La radiografía horribilis de Cádiz

Los datos reflejados en último informe elaborado por el Ayuntamiento para la Eracis+ siguen aplastando a la ciudad, su presente y su futuro

El desempleo, la baja formación o la vivienda, entre los principales problemas

Un hombre transita por la barriada de Guillén Moreno.
Un hombre transita por la barriada de Guillén Moreno. / Miguel Gómez

La capital de provincia que ha sufrido mayor descenso de habitantes en los últimos treinta años. La capital andaluza con menor número de empresas. Una tasa de desempleo que duplica la nacional. Un elevado número de personas sin estudios, con estudios primarios incompletos o certificado de escolaridad. La undécima ciudad de España con el previo de la vivienda más caro. Una esperanza de vida dos o tres años por debajo de la media nacional.

Todos estos son datos extraídos del último informe técnico que radiografía el estado de la ciudad, los factores que inciden en el escenario actual. Pero, sobre todo, sacan a la luz las dificultades que auguran un futuro nada optimista para un Cádiz que aún no ha sabido sacar provecho de sus fortalezas mientras que sus debilidades siguen oprimiéndola e incluso haciéndose cada vez más grandes.

El estudio que acaba de conocerse está relacionado con el programa Eracis+ que el Pleno municipal aprobó esta semana (en la sesión celebrada el jueves) y que supondrá una inyección económica importante (de 4,6 millones de euros) para trabajar con las barriadas de extramuros de La Paz, Guillén Moreno, Segunda Aguada, Loreto y Cerro del Moro de aquí a 2028.

Los técnicos municipales han recurrido a multitud de estadísticas, de datos, de fuentes y de estudios recientes para realizar esta radiografía de Cádiz, analizada desde diversos puntos de vista o factores. Comenzando por la demografía, que sitúan al municipio como el de mayor densidad de población de la provincia y el más poblado de la Bahía y tercero de la provincia. Pese a ello, es Cádiz la capital de provincia que ha sufrido un mayor descenso de habitantes en las últimas décadas y la capital andaluza que más población ha perdido en la última década, lo que ya amenaza con terminar bajando de la barrera de los 100.000 habitantes, que pudiera suponer un palo prácticamente letal para el sostenimiento de la propia ciudad.

Analiza el Ayuntamiento las causas de esta pérdida de población, que sitúa en el precio por metro cuadrado de la vivienda, “uno de los más altos de España para nuevas viviendas”; en el descenso de natalidad y el aumento del envejecimiento de la población; en la alta tasa de dependencia, que refleja que por cada 100 personas en edad de trabajar hay 58,84 personas dependientes, porcentaje mucho más elevado que poblaciones cercanas como San Fernando (51,01%), Jerez (50,59%) o El Puerto (50,55%); en el desempleo; o en las migraciones, con Marruecos y China como principales países de procedencia.

El panorama vinculado al empleo y la economía que presentan los datos es igualmente desolador. Recuerda el informe de la Eracis+ el proceso de desindustrialización que en las últimas décadas se ha traducido en “la práctica desaparición de los astilleros navales, el cierre de la fábrica de cerveza, el traslado de la factoría de Construcciones Aeronáuticas, el cierre de Delphi, Tabacalera y Cádiz Electrónica, sumada a la crisis del sector pesquero” lo que se ha traducido en “la desaparición de miles de puestos de trabajo”. A lo que se unen las distintas crisis económicas que han surgido en los últimos cuarenta años. Todo ello sitúa a la ciudad “en una constante dificultad para generar trabajo como consecuencia de un tejido empresarial débil y poca capacidad de crear empleo”.

La falta de suelo afecta también a la industria, que no encuentra un sitio que sí tienen en otras poblaciones del entorno. Por no hablar de la “práctica inexistencia de agricultura y ganadería”, de un sector pesquero “apenas representativo” o de la “contracción” de los sectores industrial y de la construcción, lo que deriva el grueso del empleo a las administraciones públicas, el turismo, la hostelería y el comercio.

De hecho, las actividades económicas que más contratos generan en la ciudad son -por este orden- la hostelería, el ámbito de transportes y almacenamientos, y el ámbito de servicios a edificios y actividades de jardinería. Una ciudad, por cierto, que es “la capital andaluza con menor número de empresas”, en una provincia ya de por sí limitada, con solo 54 empresas con más de 250 empleados y donde predominan las microempresas de 0 a 2 empleados (la cuarta provincia de Andalucía).

La falta de oportunidades se refleja en la situación del desempleo, que a su vez conecta con un problema de escasa formación de la población. En el último dato que recoge el informe municipal de la Eracis+, de febrero de este año, figuran 10.563 desempleados inscritos (4.267 hombres y 6.276 mujeres), concentrándose las mayores tasas en la población mayor de 45 años y en personas que llevan más de un año en paro. La solución a esto no parece tampoco muy optimista, con un 76% de contrataciones realizadas en ese mes de carácter temporal, lo que refleja la estacionalidad del empleo.

Cádiz duplica la media nacional de desempleo, con una tasa del 20,82%. Y también supera a la cifra nacional en tasa de actividad (que es el resultado entre las personas que están en edad de trabajar y las que efectivamente están trabajando o buscando trabajo), que se sitúa en el 53,88% frente al 58,99% nacional. A todo ello se une la economía sumergida, que en la provincia alcanza hasta el 25% de la actividad económica, que se dice pronto.

Muy vinculado a todo esto está la educación, en una ciudad donde destaca -en el plano negativo- el elevado número de personas sin estudios, estudios primarios incompletos o certificado de escolaridad. Casi el 20% de la población estaría en este bloque, que afecta mucho más a las mujeres que a los hombres.

Llevando esta realidad a cifras concretas, habla el Ayuntamiento de 21.154 personas en la ciudad que no tienen estudios o que no completaron la etapa primaria de Educación (8.546 de ellos hombres frente a 12.608 mujeres). Otras 22.813 personas solo tienen EGB, ESO o Bachillerato elemental, que supone otro 20% sin distinción prácticamente entre sexos en este caso. Las que completaron el Bachillerato o la Formación Profesional son 26.737 personas, un 23,91% sin diferencias tampoco entre hombres y mujeres. Y solo un 16,90% realizó estudios universitarios, con un 4,57% con estudios de posgrado o de doctorado.

“Puede constatarse la relación existente entre exclusión social y las situaciones de absentismo, fracaso y abandono escolar”, indican los técnicos municipales, que cifran en un 43,22% la población de Cádiz “que no sabe leer ni escribir, o bien sin estudios, estudios primarios incompletos, certificado de escolaridad, EGB, ESO o Bachiller elemental”. Esto se traduce en algo más de 60.000 personas en esta situación.

Otro grave problema de la ciudad es la vivienda. “Cádiz es la ciudad que presenta con gran diferencia el mayor índice de demanda de vivienda protegida respecto a su población”, concluye el informe. Y no le falta razón, porque el porcentaje en la ciudad de demandantes de vivienda protegida asciende al 11,26% de la población (según datos de 2023), frente al 6,05% que registra Chiclana o el 5,44% de San Fernando.

Además, apunta el Ayuntamiento a que crece la demanda de prestaciones en la delegación de Asuntos Sociales debido al encarecimiento del precio del metro cuadrado, con Cádiz como undécima en el ranking nacional de precios de vivienda. Por lo que se expone la necesidad de “contar con nuevas viviendas protegidas tanto de acceso en propiedad como en régimen de alquiler”.

Y por si todos estos factores no fueran suficientes, entra también en juego en esta radiografía la salud, que según destaca el informe “es un aspecto multidimensional, por lo que a pesar de ser ampliamente reconocidas las relaciones de la salud y la enfermedad con las condiciones de vida de las personas, son escasamente tenidas en cuenta en los diagnósticos”.

La esperanza de vida al nacer en Cádiz se sitúa en 77,32 años para los hombres y 83,90 años para las mujeres. Cifras que sitúan a la ciudad muy por debajo de la media nacional, que fija para el hombre los 80,2 años y para las mujeres 85,8 años; y también por debajo de la media andaluza, de 78,7 años para los hombres y 84,2 años para las mujeres. Lo mismo ocurre con la tasa de mortalidad (número de defunciones por cada mil habitantes), que en Cádiz alcanza las 11,91 defunciones en mujeres y 12,72 en los hombres cuando en España los datos hablan de 9,08 defunciones en el sexo femenino y 9,95 en el masculino.

También es una realidad creciente en la ciudad el sinhogarismo, registrándose en 2023 117 personas viviendo en la calle o en alojamiento social frente a las 98 que se sumaron en 2017, cuando se realizó la anterior Eracis. Esta realidad puede ser la cima de una pirámide de demandas de ayudas y de necesidades de recursos sociales que igualmente refleja en la actualidad un “aumento significativo” en relación a las personas atendidas en el Servicio de Información, Valoración, Orientación y Asesoramiento (SIVOA) de hasta un 62,13% entre 2023 y 2017; porcentaje similar al que ha aumentado en las visitas domiciliarias. De todas las necesidades, es el abono de alquiler de la vivienda y del pago de los suministros básicos las más demandadas, a lo que se suma el aumento constante de personas mayores que necesitan prestaciones relacionadas con la dependencia, fruto de ese envejecimiento aplastante de la población.

Una realidad poliédrica, por tanto, que vuelve a quedar reflejada y asentada en datos, baremos y estadísticas que dejan a Cádiz, una vez más, en una posición delicada.

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