Las raíces del gran esplendor comercial
tricentenario
El catedrático de la UCA Manuel Bustos reconstruye en un libro la trascendencia en la ciudad de Cádiz del Consulado de Indias
La publicación se presenta hoy en el Casino
Cádiz/Nueva aportación sobre el pasado más esplendoroso de Cádiz, aquel del que en este 2017 se celebran los 300 años de un traslado, el de la Casa de Contratación y del Consulado de Indias, vital para entender el impulso económico, comercial y cultural de la ciudad. La última aportación llega de la mano del catedrático de la Universidad de Cádiz Manuel Bustos, una de las personas que más ha apostado por esta conmemoración y que mejor supo leer su trascendencia para el gran esplendor de la ciudad. Hoy se presentará en el Casino Gaditano, a las 20.15 horas, su libro El Consulado de Cargadores de Indias en el siglo XVIII (170-1830), editado por el Servicio de Publicaciones de la UCA.
Explica el profesor Bustos que el Consulado lo integraron "los grandes comerciantes o cargadores matriculados, oficialmente autorizados, para realizar el comercio con América a nombre propio o de otros. Son, por tanto, los beneficiarios más directos del monopolio comercial establecido por la Corona para el control de dicho comercio, a fin de que revierta en favor del propio Estado y de sus súbditos españoles".
Gobernado por tres cónsules, esta institución se estableció también "como tribunal con competencias sobre asuntos comerciales, sustrayéndolas así a los tribunales públicos. Percibe para su sostenimiento diferentes impuestos procedentes por lo general de la propia actividad mercantil". El Consulado, creado en 1543, estuvo en vigor durante más de tres siglos.
Por su parte, la Casa de la Contratación había sido creada antes, en 1503, también en Sevilla, y, en palabras de Manuel Bustos, era "el órgano estatal, burocrático, formado por el propio Estado para regular la entrada y salida de barcos, sueltos o en convoy, otorgar las correspondientes autorizaciones para ejercer el comercio y ejercer igualmente como tribunal en asuntos concernientes al comercio. Casi desde los primeros momentos de la aparición del Consulado, las relaciones con la Casa de Contratación no fueron buenas, al pisarse algunas competencias asignadas entre sí y ante los progresivos avances del Consulado a costa de la misma, particularmente en el siglo XVII".
La nueva obra del profesor Bustos se centra en la historia del Consulado en los años precedentes a su traslado a Cádiz y en algunas décadas posteriores a su regreso a Sevilla porque su autor pretende resaltar "las importantes transformaciones que experimenta la institución tras la subida al trono de los Borbones y su traslado en 1717, junto a la Casa de la Contratación, desde Sevilla a Cádiz. Es en esta última ciudad donde tendrá que afrontar los grandes cambios que se van a experimentar en el tradicional sistema comercial español con América y, a partir del decreto de libre comercio de 1778, con motivo de la ruptura del monopolio gaditano, responder igualmente a la apertura del comercio directo a otros puertos hispanos y a la creación de nuevos consulados".
Para Cádiz, el Consulado jugó un papel "muy importante puesto que no sólo impulsó de forma notable su comercio, sino que se convirtió en la institución que liderará el mismo a costa de la Casa; logra intervenir asimismo decisivamente en el poder municipal a partir de 1766 y conforma una poderosa e influyente élite de comerciantes, con proyección estatal".
Aunque la mayor parte de la documentación de aquella relevante institución está en Sevilla, también en Cádiz se encuentran, explica Bustos, "importantes testimonios de su actuación a nivel local, del papel de sus miembros en el ámbito municipal, así como de muchas de las operaciones mercantiles de sus miembros, gracias a los protocolos notariales, así como de no pocos impresos de las primeras décadas del siglo XIX".
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