Rafael Alberti y la memoria colectiva: El Puente que Cádiz merece
Rafael Alberti representa lo mejor de la cultura gaditana y española. Poeta universal, su compromiso con la democracia, la libertad y la justicia le valió reconocimiento dentro y fuera de nuestras fronteras
Cádiz/En la cartografía de una ciudad, los nombres de sus calles, plazas y puentes no son simplemente un referente para los mapas, sino una declaración de valores y principios. Y Cádiz no es una excepción. Proponer el cambio del nombre del Puente José León de Carranza por Puente Rafael Alberti no es solo algo simbólico; es un acto de justicia histórica, cultural y democrática. Principalmente porque el puente al que me refiero es el que nos conectó,no solo al resto de España, sino a la realidad de la lucha obrera de la bahía de Cádiz.
El reciente decreto que revoca la Medalla al Mérito en el Trabajo a José León de Carranza por su participación activa en el aparato represivo de la dictadura franquista subraya lo inadecuado de perpetuar su homenaje en una infraestructura tan emblemática. José León de Carranza no apoyó, sino que colaboró con las fuerzas sublevadas en 1936 y ocupó cargos públicos durante la dictadura, actuando de forma contraria a cualquier valordemocrático. Continuar llamando así a nuestro puente no solo incumple la Ley de Memoria Democrática, sino que también ignora los principios que una sociedad moderna y plural no puede dejar de lado: verdad, justicia y reparación. En otras palabras, representa un recordatorio innecesario del pasado autoritario que Cádiz, junto al resto de España, está dejando atrás.
En contraposición, Rafael Alberti representa lo mejor de la cultura gaditana y española. Poeta universal, su compromiso con la democracia, la libertad y la justicia le valió reconocimiento dentro y fuera de nuestras fronteras. Su poema “Al pueblo gaditano” no solo rinde homenaje a los trabajadores de Cádiz, sino que reafirma su conexión eterna con la tierra que lo vio nacer.
Cambiar el nombre del puente a "Puente Rafael Alberti" sería un gesto para honrar la memoria de un hombre que llevó a Cádiz en su corazón y en sus versos. Alberti simboliza la lucha por la libertad frente a la opresión, una historia que merece estar inscrita en el paisaje de la bahía de Cádiz.
Este cambio no es una cuestión trivial. Renombrar el puente es una cuestión de principios: Cádiz elige celebrar a sus hijos más ilustres y desligarse de un pasado que no representa los valores actuales que imperan en nuestra sociedad. Es una oportunidad para construir una narrativa colectiva más inclusiva y digna.
Por otro lado, la sustitución del nombre también invita a reflexionar sobre el impacto cultural del franquismo en los símbolos públicos y cómo estos afectan a la memoria colectiva. No se trata de borrar la historia, sino de reinterpretarla a través de la lente de los derechos humanos y los valores democráticos.
La ciudadanía gaditana, heredera de una historia de resistencia, tiene la oportunidad de abogar por un cambio que refuerce su identidad democrática y cultural. Al contemplar el Puente Rafael Alberti, los gaditanos y gaditanas podrían recordar no solo la belleza de su tierra, sino también el poder transformador de la cultura y la memoria.
En palabras del propio Alberti: “Aquí estoy y aquí os saludo, en paz con la misma lengua, el mismo corazón puro”. Que este puente sea, entonces, un símbolo de esa paz, ese corazón puro y ese Cádiz que avanza hacia un futuro más justo y consciente de su pasado.
Cádiz no olvida y también sabe elegir a quién celebrar. El Puente Rafael Alberti sería un puente no solo sobre aguas, sino sobre el tiempo, uniendo pasado, presente y futuro, en un homenaje digno y necesario.
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