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Las primeras páginas de Cádiz, Capital Mundial del Libro

Un objetivo a perseguir

La coordinadora del programa ‘Cádiz, una ciudad de libro’, Yolanda Vallejo, nos dibuja el mapa de actuaciones que nos pueden acercar al título que concede anualmente la Unesco

Cádiz aspira a ser Capital Mundial del Libro por la Unesco

'Cádiz, una ciudad de libro', el próximo programa para fomentar la lectura

Ilustración alegórica. / Miguel Guillén

Cádiz/No sé si los recuerdan, en un tiempo estuvieron muy de moda, aquellos libros que podían leerse de diferentes maneras –orden cronológico, de atrás adelante, capítulos alternos...– ofreciendo, cada una de ellas, un tipo de conclusión. Bien, aquí la estrategia es parecida pero con distinta resolución. Las primeras páginas de nuestra historia pueden localizarse desde distintos puntos del relato –la vinculación histórica de Cádiz con las letras; la apuesta por un tipo de turismo cultural; trabajar en los beneficios sanitarios de la lectura; la potencia de las bibliotecas públicas y privadas de la capital; reforzar los lazos entre la administración municipal y el tejido local del libro– pero, ahí radica la diferencia, todas deben desembocar en el mismo final feliz: Cádiz, Capital Mundial del Libro por la Unesco.

Ese es el objetivo que, como el alcalde de Cádiz anunció la pasada semana, persigue a medio-largo plazo la ciudad. Una meta ambiciosa, complicada pero que, en cierta manera, se agarra al espíritu de la Ítaca de Kaváfis –“cuando emprendas tu viaje a Itaca, pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias...”– para hacer riquezas de la propia senda. Y a Ítaca llegaremos, o no, pero, al menos, ya se comienza a dibujar un mapa del que nos habla la técnico municipal y coordinadora de Cádiz, una ciudad de libro, Yolanda Vallejo, cruzando pasado, presente y futuro de esta fructífera relación.

Porque nuestra historia puede comenzar –credenciales que se pueden aportar para la consecución del título de la Unesco– hablando de que Cádiz, a instancias de Adolfo de Castro, fue “la primera ciudad a nivel mundial” en conmemorar la muerte de Cervantes el 23 de abril (“se ponía un túmulo, se leía El Quijote...”); o que aquí desde aquí se hacía un periódico, La crónica de los cervantistas, “que llega a tener corresponsalías en Nueva York, en Londres...”; incluso que Cádiz, sin llegar a ser parada obligada del gran tour europeo de los niños bien de la burguesía del XIX, “sí logró ponerse de moda”, explicando así la presencia en la ciudad de escritores como Lord Byron o Edmundo de Amicis, entre otros, tomando Cádiz un papel “muy importante” en la literatura romántica.

Súmele Galdós, súmele, Palacio Valdés, súmele al propio Cervantes con La ilustre fregona, súmele,más recientemente, a Pérez-Reverte... “Cádiz se puede recorrer desde toda la historia de la literatura”, nos recuerda Vallejo que ya ha puesto en marcha, “en pequeñas dosis pero con mucho éxito”, diferentes rutas literarias, hasta ahora, ligada a eventos como el Congreso de la Lengua, la Gran Regata (con su Isla de los Libros) o los propios fastos navideños de este año, donde tampoco faltaron estos caminos literarios, además de una cabalgata temática y un videomapping sobre la fachada del Ayuntamiento fundamentado en una historia de fomento de la lectura.

La potenciación de estas rutas, y de otras que ya tienen su tradición en la ciudad como la Ruta Quiñones, que organiza la Asociación de Amigos de Quiñones, es una de las ideas para ir alimentando el músculo de una candidatura que, cuando se decida presentar, “deberá ir acompañada de un programa muy potente de actividades para el año en el que Cádiz aspire a ser Capital del Libro”. Pero, para conseguirlo, “hay que crear ambiente, tejer redes y, sobre todo, creérnoslo”.

Así, otra de las ideas en las que se está trabajando, de hecho, es en recopilar todas esas apariciones de Cádiz en las obras de la literatura universal, pero también en invitar a los autores que actualmente hablan de Cádiz en sus libros a un programa –Cádiz, a través de los libros– de conferencias y mesas redondas.

Efectivamente, estas acciones, que se llevarán a cabo como preparatoria a una futura candidatura a Capital Mundial del Libro por la Unesco, se enmarcan en el proyecto municipal Cádiz, una ciudad de libro 2024-2027, que será la hoja de ruta para convertir la relación entre Cádiz y la literatura en un proyecto de ciudad. Oiga, que si en un pasado glorioso, en la calle Nueva se llegaron a hablar la mayoría de las grandes lenguas del mundo, pues habrá que poner en valor, ¿no?

Pasado glorioso que se conserva en las bibliotecas, en la red de bibliotecas públicas de la ciudad –las cuatro municipales y la provincial– pero también “en las maravillosas bibliotecas privadas” con las que cuenta Cádiz, recuerda Vallejo, como la del Casino Gaditano, “que no sólo tiene joyas como las actas del proceso constituyente de las Cortes de Cádiz, “sino también una interesante colección de obras costumbristas en alemán, inglés, italiano, que era lo que leía la burguesía de la época”; la biblioteca de Federico Joly, la biblioteca de Temas Gaditanos; la biblioteca de la Fundación Ory; la de la Real Academia Hispanoamericana; la biblioteca del Ateneo; y las bibliotecas universitarias, con unos fondos históricos “muy desconocidos”, destacando los del Real Colegio de Cirugía.

De esta forma, el nuevo programa para los próximos tres años de Cádiz, una ciudad de libro, y con la Capitalidad del Libro en el horizonte, contempla reforzar los vínculos con todas estas entidades, al igual que, así se detalla en el programa, tener en cuenta la apertura de “la nueva apertura de la biblioteca municipal en los Depósitos de Tabacos”.

El alcalde de Cádiz, Bruno García, durante la lectura continuada del Día del Libro 2024. / Lourdes de Vicente

Y de la labor de las bibliotecas públicas –de las ya reales y en activo– sabe un rato Yolanda Vallejo que ha trabajado “en estos últimos siete años” para hacer de los centros municipales “comunidad” y “acabar con el tiempo de silencio” en sus sedes. Por ejemplo, cinco clubes de lectura, uno de ellos infantil, funcionan, “y muy bien”, ahora mismo en la red de bibliotecas municipales, a los que se suman los clubes de lectura de la Biblioteca Provincial que cuenta con el Club de Lectura de los Lunes, Club de Lectura de los Miércoles, Club de Lectura de los Jueves, Club de Cómic, English Book Club, Club de Lectura de Textos Teatrales y Club de Lectura Guardianes del Futuro.

Las presentaciones de libros también son constantes en la biblioteca de la plaza de las Tortugas –por donde pasa el tour de autores del Centro Andaluz de las Letras– y, aunque más a cuentagotas, funcionan también en la red de bibliotecas municipales. Con todo, el objetivo que se marca la coordinadora de Cádiz ciudad de libro es “atender también al público adolescente pues, como sabemos, el índice de lectura de los niños es muy alto hasta que llega a la edad crítica de los 10-11 años”, recuerda.

Así, la presencia en redes sociales de la red municipal es se ha potenciado mucho en los últimos años y en lugares como twitter (actual X) la red gaditana está entre los 25 centros a nivel estatal con más influencia. Sin embargo, se tiene “la tarea por delante” de entrar en las redes en la que ahora están más los jóvenes.

El Lector del Mes –al que se le regala dos entradas para algún espectáculo de Teatros de Cádiz–; la ludoteca de la biblioteca Adolfo Suárez; la iniciativa los centros de interés –donde se sacan a la vista los libros bien eligiendo un tema concreto (basados en hechos reales o libros que han inspirado series de moda), o bien “por algún disparate” (como sacar todos los libros de portadas en rojo o que tengan como motivo una escalera)–; y el trabajo continuado con centros escolares cercanos, “como ocurre en la biblioteca de Santa María con el colegio Campo del Sur” son algunas de las líneas de trabajo de las bibliotecas municipales gaditanas en el presente.

¿A futuro? Pues en el nuevo plan de 2024 a 2027 se plantea la recuperación “de dos programas que perdimos durante la pandemia” como son “el de llevar los libros a las personas que no pueden salir de su casa” y el de Segunda Oportunidad, “donde colocábamos libros que recibimos de donaciones en los teatros municipales, en las instalaciones deportivas y otras instalaciones que no son puntos de lectura municipales convencionales”, rememora.

Junto a estas propuestas, que revierten en las bondades de la lectura en el ámbito socio-sanitario (otro punto a favor para la Capitalidad Mundial del Libro), también se suma la colaboración con el plan municipal de Salud, la atención a los Centros de Día para recuperar la memoria de la ciudad a través de la lectura, la creación de un club de lectura adaptado a personas con necesidades especiales y continuar con la interacción deporte-lectura que actualmente se lleva a cabo, por ejemplo, con el convenio con el Cádiz C.F.

El fortalecimiento de las relaciones con otras instituciones públicas como la Universidad –con una potente programación cultural en torno al libro con sus veteranas Presencias Literarias–, Diputación, Junta de Andalucía e, incluso, Ministerio de Cultura del Gobierno de España (pues será el Estado español quien tenga que avalar la candidatura gaditana a Capitalidad Mundial del Libro) también se persiguen en este plan donde, en ese sentido, opina Vallejo, “hay ya mucho trabajo hecho tras la experiencia del Congreso de la Lengua”. “A veces nos preguntamos que qué queda del Congreso Internacional de la Lengua en Cádiz, ¿no? Pues, oye, a lo mejor una de las cosas que queda es haber tejido estas redes sólidas, también con el Instituto Cervantes, con las Reales Academias de la Lengua, y la confianza de que Cádiz es capaz de acoger grandes eventos y de preparar candidaturas bien armadas”, reflexiona.

Por supuesto, potenciar la Feria del Libro –que todavía nada se sabe de su próxima edición, ni siquiera si Alejandro Luque, su director en los dos últimos años, seguirá dirigiendo el proyecto– y la presencia de actividades literarias en los festivales señeros y en los grandes eventos que acoja la ciudad son otras de las apuestas además de poner en marcha la celebración de una Noche de los Libros, perseguir servicios de Biblioplaya en la temporada estival y reactivar el servicio de publicación de la Fundación Municipal de Cultura con la recuperación de los sellos Biblioteca de las Cortes y Colección Calembé.

Con todo, la Capitalidad Mundial del Libro ni será un objetivo a conseguir, ni a trabajar seriamente, sin la implicación del tejido local (“nos lo tenemos que creer todos”, insiste Vallejo). Así, en Cádiz, una ciudad de libro, al menos sobre papel, está contemplado el apoyo a librerías locales (con dolorosas pérdidas en los últimos años), a las pequeñas editoriales, la estrecha colaboración con todas las asociaciones culturales de la ciudad y con los escritores locales “ayudando a difundir sus publicaciones”.

Ya lo advertimos, la historia que narrará el camino de Cádiz hacia la Capitalidad Mundial del Libro puede comenzar desde muchos lugares; lo importante es comenzar, de una vez, a escribirla.

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