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Cádiz/Mariano Pastrana es a día de hoy el único gaditano que surca los mares ejerciendo de director de crucero de uno de los buques más importantes de la flota Pullmantur. Tiene 42 años y a sus años de travesía no sólo le debe cientos de experiencias. Mariano encontró a bordo a la mujer de su vida, Pâmela, una brasileña cantante del show, con la que tiene a una pequeña de poco más de un año, Sofía. Juntos los tres, junto a más de 800 tripulantes, viajan rumbo a Brasil mientras estas líneas ven la luz .
-¿Sabe del algún otro gaditano que forme parte de la tripulación de algún crucero?
-No. Conozco a un onubense y a otro andaluz, de Jaén, pero a gaditanos, a ninguno más.
-¿Se acostumbra uno a las despedidas?
-Tengo la fortuna de que mi compañía me permite viajar con mi mujer e hija, así que todo es algo más fácil. De todas maneras, hay trayectos en los que tengo que estar un mes sin ellas. Nunca son fáciles.
-Siete idiomas, sociólogo y gaditano: ¿Qué hace usted trabajando en un barco?
-Me llevé un tiempo trabajando en Alemania, en una empresa de transporte. Yo era el traductor. Mi hermana trabajaba en Madrid y a mis padres se les ocurrió la idea de vernos todos de manera periódica en algún crucero. En uno de estos hice amistad con gente de la tripulación y me contaron cómo iba todo esto y me gustó. Pasé unas pruebas en Málaga y de ahí, hasta donde estoy ahora mismo.
-Pero hasta llegar a director de crucero, supongo que habrá un largo recorrido
-No, en mi caso no fue tan largo. Entré como International host, sirviéndole de anfitrión a los cruceristas no españoles, que son los que menos.
-Y, ¿cómo no?, un gaditano subido a un escenario.
-Siempre me ha gustado esto del contacto con el público y la comunicación. Llevo siempre a Cádiz por bandera y me gusta que mi público se termine familiarizando con algunas palabritas muy nombradas en esta tierra
-Supongo que se referirá...
-Sí, sí, es lo que está usted pensando. Cuando subo al escenario a presentar las actuaciones el primer día de trayecto alecciono al público para que al grito de "Buenas noches, Sovereign" me respondan con un "¿Qué pasa, picha?"... Ya se puede usted imaginar la que se forma ya la última noche de la travesía.
-¿Echa de menos el Carnaval a tantas millas de la costa gaditana?
-Siempre he sido muy juancarlista y no es raro escuchar a su comparsa en mi cabina en fechas de Carnaval.
-Y supongo que más de un crucerista habrá terminado vestido de azul y amarillo o cantando el himno de la familia Pepperoni.
-Aquí dentro siempre tengo que ir de uniforme, así que cuando llego a algún puerto y me puedo permitir la licencia, me pongo la camiseta del Cádiz para ir promocionando a mi tierra.
-Pero esto es algo transitorio, ¿No?
-Sí. Sin duda. De momento puedo llevar por delante a mi Sofía y a mi Pâmela. Pero habrá algún día que esto cambiará. Tengo un proyectito por ahí para hacer un hotel temático musical en Cádiz. En cuanto tenga dinerito para la obra, me pongo en ello.
-¿Un hotel musical?
-Estaría dedicado a músicos de todo el mundo. Pero habrá que esperar aún un par de años para esto.
-¿Y su historia con la cantante?
-Sí. La conocí en 2014. Cantaba canciones de Abba, algunas de ellas en español como la de Chiquitita. Me encargaron darle clases de dicción de español y ahí surgió todo.
-Usted que ha visto mundo, ¿qué opinión le merece el puerto de Cádiz?
-La cercanía con el centro es una gran ventaja. Un paso de peatones nos separa de la ciudad. Y en Cádiz, divertirse es barato. Otra ventaja
-¿Y por ahí somos el puerto de Sevilla?
-Ya los italianos, alemanes y franceses saben ubicar a Cádiz en el mapa. Allende los mares no pasa eso y hay que seguir haciendo mención a Sevilla o, a veces, a Granada para que nos sitúen.
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