"Las prostitutas organizadas no hemos tenido nunca el apoyo del movimiento feminista"
Universidad
La Facultad de Filosofía acoge una mesa redonda sobre trabajo sexual
La intervención de una prostituta sevillana arranca los aplausos de la sala
La mesa redonda ‘Universidad sin censura. Debatir en libertad sobre trabajo sexual’ venía rodeada de polémica. La Universidad de A Coruña canceló el pasado mes de septiembre la celebración de esta jornada tras las protestas generadas y las críticas recibidas, pero el rector de la UCA, Francisco Piniella, defendió la importancia de acogerla.
El máximo mandatario de la institución académica recordó el punto nueve del decálogo de su programa para las elecciones al Rectorado, que incluía “promover una Universidad socialmente responsable, igualitaria, feminista, diversa e inclusiva, comprometida con el medio ambiente y la cooperación internacional”; por lo que afirmó que “no entendemos una universidad pública que no sea feminista. Por eso estamos aquí”.
En la Facultad de Filosofía y Letras se apreciaba más expectación que rechazo en el público asistente. Salvo un par de rifirrafes expresados en voz alta entre dos jóvenes estudiantes y el moderador y una de las invitadas, el acto discurrió sin más problemas.
En él intervinieron el catedrático emérito de Derecho Penal de la Universidad de Cádiz, Juan María Terradillos; la coordinadora del Máster en Estudios de Género, Identidades y Ciudadanía de la UCA, Asunción Aragón; la vicepresidenta de la asociación Páginas Violetas, Teresa Agudo; Isabel Canto, del colectivo feminista Macondo; María Antonia Caro, por parte de Acciónenred-Andalucía; y la cofundadora del colectivo Prostituta Sevilla, Mª José Barrera.
Fue esta última invitada, la última también en tomar la palabra, quien centró toda la atención de la mesa redonda. El resto de intervinientes daban vueltas sobre el concepto de prostitución; su evolución en distintos momentos de la historia; las alternativas que existen para abordarlo; el feminismo o la igualdad; pero fue la voz, alta y clara, de María José quien arrancó los mayores aplausos en la sala.
Ella, prostituta, hablaba descarnada y sincera sobre este colectivo. “En ningún país del mundo se ha conseguido acabar con la prostitución”, reconoció, entonces “el debate está en si en ejercerla de manera clandestina o legal”. María José denunció que en España “la prostitución está regularizada para la patronal, pero las putas no tenemos derecho a nada”. Reclamó que se les trate igual que a los dueños de los pubs de alterne o de las salas de fiestas que acogen chicas de compañía y gritó que “duele que las putas organizadas seamos consideradas el cáncer del feminismo. No tenemos el apoyo del movimiento feminista. Queremos que vuestras hijas no se vean en una situación así sin armas para defenderse”.
María José subrayó que “las mujeres que se meten ahora en este mundo están saliendo de las colas del Instituto de la Mujer, de las colas de los Asuntos Sociales, de la cola de la pobreza”.
Sus críticas también iban dirigidas a los partidos políticos, a las administraciones, a las entidades sin ánimo de lucro que les ayudan e incluso a las fuerzas y cuerpos de seguridad. “La policía nos dice que no podemos denunciar una violación porque son gajes del oficio. Las asociaciones sólo nos hacen análisis de sangre y nos dan condones. Y los partidos siguen dando licencias a bares de alterne y multando a más prostitutas que a clientes”.
“No ha habido una campaña publicitaria que haya conseguido restarnos a ningún cliente” y suplicó la empatía de las mujeres que se consideran feministas. “Lo único que quiero es que no seáis inhumanas con nosotras”.
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