El reino de los biocombustibles en Cádiz

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Olivia Petroleum opera en Cádiz y es uno de los líderes en su sector en la importación de aceite de cocina usado y grasas animales para los carburantes del futuro

Un operario mira algunos de los depósitos que tiene Olivia Petroleum. / Julio González
Melchor Mateo

08 de noviembre 2020 - 07:00

Capital británico, sede social en España y talento gaditano. Un mestizaje empresarial que se traduce en una marca, Olivia Petroleum, radicada en Cádiz y que crece día a día “gracias al empuje de nuestros clientes”, tal y como destaca el director de relaciones institucionales de esta compañía, Alejandro Sánchez. Esta firma está a caballo entre el recinto fiscal de la Zona Franca de Cádiz y en el Muelle del Bajo de la Cabezuela en el término municipal de Puerto Real.

Esta compañía nació hace diez años y se dedicaba al almacenamiento de carburantes. Poco a poco fue creciendo pero el salto exponencial se produjo cuando llegaron cambios normativos en este sector y comenzó un viraje hacia la economía verde, a la economía circular, que es ni más ni menos que la reutilización de residuos que se generan por la actividad humana para reconvertirlos en energía, en este caso, biocombustible, de manera que vuelven a entrar en el círculo de la economía.

Esos cambios normativos obligan, por ejemplo, a que un porcentaje del carburante tenga que tener biocombustible y todas esas modificaciones “son las que espolean a empresas como Olivia Petroleum y a todas las grandes compañías que están metidas en ese proceso para virar al biocombustible”.

Alejandro Sánchez señala que esta empresa de capital británico “se fijó en Cádiz como pórtico de entrada hacia España y Europa de la llegada de esa materia prima para la creación posterior de biocombustible”. Básicamente son dos productos que tratan, el aceite de cocina usado y la grasa animal: “Ese aceite de cocina usado era muy contaminante porque se tiraba al mar. En países como China, que hace un uso masivo de este producto, descubren que en vez de tirarlo y contaminar más que cualquier actividad humana, lo pueden vender. Ven que puede generar una economía y que hay una parte del mundo que se llama Europa que está facilitando que esa materia prima sea convertida en biocombustible”.

Por el crecimiento de este negocio, Olivia Petroleum “empezó a poner sus tanques de almacenaje al servicio de las empresas que importan aceite de cocina usado para convertirlo en biocombustible y ahí es cuando se produjo el gran salto cualitativo”.

Un aspecto que destaca Alejandro Sánchez es que esta empresa ha crecido “no por expectativas sino por el empuje de los propios clientes y contratos que hace que la compañía tenga que aumentar para dar respuesta al servicio que ellas necesitan, de manera que se multiplica la capacidad de almacenamiento y la importación del aceite procedente de Asia.

Básicamente, Olivia Petroleum facilita el negocio trayendo en barcos ese aceite de cocina o la grasa animal que después se lleva a las grandes empresas para que la conviertan en biocombustible, o también tienen la función de almacenaje.

Olivia Petroleum, que tiene como director general a Alfonso Lorente, tiene dentro del recinto fiscal dos zonas diferencias. Una que se encuentra más cerca de la antigua Altadis y donde tienen de manera provisional las oficinas, y otras justo detrás de las pistas del pádel.

En total tiene una capacidad de almacenamiento de 25.000 metros cúbicos distribuidos entre los ochos tanques aéreos de diferentes capacidades de los que dispone. Según los datos facilitados por la propia empresa, el 92% de la capacidad está destinada al almacenamiento de aceite de cocina usado y también grasa animal o a biodiésel. Por su parte, en un índice mucho menor también tienen alquitrán.

Algunos de los empleados de Olivia Petroleum, en las instalaciones de La Cabezuela. / Julio González

Ese aceite usado y grasa animal recibe el nombre de FAME (Fatty Acid Methyl Ether) y es un producto que está sujeto a Impuestos Especiales, por lo que Olivia Petroleum gana competitividad en este caso como depósito fiscal. Hay que tener en cuenta que en este tipo de recintos los productos sujetos a impuestos especiales pueden ser acogidos al régimen suspensivo, lo que implica que el devengo de la obligación tributaria no se producirá mientras el producto se encuentre dentro de este tipo de zonas francas, lo que es un gran atractivo para los propietarios de los mismos.

Después, la llamada Fase III se encuentra en el Muelle de la Cabezuela y recibe el nombre de Olivia Petroleum Trade. Aquí la capacidad es mayor y alcanza los 30.000 metros cúbicos distibuidos en ocho tanques aéreos, cuatro con capacidad para 5.000 metros cúbicos y otros cuatro para 2.500. Esta terminal está dedicada al cien por cien para el almacenamiento de FAME. Todos los depósitos se encuentran ahora llenos.

Para hacerse una idea del tamaño que tiene la empresa, la facturación en el último año fue de 145 millones de euros, lo que la convierte en la séptima empresa en este concepto de todas las que están en la provincia de Cádiz. Con medio centenar de empleados, en su sector es la primera de Andalucía y una de las más importantes a nivel nacional.

En las instalaciones que tienen en el Bajo de la Cabezuela tiene a pocos metros el cantil del muelle por donde le puede llegar la materia prima, está justo al lado de donde va a llegar el ramal ferroviario a estas instalaciones portuarias y se encuentra pegada a la salida por carretera. Eso no es casual: “Se han establecido en el lugar que corresponde a este negocio, ya que hay que tener en cuenta que para este negocio es muy importante la logística”.

El propietario británico, Stephen Rodger, “se dio cuenta de la importancia estratégica de este lugar. Para él, Cádiz es cien por cien el lugar idóneo para este negocio y no se ha equivocado. A la prueba nos remitimos. Yo creo que el dueño no hacía un acto de fe con Cádiz sino que sabía perfectamente el potencia que podía darle”.

Alejandro Sánchez asegura que éste es un camino de “no retorno” y los biocombustibles han venido para quedarse definitivamente. En este sentido, señala que la Unión Europea está destinando muchos fondos para este sector y, además, las entidades financieras también se fían de un negocio que se encuentra regulado. Además, va a seguir creciendo porque la normativa implica que de 2017 a 2022 debe pasar de manera progresiva del 5 al 10% la presencia de biocombustible en los carburantes.

La empresa también se halla inmersa en la estrategia llamada 2050, es decir, en un proceso de cambio de imagen y nuevos valores de marca y Olivia Petroleum se ha integrado bajo el paraguas del grupo Olivia Energy Group para acercarla a la realidad actual.

Investigación con talento gaditano

No es una cosa que tengan prevista a corto y ni siquiera a medio plazo, pero Olivia Petroleum no descarta en el futuro tener un papel más protagonista y ser ella misma la que pueda transformar esa materia prima en biocombustible. No obstante, Alejandro Sánchez afirma que en la actualidad “tenemos a mucho talento gaditano de ingenieros que están investigando en cómo podemos mejorar ese biocombustible metiendo aditivos completamente acordes con la normativa y que pueda producir una mayor eficacia y eficiencia”.

La empresa también invierte mucho dinero en las propias instalaciones, de manera que tanto los tanques de almacenamiento como los viales tienen materiales de última generación “que hace que se alargue la vida de las instalaciones, que evita que haya filtraciones y, por lo tanto, que el producto sea puro y, además que evite los vertidos”. En este sentido, señala que “estamos muy comprometidos e invertimos mucho dinero en estas cuestiones”.

Un hombre de negocios de la City londinense

Stephen Rodger es un británico de origen surafricano con mucho pedigrí con una trayectoria importante en Inglaterra. Rodger es un hombre de negocios de la City londinense y a que le gusta mucho España, no sólo a nivel personal sino también empresarial. Alejandro Sánchez lo define como un hombre muy culto y que conoce perfectamente la historia de España y la de Cádiz, “mucho más allá de la batalla de Trafalgar”. En este caso, sabe de la importancia que tuvo Cádiz y el puerto de Cádiz en la historia de Occidente, en la de España y en el comercio internacional, especialmente en la época del Comercio de Indias. Dicen de él que es una persona muy familiar y que esta cualidad también se traslada a la empresa que se encuentra radicada en Cádiz.

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