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Los promotores del Mercado Gastronómico de la estación de Cádiz quieren abandonar el proyecto

El complejo lleva casi diez años esperando poder iniciar las obras, tras toparse con numerosos problemas administrativos

Podría entrar un nuevo promotor, aunque con cambios sustanciales en la operación

El mercado gastronómico de Cádiz, el más grande de España

El cartel anunciando el Mercado Gastronómico. / Julio González

En apenas unas semanas se cumplirán diez años desde que Adif logró adjudicar el proyecto de transformación de la vieja terminal férrea de Cádiz para su conversión en un complejo gastronómico. Un proyecto que se le había enquistado a la empresa pública tras quedar vacantes varias subastas anteriores.

La idea de los promotores de este mercado era abrir las instalaciones, con un impactante diseño del gaditano Álvaro Linares, en 2016, con un movimiento previsto de dos millones de visitantes al año.

Diez años después, la terminal de 1905 sigue vacía, y ya con síntomas de deterioro en su estructura exterior. Dentro no hay nada.

Diez años de una auténtica odisea administrativas y de piedras por el camino, como la falta de suministro eléctrico para el edificio (problema también sufrido por el futuro hotel de Barceló), que ha dejado sin desarrollar a uno de los equipamientos más relevantes del Plan Plaza de Sevilla.

Diez años que pueden que no cumplan los once. Los promotores de esta operación ya han dado señales más que rotunda de su intención de abandonar el proyecto. Son cinco, de los que cuatro se han desatendido casi en su totalidad del plan. Queda ver lo que aguantará el quinto antes de dar por finiquitado el Mercado Gastronómico sin que este haya podido ver la luz.

Llegar al edificio, tras la adjudicación del mismo por parte de Adif a finales de 2014, y descubrir que al mismo no llegaba ni la energía eléctrica ni la red de abastecimiento de agua, fue la primera sorpresa de estos empresarios. 

El problema del agua se solventó hace apenas unos años, pero sigue sin estar conectada la terminal (ni al resto de los edificios de la zona) a la red eléctrica. Es cierto que desde el Ayuntamiento se ha comunicado recientemente a los promotores que esta cuestión “está resuelta”, y que se podrá solicitar la potencia que se necesita. Pero todo es un compromiso verbal, sin ningún documento por delante.

Las administraciones, como si nada pasara

Junto a ello, se resalta el nulo interés que todas las administraciones implicadas en esta operación, tanto Adif como propietaria del edificio como el Ayuntamiento, como responsable del planeamiento urbanístico, han mostrado en esta década por un proyecto que no acababa de ponerse en marcha..

Todo ello ha llevado a estos empresarios a plantear su marcha del proyecto. Sólo uno de los promotores considera que a pesar de esta década de espera, el plan sigue siendo muy viable, por lo que podría traspasar el proyecto a un nuevo inversor.

Este hipotético recambio, en todo caso, maneja cambios en el diseño original que llevaría a suprimir los vagones que se iban a instalar en la nave central, como puntos de venta y como elemento esencial del proyecto.

La continuidad o no de esta operación tras diez años de espera, depende así de dos cuestiones.

Por una parte, que tanto Adif como el Ayuntamiento muevan ficha e intenten aclarar el futuro de esta operación.

Para el Ayuntamiento, porque se pretende activar ya la construcción del parque de la Muralla, con aparcamiento subterráneo bajo el mismo, todo a pie del mercado gastronómico.

Las dudas del Ayuntamiento

Algunas fuentes indican que desde el actual gobierno local se ha trasladado a algunos de los promotores sus dudas sobre la necesidad de tener este mercado gastronómico en la entrada del casco antiguo de la ciudad. Dudas que se centran en la supuesta competencia con el sector hostelero ya instalado en intramuros.

El anterior gobierno municipal también era reticente respecto al mercado, aunque nunca lo trasladó públicamente. Simplemente dejó pasar el tiempo.

En cuanto a Adif, el abandono de este proyecto por los actuales concesionarios le acarrearía un problema, tras años y años intentado liberarse de la vieja terminal.

La empresa pública tiene además otras dos cuestiones pendientes: terminar las obras del aparcamiento en superficie, junto a la avenida de Astilleros, que llevan paradas desde hace meses y que deben continuar por la futura vía de acceso a la nueva terminal. Y poner en uso el edificio del vestíbulo, que lleva construido casi dos décadas pero sin uso alguno.

La concesión firmada hace una década era por quince años (a contar desde que se iniciasen las obras de adaptación del edificio), con un canon anual de 120.000 euros. El tiempo de concesión se amplió a 22,6 años tras los problemas ocasionados por la falta de red eléctrica.

Cuando se inició el proceso y nadie pensaba que la apertura del Mercado Gastronómico se iba a dilatar en el tiempo, se comenzó el plan de comercialización.

Los promotores llegaron a tener reservado cerca del 40% de toda la superficie de venta, incluyendo un supermercado. Incluso hoy hay firmas interesada por ubicarse en este complejo inexistentes.

El mercado gastronómico iba a convertirse en uno de los más grandes del país, con 5.500 metros cuadrados de superficie, entre la nave central, las laterales y las dos torres del frente del edificio.

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