“El puerto de Cádiz no ha sido de los grandes damnificados ”
Entrevista con Rafael Fernández Bernal, CEO de Bayport
El propietario de la empresa provisionista de buques admite que lo peor ha sido no poder surtir a los clientes de material de protección contra el coronavirus
–¿El coronavirus le ha demostrado que no estamos preparados para todo?
–Nadie puede estar preparado para algo así. Pero es cierto que tenemos un equipo muy entregado, del que siempre me sentiré orgulloso, que ha demostrado estar a la altura de las circunstancias.
–¿Los barcos a los que provee Bayport son como las familias, que han acaparado por miedo al desabastecimiento?
–Sí, pero a su familia, el Gobierno, de alguna manera, le garantiza que en el mercado habrá papel higiénico, harina, huevos o leche, pero un barco que va a otros país no sabe con qué se va a encontrar allí o con qué medidas sanitarias se le va a suministrar los productos.
–¿Pero empresas como la suya han demostrado que España es fiable?
–Desde fuera se creía que España no era ahora un lugar adecuado para comprar, de manera que hemos tenido que desarrollar una gran labor comercial y de marketing para demostrar a todas las compañías que seguimos siendo los mismos a pesar de la crisis.
–¿Y las cifras han avalado esa confianza?
–De hecho en el mes de marzo hemos registrado un 40 o 50% más de consumo. En abril vamos un poco más en la línea de otros años con los márgenes de subida previstos, ya que ese pánico inicial que existía en un principio se va relajando por fortuna para todos. Ahora puede que sean países como Estados unidos, que van con dos semanas de retraso en la crisis del coronavirus, los que están provocando ese miedo. Esto hace que un barco que, a lo mejor, tiene que cruzar el Atlántico prefiera pertrecharse más aquí al no saber con qué se va a encontrar al otro lado.
–¿Y esa mala prensa internacional les ha perjudicado?
–Podría haber perjudicado. Desde el principio hemos contado con un gabinete de crisis formado por los responsables de los principales departamentos de Bayport en Cádiz y se han tomado una serie de medidas de seguridad con el fin, sobre todo, de garantizar la salud tanto de nuestro personal como de nuestros clientes.
–¿Esta crisis le ha obligado a decir “no” a algún cliente?
–Desgraciadamente sí. Lo que más me ha dolido es tener que dejar de proveer productos de protección para las tripulaciones. A muchos se les olvida que el barco hace navegación marítima internacional y que sus tripulantes requieren unos botiquines y unas medidas de protección, ya que van confinados en espacios muy pequeños. Pero no hemos podido vendérselas porque las hemos tenido que dejar de comprar por miedo a que nos las confiscaran. Nos hemos visto en un callejón sin salida.
–¿Ha echado en falta un respaldo legal?
–Agradezco a Puertos del Estado y a algunas autoridades que finalmente han sabido entenderme. Soy vicepresidente de una asociación de provisionistas a nivel internacional y pedimos tanto a la Internacional Maritime Organization (IMO) o a la World Customs Organization (WCO) que lucharan para que nos reconocieran como actividad esencial.
–¿En tiempos de crisis también toca asumir muchos riesgos?
–Es algo muy delicado, pero lo he querido asumir porque de ningún modo iba a deja a un barco sin alimentos. Eso lo tenía claro.
–Habrá quien diga que le ha sacado dinero a la crisis.
–La demanda que ha habido ha sido exagerada, no se lo puedo negar, pero también he dejado de vender por la ausencia de muchos proveedores.
–¿Cuál ha sido su fórmula?
–He dedicado mucho tiempo a intentar levantar el animo de mi gente. Desde el primer día me he dedicado a traer algo distinto de desayunos, unos días un bocadillo de jamón, otro día fruta, otro día donuts... En el turno de mañana somos unas 70 personas, ¿se imagina cortar fruta para 70 personas? Pues me puse. Fueron dos horas pelando y cortando. Reconozco que a veces hemos comprado esas cosillas a proveedores que en cuanto se han enterado que eran para levantar el ánimo de la tropa no han querido cobrarme como el caso del que nos vende la fruta, Frutas Muñoz, o Morey Esteva con los congelados, o Antoñita, a la que le compramos algunas empanadas.
–¿El resto de la comunidad portuaria está teniendo la misma suerte de poder ir capeando este temporal?
–Creo que sí. Conozco empresarios que a lo mejor les falla una delegación pero lo compensan con otra de otro puerto. Ha sido importante saber colocarse en determinados mercados. Ahí está Bernardino Copano, o mi amigo Valentín Blanco, de Trasmediterránea, que en ningún momento ha faltado en su cita con Canarias. El puerto de Cádiz, gracias a Dios, no ha sido de los grandes damnificados.
–Pero las cancelaciones de los cruceros...
–Eso es otra cosa. Eso sí ha sido una debacle. Pero sé que con el empuje de todos, Cádiz volverá a estar donde estaba antes de la crisis.
–¿Qué otros sectores se han visto afectados de manera más directa?
–La situación, por desgracia, tendrá un efecto muy negativo en las cifras. Ya en los primeros meses del año experimentamos en el conjunto de los puertos un descenso en los movimientos de mercancías de un 1,46% y, a falta de alguna la estadística de marzo, se prevé una fuerte caída en el conjunto del tráfico marítimo, encabezada por los graneles sólidos y, por supuesto, el tráfico de pasajeros.
–Nunca es buen momento para una crisis pero ésta le ha pillado a usted al frente de Cadiz-Port y con la mente llena de grandes proyectos para el puerto de Cádiz.
–Eso me ha dejado un poco desanimado. Teníamos tantas ganas, teníamos el comité organizador del proyecto Neo Cádiz Bay ya en marcha. Teníamos sede nueva cedida por la APBC, refuerzos económicos. El proyecto Neo Cádiz Bay se basa en una serie de ideas que aportamos varios integrantes de una comisión y hasta que esa comisión no se reúna no podremos volver al tajo. Hay muchas ideas para poner en marcha relacionadas con las renovables, con el offshore, cruceros, yates de lujo. Pero sé que todo saldrá adelante.
–Y utilizando el símil de algo que a usted le apasiona tanto como es el fútbol, con tanto confinamiento, ¿será difícil saltar al terreno de juego y empezar a meter goles?
–Todo el mundo saldrá con más ganas y con más ilusión. Esto te abate, pero los días van pasando y pronto querremos comernos el mundo. Ahora sabremos donde tenemos que dar el martillazo más fuerte y cómo enfocar muchos proyectos en esos lugares donde sabemos que podemos ser más productivos y así ayudar tanto al puerto como a la ciudad de Cádiz.
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