5- Patrimonio Histórico
6 propuestas para Cádiz
Es el gran tesoro de la ciudad, que sigue sin ser aprovechado
Todos los caminos dan al patrimonio histórico de nuestra ciudad. Nuevos nichos de empresas, atracción para el turismo de calle y el turismo cultural, empleo especializado, imagen exterior...
Y sin embargo, Cádiz no acaba de creerse la relevancia que debería de tener ya nuestra historia como una de esas patas de crecimiento económico que perdurán, más allá de pandemias y crisis financieras.
Lanzamos así una propuesta que debería de estar ya en el adn de nuestros gestores político y que, sin embargo, por incultura o por incompetencia, ha sido dejado a un lado por muchos de ellos durante años.
La recuperación del frente de la Puerta de Tierra como gran contenedor cultural dedicado a relatar su historia, con un paseo superior bien acondicionado, con un centro de interpretación adecuado y, aprovechando la cercanía de los baluartes de San Roque y Santa Elena, con tiendas y tabernas que ayuden a dar vida y economía a este entorno. Todo alejado al diseño actual, con usos y dispares de sus bóvedas (incluida la cesión para colectivos privados) junto al progresivo deterioro que están sufriendo las murallas.
Los fosos están desaprovechados. El antiguo Pelícano casi monopolizado como parque canino (algo que sorprendería en cualquier ciudad cuando hablamos de un monumento nacional); en cuanto al foto utilizado como pistas deportivas del IES Columela tiene difícil solución, salvo que nos planteemos una reubicación de este centro, siempre necesitado de espacio.
El castillo de Santa Catalina necesita una programación cultural y de ocio más activa, especialmente en verano; igualmente pasa con el baluarte de la Candelaria (cerrada por obras de acondicionamiento). En ambos deberían de plantearse tiendas de recuerdo al modo que ya existen en las ciudades históricas,
En cuanto al castillo de San Sebastián, es el gran tesoro despreciado de la ciudad. Es asumible que el Ayuntamiento no tiene capacidad financiera para su recuperación y que ésta debería de afrontarla ya el Estado. Y también la Junta, que tiene una importante deuda con Cádiz tras su fiasco inversor en los fastos del Bicentenario de la Constitución.
Habrá reflexionar bien sobre lo que se debe ejecutar en el castillo a fin de evitar que quede en manos de instituciones que le den un uso muy limitado.
Hay que apostar de una vez por todas por el Teatro Romano. Es inconcebible que la Junta dé limosnas para uno de los restos arqueológicos más importantes de la época romana en toda España. Hay que asumir que la operación debe ser ambiciosa, ocupando la Posada del Mesón y los edificios que están sobre los restos del coliseo, como ya se planteó en el último proyecto. Su uso cultural y turístico es una auténtica mina desaprovechada, así como el impulso de un sector comercial y hostelero directamente relacionado con este equipamiento.
La Iglesia debe implicarse al máximo en la recuperación de su patrimonio y en la exposición del mismo. La Catedral es el mejor ejemplo (incluso para las instituciones públicas) de una buena organización. No valen los templos cerrados, sin apenas información sobre lo que ofrece en su interior. Y sin las pequeñas tiendas que sí existen en otras ciudades y que les aportan fondos para su comunidad.
Hay que actuar ya en el mantenimiento del arco de los Blanco y abrir al público los restos de la muralla, incluido el único torreón que sigue en pie, localizados en el interior del antiguo Hospital de San Juan de Dios.
La Junta debe abrir y potenciar los centros arqueológicos que gestiona, a la vez que el Ayuntamiento debe plantearse una mejor organización del Yacimiento Gadir, ya que por el momento no se puede cambiar de ubicación el teatro que se construyó sobre el mismo.
Parques con restos arqueológicos al aire libre, como en Varela, no se saben aprovechar. No hay información sobre ellos en las oficinas de turismo de la ciudad (donde sería obligatorio contar con ya con guías específicas de las rutas históricas), a la vez que, como el foso de Puerta de Tierra, parece destinado para el uso exclusivo de los perros (que campan libremente por este jardín).
Hay que poner en valor nuestra historia comercial, nuestra relación con América. Descubrir la Constitución de 1812, como en su día plantearon historiadores como Alberto Ramos. Las ideas e incluso los proyectos ya existen para recuperar de la forma adecuada el Oratorio, el Centro de Interpretación y el fallido centro de estudios constitucionales.
Más allá del enriquecimiento cultural para los gaditanos, el patrimonio es un imán para un turismo que, antes de la pandemia, iba en aumento con una capacidad de gasto muy superior al turismo de cruceros y de playa al buscar espacios de alto valor histórico y cultural. Y de eso en Cádiz tenemos de sobra.
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