“Puerta de entrada y salida de la comunidad”

Zona Franca de Cádiz

La década de los 80 y sobre todo la de los 90 fueron claves en la modernización y afianzamiento de la Zona Franca como motor de la economía de Cádiz y de toda la provincia.

Imagen del globo aerostático durante la jornada de puertas abiertas en julio de 1994.
Imagen del globo aerostático durante la jornada de puertas abiertas en julio de 1994. / DC

14 de julio 2024 - 07:00

Aprincipios de los 80, con un país efervescente en plena transición política, social y económica, la Zona Franca experimentó avances fundamentales.

Diario de Cádiz en 1980 entrevistó a Antonio Toscano, el primer delegado nombrado en democracia (1978). Natural de Alcalá de los Gazules, de profesión ingeniero técnico, centró su trabajo en modernizar el funcionamiento del Consorcio.

Toscano ejemplificaba el funcionamiento de la Zona Franca: “una compañía se establece dentro y puede utilizar para la creación de sus productos o bien materias primas traídas de fuera, por las que no pagaría ninguna tasa aduanera, o bien materia prima nacional para luego ser transformada, que sí pagaría impuestos. Una vez transformada esta materia en los productos que fueran, éstos saldrían hacia otros países sin tener que abonar nada en concepto de impuestos”.

Se lamentaba de que ninguna de estas ofertas era andaluza, ya que habían sido “los vascos y los catalanes quienes lo han visto más claro, pensando, sin duda, en el futuro” y hablaba de empresas extranjeras de Brasil y México con las que había mantenido contacto para establecerse con el objetivo de entrar en mercados europeos por la infraestructuras que se ofrecían.

Hablaba Toscano de que la situación estratégica de Cádiz era un “acicate para la inversión” pudiendo “ser utilizada como base de penetración en mercados del Próximo Oriente y el continente africano”.  

En marzo de 1985, llegó a la Delegación del Estado el gaditano Juvencio Maeztu. Se le considera el artífice del proceso de modernización de la Zona Franca, ya que durante su mandato se consiguieron importantes inversiones económicas a través de planes como la ZUR o los fondos europeos, tras la entrada de España en el Mercado Común Europeo el 12 de junio de 1985. Este hecho supuso un hito trascendental para la modernización del país y para la economía gaditana. 

Este funcionario de Aduanas contaba a Diario de Cádiz el 3 de noviembre de 1985 por qué había aceptado el cargo: ”porque se puede dar rienda suelta a métodos más modernos de gestión; porque es una forma de comprometerme con las ilusiones e ideas que tengo de ayuda a la población de mi ciudad y de mi provincia”.

Sobre la entrada de España en el Mercado Común Europeo, Juvencio Maeztu puntualizaba que “las zonas francas tienen una gran resonancia dentro y fuera de la Comunidad. Francia y el Reino Unido entienden que son un factor decisivo para el desarrollo industrial”; para terminar con este lema: “Zona Franca de Cádiz, puerta de entrada y salida de la Comunidad”.

Cádiz y su bahía miraban hacia el Mercado Común Europeo desde una posición nada favorable, inmersas en una crisis naval que afectaba a miles de familias. En este contexto, también en 1985 el Gobierno aprobó la creación de la Zona de Urgente Reindustrialización (ZUR) para revitalizar la Bahía de Cádiz, entre otras zonas del país.

La ZUR permitió beneficios fiscales a las empresas que se instalaban y favoreció la creación de nuevas firmas, con una subvención de hasta el 30% de la inversión prevista e importantes bonificaciones y créditos fiscales.

Imagen de la promoción del ‘Plan Acción XXI’.
Imagen de la promoción del ‘Plan Acción XXI’. / DC

 ‘PLAN ACCIÓN XXI’ 

Si los planes de crecimiento de la Zona Franca ideados por Maeztu se vieron claramente beneficiados por la calificación de Cádiz como ZUR, los Fondos Europeos de Desarrollo Regional, FEDER, beneficiaron especialmente a las regiones más deprimidas de la Comunidad, entre la que estaba Andalucía. 

Maeztu usó los FEDER para desarrollar un plan de modernización de las vetustas naves del polígono interior. Lo denominó ‘Plan Acción XXI’, iniciado entre 1991 y 1992 con el objetivo de reordenar los espacios del Recinto Fiscal y adecuarlo a la demanda de las empresas.

Se mejoró el acceso a las instalaciones, limitado a la puerta de entrada en la Glorieta de la Zona Franca, que era entonces en un gran aparcamiento para camiones. Se creó la “vía rápida”, actual calle Algeciras, con la cesión de los terrenos para su construcción y el retranqueo de la verja.

El ‘Plan Acción XXI’ permitió poner en uso 11.000 m2 de naves, 5.000 m2 de oficinas y proyectó 6.000 m2 para puntos de negocio con una inversión en una primera fase entonces estimada en 6.000 millones de pesetas, 36 millones de euros.

El edificio Atlas, levantado en 1994, fue el primer ejemplo de equipamiento novedoso destinado a oficinas, destacando por su diseño exterior y sus medios técnicos. Otro edificio emblemático de esa época era el conocido como “Show Center”, actual edificio Melkart, que llamaba la atención por su patio central con jardines interiores. 

PUERTAS ABIERTAS 

Aprovechando todas estas obras, en julio de 1994 se organizó un completo programa de actos para celebrar “la nueva Zona Franca”, que incluyó también unas jornadas de puertas abiertas para que los gaditanos conocieran el nuevo Recinto Fiscal.

Lo contó con detalle el 10 de julio de 1994 este periódico, subrayando que se desbordaron las previsiones de asistencia: “Los responsables no pensaban, bajo ningún concepto, que niños, jóvenes, adultos y, también, pensionistas, iban acudir hasta la Zona Franca que, desde el pasado día 1 de julio, ofrece una imagen distinta a la común en este tipo de infraestructuras”.

El especial sobre Zona Franca narraba que algunos, los más atrevidos, se subieron a la cesta de un globo aerostático”. La jornada culminó con fuegos artificiales.

A finales de los 90, la Zona Franca promovió dos polígonos industriales en la ciudad: el de Poniente en 1996 y el de Levante, en 1997. Fueron inaugurados por Daniel Vázquez, quien había sustituido en el cargo a Juvencio Maetzu. Con él continuó la modernización con el proyecto de las primeras instalaciones frigoríficas y el primer diseño para la reordenación de la Glorieta, que luego se modificó y se inauguró en 2002.

Tras la breve etapa de Daniel Vázquez, De Castro, Osuna y De Mier darían continuidad a la apertura de nuevos equipamientos con otros centros de empresas como los edificios Heracles, Fenicia y Astarté posteriormente, entre otros.

Imagen de abril de 1992, obras de retranqueo para la creación de la vía rápida.
Imagen de abril de 1992, obras de retranqueo para la creación de la vía rápida. / DC

1982: PÉRDIDA DEL PUERTO 

El 17 de abril de 1982, se produjo un acontecimiento que cambió la historia de la Zona Franca: el Gobierno aprobó un Real Decreto por el que se unificaba la administración portuaria en la Bahía de Cádiz.

Cinco años después, en diciembre de 1987 se publicó la orden ministerial que indicaba que las instalaciones iban a ser gestionadas por el organismo portuario pero que seguirían formando parte de la Zona Franca, conservando su régimen propio, a cuyo efecto el Consorcio continuaría ejerciendo en ellos las funciones de control y vigilancia fiscales sobre buques de mercancías y aplicando, asimismo, las medidas previstas al respecto en la normativa aduanera. 

La Zona Franca dio entonces preferencia al uso de sus instalaciones para almacenamiento y depósito de mercancías vinculadas al tráfico marítimo.

La pérdida del puerto provocó un profundo malestar dentro de la plantilla del Consorcio que tenía interiorizado que tener muelle propio había sido un hecho diferenciador que hacía única la Zona Franca de Cádiz del resto de las zonas francas existentes.

LA FÁBRICA DE TABACOS

Uno de los primeros proyectos que se acogió a los beneficios de la ZUR fue el de la empresa pública Tabacalera. Constreñida en las viejas instalaciones del casco antiguo - actual Palacio de Congresos- y abiertas nuevas posibilidades de crecimiento con España dentro de la Comunidad Europea, se proyectó la construcción de un gran complejo tabaquero en la entrada de la ciudad, ocupando alrededor de 150.000 m2 de terreno de la Zona Franca y con una inversión prevista de 16.300 millones de pesetas (cerca de 98 millones de euros).

Este complejo permitiría garantizar la continuidad del millar de trabajadores de la planta del centro histórico y la incrementarla en un centenar más. 

Su puesta en marcha no estuvo exenta de polémica, al considerar que se perdía un terreno esencial (que luego la Zona Franca adquirió nuevamente a Altadis en 2015 para ampliar su Recinto Fiscal).

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