Rehabilitar el monasterio de Santa María costará entre 4 y 5 millones de euros

Las religiosas concepcionistas promueven el uso compartido entre su vida en clausura y actividades e iniciativas abiertas a la ciudad

Una de las alas del claustro principal de Santa María, apuntalada / Miguel Gómez

Con las obras más urgentes en las cubiertas del monasterio de Santa María ya aseguradas, en lo que a financiación se refiere, apuntan los responsables de la asociación Amigos de Santa María que no se puede bajar la guardia. De hecho, reseñan que a raíz del regreso de las monjas, donde viven en un muy reducido espacio del convento que fue rehabilitado y habilitado para este uso, “parece que todo se ha solucionado y que Santa María ya está arreglado”. “Y no es así”, afirma el presidente de la asociación, Antonio Ramos. Y tanto que no es así.

La solución en Santa María no pasa por ayudas puntuales que permitan la reparación de algunas cubiertas o de elementos concretos de alguna estancia, sala o zona. La intervención en el monasterio tiene que ser integral, con un proyecto global que defina los nuevos usos y, en base a ello, concretar la mejor intervención posible en cada zona. 

Una rehabilitación integral, en definitiva, que los técnicos que llevan años trabajando y vigilando la evolución de la edificación cifran en una horquilla que iría de los 4 a los 5 millones de euros; siempre dependiendo de los usos que se definan para cada una de las zonas y espacios que tiene el monasterio.

En este sentido, las monjas han mostrado su disposición (que no es nueva, sino que ya se acordó con la Junta en el convenio fallido de 2005) a compartir el uso del monasterio con la propia ciudad. Para ello, la asociación que trabaja en la recuperación del convento plantea varios usos diferenciados que consideran serían idóneos para garantizar la supervivencia de este elemento patrimonial y justificar la implicación de las administraciones públicas.

En primer lugar, estaría el uso de convento de clausura, donde habría que ampliar las estancias que ahora tienen las monjas de manera provisional en la antigua Casa del Capellán (en el lado colindante con Teniente Andújar), o bien trasladar la comunidad religiosa a otra zona o espacio del monasterio y liberar esa Casa del Capellán para nuevos usos.

Relacionado con las religiosas, reclama la asociación la construcción de un obrador, que permitiría a las monjas desarrollar una de sus funciones y que, al mismo tiempo, supondría una generación de ingresos para las propias religiosas y para el sostenimiento de su convento. Para ello, hablan incluso de la apertura del obrador al público mediante una tienda o similar.

A partir de aquí, se plantean tres usos que se pueden considerar diferenciados. En primer lugar, se contempla la apertura de una hospedería, lo que se considera un negocio seguro teniendo en cuenta la actividad actual del turismo en la ciudad al mismo tiempo que un uso apropiado para una de las zonas del convento. Lo que no se ha determinado aún, lógicamente, es qué tipo de hospedaje se habilitaría (desde hotel explotado por una empresa a hospedería que pudieran gestionar las propias religiosas y otras muchas opciones que se pondrán sobre la mesa, llegado el momento, para su estudio).

Otro uso que se considera apropiado para compatibilizar la vida de las monjas con el aprovechamiento de todo el suelo de Santa María es el de salas de estudio, biblioteca, aulas para talleres y demás instalaciones o servicios que puedan ir dirigidos a la formación de personas y a favorecer la capacitación cultural y artística de esta zona de la ciudad. Un equipamiento que podría directamente gestionar cualquier administración pública o incluso alguna entidad privada que tuviera entre sus fines estos posibles servicios ciudadanos.

Por último, se propone también la implantación de un museo o centro de interpretación que recorra no solo la historia del convento, sino su influencia en la configuración del barrio de Santa María, la vida espiritual que ha tenido la ciudad a lo largo de su historia; equipamiento que podría completarse con salas para exposiciones temporales o incluso para conciertos o eventos de pequeño formato en sitio tan destacado.

Todo ello se quiere trasladar a las administraciones, fundaciones y otro tipo de entidades, con el objetivo de reunir esa financiación necesaria que haga posible la intervención en el conjunto arquitectónico, su conservación y, al mismo tiempo, una puesta en valor que tiene la ciudad pendiente desde hace décadas. Para ello, ya hay conversaciones con la Junta de Andalucía, se acaba de abrir una vía de colaboración con Diputación (que ha concedido esa ayuda de 95.000 euros) y se está a la espera de conocer la posición del Ayuntamiento, que en 2015 aprobó un convenio para actuar en Santa María por fases que quedó en el limbo y que las concepcionistas quieren recuperar de la mano del gobierno de Bruno García.

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