Un proyecto aún lejano en el tiempo

El Ayuntamiento anunció la transformación de las bóvedas de San Carlos en un lugar cultural, de ocio y comercial . La realidad es que se encuentran en mal estado y algunas siguen ocupadas.

Algunas de las bóvedas de San Carlos de la calle Honduras, cerradas y sin actividad.
Algunas de las bóvedas de San Carlos de la calle Honduras, cerradas y sin actividad.
Pilar Hernández Mateo Cádiz

16 de febrero 2014 - 01:00

Dos carpinterías, dos talleres mecánicos, algún garaje, una asociación de vecinos y un espacio donde guardar pasos de Semana Santa. Menos de una decena de las 36 bóvedas de San Carlos están actualmente en uso, y todas se encuentran en la calle San Germán. En Honduras, no hay ni una abierta. El Ayuntamiento se ha hecho con 17 de ellas y les ha echado el cerrojo para que no sean ocupadas. La idea es poner todas en valor y convertir la zona en un centro donde convivan el comercio, el turismo, la cultura y la hostelería, entre otras actividades.

"La idea es buena, pero habría que hacer una gran inversión para adecentar todo esto", comentan en la carpintería San Germán -que ocupa dos bóvedas en la calle del mismo nombre-, mientras muestran las enormes manchas negras consecuencia del agua que se filtra del paseo superior y los desconchones de paredes y techos a causa de la humedad. Todas las bóvedas están igual, la cercanía del mar hace estragos en este lugar.

En la otra carpintería y en los talleres también ven con buenos ojos que se pongan en valor esos espacios con usos hosteleros, comerciales o culturales, "siempre que no nos afecte a nosotros". Porque todos comentan que no tienen otro sitio donde ir ni recursos para trasladarse a otro lugar. "Si tenemos que hacer una inversión ahora, con la situación en la que nos encontramos, nos plantearíamos hasta cerrar", señalan en la carpintería San Germán, donde añaden que esa calle es muy buena porque está muy cerca de los clientes, aunque reconocen que tienen problemas para cargar y descargar el material. "Para trabajar sería mejor estar en un polígono pero para vender, estamos mejor aquí", destacan.

En el taller mecánico Emilio Álvarez no le ven "ningún futuro" al proyecto que tiene en mente el Ayuntamiento. "¿Cómo te traes a la gente hasta aquí?, porque este no es un sitio de paso. Y en verano menos, porque todo el mundo se va para Puerta Tierra". Hacen también referencia a la gran inversión que habría que hacer para restaurar todas las bóvedas.

Varios de esos espacios están ocupados también por la asociación de vecinos Murallas de San Carlos. A su presidente, Enrique Carril, le parece "fenomenal" la idea del Ayuntamiento porque "quiero para mi barrio lo mejor".

Enrique Carril sabe que, a pesar de la transformación de la zona, su asociación seguirá en ese lugar. Pero le preocupa la situación de las empresas que se encuentran allí. "Son empresas chicas que si se trasladan a la Zona Franca se mueren", asegura.

Por su parte, el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento, José Blas Fernández, afirma que, de momento, las empresas que tienen una actividad reconocida se mantendrán. Pero hay procedimientos judiciales abiertos con los usuarios con los que no han llegado a ningún acuerdo. Declara que ya están muy avanzados y que cree que en un año se habrán solucionado. Fernández no da un plazo para el comienzo de la transformación de la zona y añade que cuando esté elaborado el proyecto, se irán arreglando las bóvedas según el uso que se les dé. "Hay que ponerlas en valor porque se trata de un patrimonio de la ciudad al que hay que darle vida", sentencia.

Sobre la idea de hacer peatonal la calle San Germán, Carril lo ve estupendo. "Si quitan los coches, ya no partirán los espejos ni habrá más destrozos los fines de semana. Esta calle es muy conflictiva porque el que sale de la Punta pasa por aquí".

En la ciudad, existen otros espacios similares al de San Carlos. Son las Bóvedas de Santa Elena y San Roque, a ambos lados de las Puertas de Tierra. Las de Santa Elena están todas arregladas y en uso. Sin embargo, las de San Roque tienen espacios vacíos. La alcaldesa anunció la semana pasada que dos de las bóvedas de San Roque están terminando de rehabilitarse y acogerán exposiciones culturales de manera privada. El resto están ocupadas por un taller de barnizado y lacado, otro de motos y una carpintería. En todas, la humedad y el salitre hace estragos. La única que se ha rehabilitado y que tiene un uso hostelero y cultural, al estilo del proyecto que tiene en mente el Ayuntamiento, es la primera, donde se ha instalado Musicafé El Pelícano.

stats