La fase 3 reabre la barra de Casa Manteca
Desescalada tras el coronavirus en Cádiz
Los hermanos Pepe y Tomás Ruiz abren de nuevo al público una de las tabernas más conocidas a nivel nacional
El nuevo freidor también vuelve de nuevo a la carga después del confinamiento
La Viña no es muy de confinarse y todo el mundo lo sabe. La calle La Palma y San Félix han pasado ya a la fase 6. Allí sí hay alegría. Allí la nueva normalidad es simplemente normalidad. Y lo demostraba ayer la taberna Casa Manteca.
Sus propietarios, Pepe y Tomás Ruiz, tenían miedo, no lo niegan. La taberna que fundó su abuelo allá por los años 50 había aguantado malas y peores rachas pero nunca un lugar tan señero y gaditano como éste había que tenido que estar tanto tiempo cerrado al público.
Pero ayer, después de que tanto Cádiz como el resto de Andalucía accediera a la fase 3, las barras ya eran lícitas y está permitido el tránsito entre provincias. Motivos más que suficientes para que los Manteca dieran ayer este paso y se echarán a las espaldas las pérdidas económicas que ha supuesto tanto para ellos como sus siempre mimados empleados la llegada del coronavirus.
Como si nada hubiera pasado, a las 12 de la mañana, "la hora del angelus" como decía las dos primeras clientas de Casa Manteca en este lunes de reapertura. Son María e Irene, enfermera y médico. A pesar de que esta fase permite ya el uso de las barras de los bares, ellas prefirieron una mesita en la terraza. "De aquí a la playa, y después de la playa, nos vendremos a cenar otra vez aquí".
Confiesan que anoche hicieron guardia en el hospital en el que trabajan en Sevilla pero que esta mañana, sin apenas descansar, han cogido lo imprescindible y cruzaron la frontera de la autopista Sevilla Cádiz, ya sin miedo a que nadie te parara y te mandara de nuevo para casa.
Junto a ellos, otra mesita. Javi y Leticia, uno de Tarifa y el otro de Los Barrios. Aprovecharon este lunes para un "mandao" personal que al final resultó infructuoso, por lo que terminaron por ahogar sus penas en la taberna Casa Manteca.
No es mala opción. En la misma puerta te lo pone claro. "Local seguro Covid-19". Esto se lee en el cartel que le ha colocado en una de las puertas de acceso al local la casa que le vende a Pepe y a Tomás el virucida. El cartel no tiene rango de ley, pero basta con hablar con los dueños y escuchar sus protocolos de actuación para entender que saben que aquí no hay broma que valga y que habrá que ser escrupulosos con el cumplimiento de las normas por el bien de todos.
"Ahora lo que esperamos es que el verano sea bueno y nos de un margen de confianza, por si en octubre o noviembre bajan las ventas o se produce un rebrote". Pepe Ruiz, uno de los hijos del mítico Pepe 'Manteca' habla de que el virus puede dejarle un año con unas pérdidas económicas que rondan el 30%. Para colmo, todo su personal ha estado incluido en un Erte del que ya salían casi todos ayer mismo.
Aún son muchas las dudas, tanto por parte del propio empresario como por parte de los clientes "que no dejan de preguntarnos si pueden hacer esto o si pueden hacer lo otro". Y hay aún muchas preguntas sin respuesta. Por ejemplo, decía Pepe, "¿Si me llega un señor que viene solo y se pone en la barra le tengo que dejar un metro a un lado y un metro al otro? Eso nos hipoteca la barra entera". Son dudas pero también saben tanto Pepe como Tomás que son parte de una actuación cívica y un acto de responsabilidad del que dependen muchas vidas y evitar un posible rebrote.
De todas formas, Pepe Ruiz, da gracias a Dios a que diera tiempo de vivir un Carnaval del que no escaparon nada mal. "La freiduría, que lleva poco tiempo abierta, funcionó muy bien y nos dejó un colchón económico que nos ha hecho más llevadera la crisis y el confinamiento".
Pero toca reinventarse y hasta una taberna repleta de cuadros, fotos de toreros y hasta una cabeza de toro se ha visto obligada a pasar la brecha digital. De todas maneras, tanto Pepe como Tomás son jóvenes y emprendedores y saben lo que es un código QR, y si no lo saben lo aprenden rápido. Con eso han eliminado las cartas y, como opción, han sacado del trastero la pizarra gigante que, puesta a la vista de todos, muestra los tesoros de los Manteca. Unos tesoros que el bicho ha obligado a esconder hasta nueva orden.
Pepe Ruiz tiene palabras de agradecimiento no sólo para su personal, que ha colaborado en todo momento con la situación sino también con proveedores que, como Cruzcampo, han estado a la altura de als circunstancias y les han repuesto buena parte de la mercancía que haya podido quedar obsoleta durante el confinamiento. "Esta mañana, sin ir más lejos, se han pasado por aquí para recargarnos 500 litros en los depósitos de cerveza de la nueva freiduría".
Y también palabras para su padre, Pepe Ruiz, que a su avanzada edad, esta mañana volvía a pisar el negocio después de casi tres meses. "Se ha portado bien y ha entendido en todo momento que había que quedarse en casa. Han sido muchos días sin pisar este negocio que le ha dado y nos ha dado la vida". Pero si todos los finales son como éste, con una terraza llena a rebosar cuando no eran ni las dos de la tarde, todo es perdonable.
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