Un profesor de la UCA hace pública una carta contra el desinterés y las faltas "generalizadas" en clase

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El catedrático de Botánica de la Universidad de Cádiz, Fernando Ojeda, señala que esta es una situación común en todo el ámbito universitario

En el texto dirigido a sus alumnos hay lugar para la autocrítica hacia el profesorado, admitiendo que en ocasiones los docentes se acomodan en una enseñanza "lineal", más "fácil de impartir y evaluar"

Alumnos en la Facultad de Medicina de Cádiz, durante la última convocatoria de Selectividad.
Alumnos en la Facultad de Medicina de Cádiz, durante la última convocatoria de Selectividad. / Germán Mesa
Redacción

21 de febrero 2023 - 06:00

Fernando Ojeda, catedrático de Botánica de la Universidad de Cádiz, ha dirigido a sus alumnos una desencantada carta en la misma línea que la que el profesor Daniel Arias Aranda, catedrático de Organización de Empresas de la Universidad de Granada,Universidad de Granada publicó hace unos meses en sus redes. Aunque comparte su frustación con el docente granadino -que lamentaba "estar engañando", como tantos profesores de universidad, a sus alumnos -, para Ojeda la sensación más bien es de que se está dejando a los alumnos que se engañen ellos mismos, "en ocasiones, deliberadamente".

En su texto, el profesor de la UCA lamenta, en primer lugar, los muchos años que lleva sufriendo una "falta generalizada de asistencia" de alumnos a las clases. Afirma sentirse "frustrado" ya que, en la mayoría de los casos, el absentismo es continuo desde la primera semana. "En los menos casos -indica- se trata de ausencias esporádicas frecuentemente asociadas a estudiar exámenes parciales de otras asignaturas, exámanes que no están programados en el calendario docente oficial". Una situación que, afirma, resulta preocupante al ser consciente de que no estamos hablando de una caso individual, de una asignatura, un profesor, o un centro, sino que es un mal endémico en la universidad española.

El profesor gaditano deja espacio a la autocrítica, admitiendo que en ocasiones se imparte una "docencia lineal, enciclopédica y aburrida, que es más fácil de impartir y, sobre todo, de evaluar". En cambio, reconoce, al profesorado le cuesta "transmitir interés y afán por desarrollar un pensamiento crítico en la materia" que enseña. "Nos escudamos muchas veces en que os tenemos que presentar (¿dictar?) definiciones y conceptos que vosotros, estudiantes, debéis conocer. Y no hay tiempo para más. Sin embargo, no debería ser así: todos esos conceptos y definiciones están en manuales y tratados, además de en documentos científicos o técnicos, la mayoría de ellos disponibles en las bibliotecas de la Universidad o en internet".

Ojeda apunta lo que en realidad debería ser auténtico propósito de la universidad, junto a la especialización académica, que se da por hecha: enseñar a "consultar y comprender los contenidos de esas fuentes para plantearos después cuestiones o ensayos que reten vuestra curiosidad intelectual y fomenten vuestro afán de aprender. Debemos conseguir que estudiéis casi sin daros cuenta de que estáis estudiando. En lugar de ello, os obligamos a memorizar definiciones inertes y conceptos que ya encontráis en la Wikipedia, en las entradas de El Rincón del Vago o en los apuntes de Wuolah".

Si no es así, admite, "¿para qué ir a clase entonces? Si memorizando esos apuntes sacáis una buena nota, es probable que el profesor en cuestión no os esté retando lo suficiente y, por tanto, no estéis aprendiendo. Eso no os importará si vuestro único interés es aprobar. En cambio, si queréis aprender, no podréis aprender porque tenéis que estudiar. Esta aparente paradoja ilustra una realidad existente (¿frecuente?) en la Universidad española de la que nosotros, profesores, somos responsables".

El escenario, sin embargo, es árido. Cuando se le pregunta al alumnado qué hace falta para aprobar, este responde que -obvio- "estudiar". Al fin y al cabo, esa se supone es la dinámica. Pero "asistir a las clases, a las prácticas y a otras actividades académicas, como seminarios o conferencias", deberían ser vistas como "formas válidas de estudiar y, sobre todo, de aprender".

"En la mayoría de los casos, el absentismo es generalizado desde la primera semana"

"La materia que imparto en la Universidad de Cádiz, Biogeografía y Biodiversidad, es una asignatura de cuarto curso de la orientación Conservación del grado en Ciencias Ambientales -indica-. En principio, cabe esperar que los estudiantes matriculados tengan interés por el conocimiento del medio natural y la conservación de su biodiversidad. Y qué decir de la oportunidad de estudiar Biogeografía en la región del estrecho de Gibraltar, uno de los enclaves de mayor interés biogeográfico del planeta. Pues bien, en los últimos 10 años la asignatura ha tenido una media de 22 estudiantes por curso de los que solo entre cuatro y ocho asistían a clase con cierta regularidad. En sus créditos prácticos, la asignatura ofrece tres excursiones (gratuitas) de un día completo para visitar parques naturales de la provincia de Cádiz, a las que no más del 50% de los alumnos asiste cada curso. Es cierto que, cuando presento la asignatura cada año, informo a los estudiantes de que las clases teóricas no son obligatorias, las prácticas no son obligatorias y las excursiones no son obligatorias. Ni siquiera estudiar es obligatorio. Pero, seguidamente, les digo que todo ello es conveniente si quieren aprender y, por ende, aprobar con solvencia".

"¿Tenemos que obligar a los estudiantes de Universidad, mayores de edad, a asistir a clase o a prácticas?", reflexiona. "Sabed que, hasta la movilización estudiantil de 2011, los estudiantes chilenos tenían que pedir un préstamo gravoso para poder ir a la Universidad. Lucharon en la calle por su derecho a estudiar sin tener que endeudarse. Y qué decir de las mujeres en Afganistán, que se juegan la vida solo por reclamar el derecho a estudiar en la Universidad. Vosotros, en cambio, que tenéis todas las facilidades económicas y todos los derechos para recibir una docencia teórica y práctica de calidad, no parecéis interesados en ejercerlos. No le dedicáis a vuestras carreras tiempo ni esfuerzo suficiente. Pensadlo".

"Solo un detalle -concluye el profesor-: me gustaría preguntaros cuánto tiempo destináis diaria o semanalmente a ver series de ficción en plataformas digitales. Si la respuesta es 'más del que debería', no tengo más preguntas".

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