tomaron la palabra dirigentes obreros como Ponce de León, Suárez, Mota, o incluso Fermín Salvochea, como recoge Diario de Cádiz.
Finalmente se optó por convocar la manifestación el 1 de mayo y celebrar una reunión en la calle de la Rosa el jueves 4 de mayo.
El 30 de abril, los obreros, José Fluris Morales, Miguel Sánchez Valle, Alfonso Jiménez, José Ponce de León, Juan Suárez y Julián Mota acudieron al despacho del gobernador civil, Julián Mores, para solicitar autorización para recorrer las calles de Cádiz en manifestación. Mores no solamente autorizó la convocatoria, sino que dio permiso para que se repartiera la siguiente hojilla:
A LOS TRABAJADORES
El día 1 de mayo es el designado por todos los esclavos del capitalismo burgués para manifestar a los partidarios del tanto por ciento que los parias del siglo diez y nueve quieren dejar de serlo; que anhelan el reinado de la Justicia y que es imposible su advenimiento mientras se crea una razón social en el que unos manden y otros obedezcan, el que los que consumen nada produzcan y en cambio los verdaderos productores se vean reducidos al sarcástico estado de presenciar cómo aquellos derrochan en orgías y festines el fruto de un excesivo y continuado trabajo, que al que lo ejercita solo le pertenece una pequeñísima parte, que en ningún caso es suficiente para atender a sus más apremiantes necesidades.
La grandiosa manifestación que se prepara en el Viejo y Nuevo Mundo, serviría para demostrar -si alguien dudase de ello- que los trabajadores de todas partes se encuentran oprimidos y explotados; la clase obrera de Cádiz no es una excepción de esa odiosa regla, por cuya razón creemos que estará dignamente representada en el 'miting' que tendrá lugar a las doce de la mañana en el sitio denominado "Barquillas de Lope".
Si contra lo que esperamos nuestras esperanzas fueran defraudadas, culpa será de los inconscientes que aún están conformes con la miserable condición de seguir siendo bestias de carga, solo os diremos, resumiendo lo expuesto, que nuestro malestar es común y común debe ser el esfuerzo que se realice para alcanzar en el más breve plazo posible la práctica de nuestros justos ideales; así pues, ya que la ocasión se nos presenta propicia, cumplamos con nuestro deber acudiendo al 'miting' y gritemos con todas las fuerzas de nuestros pulmones.
¡Viva la jornada de ocho horas!
¡Viva la Solidaridad Obrera!
Cádiz abril 30 de 1890".
Al día siguiente, a las doce de la mañana, un gran número de obreros acudieron al solar de la calle Barquillas de Lope. Agentes de la autoridad y de la Guardia Civil vigilaban por las inmediaciones.
La manifestación recorrió las siguientes calles; Rosa, Sagasta (izquierda), Hospital de Mujeres (derecha), plaza de la Libertad, Topete, Prim, Catedral, Alonso el Sabio, plaza de Isabel II (actual San Juan de Dios), Duque de la Victoria (actual Nueva), San Francisco, Manzana (actual Corneta Soto Guerrero), Aduana (actual Ramón de Carranza), Antonio López, plaza de Mina, Enrique de las Marinas, Linares (actual Buenos Aires), San Antonio, Ancha, Novena, Columela (derecha), Sacramento, San Rafael, Rosa y Barquillas de Lope, donde quedó disuelta a las cinco de la tarde.
No hubo incidente alguno, reinando completa calma. La Guardia Civil fue reforzada en nuestra ciudad con la llegada de guardias destinados en la provincia y colocada en lugares estratégicos del recorrido.
Cada dos horas, el gobernador civil, como los gobernadores de las demás provincias, tuvo que remitir a Madrid telegramas informando de la situación.
Las tropas militares, cumpliendo lo ordenado por Sagasta, también estuvieron en alerta.
A las seis de la tarde el gobernador, Mores, telegrafió al Ministerio de la Gobernación: "Acaba de disolverse la manifestación socialista sin que haya dado lugar al más mínimo incidente.
Los discursos pronunciados y las aclamaciones proferidas se han concretado al objeto del 'meeting', o sea, el deseo vehemente de las soluciones socialistas.
Las autoridades todas, la Diputación y el Ayuntamiento, han rivalizado con el mayor celo en secundar mis disposiciones, demostrando la mayor prudencia y tino.
La Guardia Civil, como siempre, ha llenado sus deberes de un modo admirable, cumpliéndose el servicio por parte de sus jefes completamente organizados.
Estoy satisfechísimo del éxito obtenido y admirado y reconocido a la cultura, prudencia y sensatez de la población de Cádiz y provincia, con cuyo mando me encuentro honrado de día en día.
En el resto de la provincia no ocurre novedad, según me informan los alcaldes.
Experimento una verdadera complacencia en informar a V.E. que las autoridades militares a mi lado desde el primer momento y de perfecto acuerdo conmigo, han cooperado a mantener la confianza pública, dentro de las más completa circunspección.
El éxito de la manifestación animó a los dirigentes obreros y en los días posteriores hubo numerosas reuniones en el Centro de la calle de la Rosa. De la reivindicación de la jornada de ocho horas se pasó a la necesidad de organizar asociaciones por gremios para exigir mejoras en el trabajo y organizar huelgas como medida de presión.
Para el domingo 4 de mayo se organizó otra gran reunión de obreros. También contó con la autorización del Gobierno de Sagasta. En esta ocasión, el gobernador civil publicó un bando, que hizo fijar en las calles, advirtiendo de las disposiciones del Código Penal y de la Ley de Reuniones Públicas.
Esta reunión fue presidida por el obrero Juan Mesa, actuando de secretario el también obrero Emilio Piñeiro. Guardia Civil y agentes de Orden Público vigilaron las calles del barrio de la Viña, pero tampoco llegó a producirse incidente alguno.
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