Proyectos disparatados para ampliar suelo en Cádiz
La búsqueda de terrenos para viviendas e industrias se ha apoyado en el relleno marítimo
Cádiz desde el cielo, para ver su expansión
A lo largo de nuestra historia más recientes se han planteado numerosos proyectos que han tenido como objeto ampliar el reducido término municipal de Cádiz.
La barriada de La Paz (primero barriada Arrese y después Las Mil Viviendas), planteada a finales de los años 50 y ejecutada en los 60, ha sido la operación de mayor calado que sí ha salido adelante, crecimiento por el saco de la Bahía, como pasó años antes con la Zona Franca y, en distintas etapas, en el puerto de Cádiz (primero en el muelle Ciudad, después en la Punta de San Felipe y ahora con el muelle de contenedores). Por el camino se quedaron el proyecto de la Zona Franca Argentina o las del Cádiz-III (que diseñaba una ciudad para medio millón de habitantes), que se comían buena parte del saco de la Bahía.
Si todas estas operaciones siempre han estado patrocinada por distintas administraciones, lo que les daba una relativa garantía de éxito, también se han planteado proyectos de particulares que no pasaron más allá de documentos en papel hoy archivados y que en algunos casos llegan a ser estrambóticos, por lo que la ciudad salió ganando al no salir adelante.
El más impactante se planteó hace ahora un siglo.
En 1921 Cádiz aún vivía en el reducido espacio del casco histórico. Se mantenía el frente de la Puerta de Tierra, con los glacis ocupando un gran espacio, mientras que extramuros apenas tenía pequeñas edificaciones en San José, San Severiano, Lacave y Puntales. El resto eran granjas o espacios libres.
A la mesa del alcalde de la época, Francisco Clotet, llegó un proyecto firmado por Gorgonio Uriarte, ingeniero y maestro de obras militar que ya en 1908 había obtenido una concesión para la instalación de un tranvía de tracción animal en el norte del país.
El proyecto, calificado como "disparatado y desmesurado", por María Pilar Ruiz y por Juan José Jiménez Mata en su indispensable 'Historia Urbana de Cádiz', proponía un inmenso relleno en el oeste de la ciudad, en pleno océano bajo el nombre de 'Nuevo Cádiz sobre terrenos ganados al mar'.
Copiando el modelo del ensanche de Barcelona, mediante cuadrículas y grandes avenidas, el relleno era espectacular pues iba desde la glorieta del Balneario Playa Victoria hasta la misma playa de La Caleta. Se unía en línea recta sino rellenando a modo de un gran bloque en ángulo recto y se llevaba por delante las playas de la Victoria, Santa María del Mar y el Campo del Sur
En la línea que daba a extramuros se proyectaban varios diques portuarios. Todo el frente de La Caleta se reconvertía en una inmensa zona verde, cuyo límite alcanzaba hasta el mismo castillo de San Sebastián, mientras que la zona residencial cuadruplicaba, como mínimo, el espacio del casco histórico.
El proyecto, que pintaba grandes monumentos y zonas industriales, obviaba la urbanización del resto de extramuros.
El informe se traslado a la Comisión de Fomento, donde pasó a mejor vida.
Años más tarde, en 1934, Manuel Castilla Ruiz remite desde La Habana un proyecto para la creación de un barrio ejecutando un relleno en el espacio portuario.
Bajo la denominación de Proyecto Nuevo Puerto de Cádiz y Barriada Moderna se procedía a rellenar el muelle Ciudad para la construcción de viviendas, utilizando también el diseño de cuadrículas y con un bulevar que conectaba con la plaza de San Juan de Dios.
El relleno residencial alcanzaba hasta la altura actual de la plaza de la Hispanidad, construyéndose a continuación cuatro diques para el uso portuario.
Esta operación se unió a los numerosos proyectos que para el desarrollo del puerto de Cádiz se había ido planteando sin éxito desde mediados del siglo XIX. En la década de los años 40 se ejecutó un pequeño relleno en el muelle Ciudad, hasta el nivel actual, aunque el nuevo suelo se destinó para uso portuario.
En época ya reciente, con los ayuntamientos democráticos, se plantearon dos proyectos también peculiares. Siendo alcalde Carlos Díaz se diseño un cementerio marino, con la construcción de una isla en la entrada a la ciudad desde San Fernando, como forma de buscar espacio ante el colapso del camposanto de San José. Ya en la etapa de Teófila Martínez, se proyectaron viviendas construidas sobre palafitos en la misma zona.
Ninguna de las zonas actuaciones salieron adelante.
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