Del relleno al paseo de la Bahía
Vecinos y comerciantes de la zona destacan la evolución que ha vivido en su medio siglo de vida, recordando cómo era el barrio cuando se le ganó terreno al mar para su urbanización
La condición de la barriada de la Paz es la de una zona humilde y obrera. Medio siglo de vida en los que el barrio ha evolucionado en algunos aspectos para bien, pero que sufre de manera especial los problemas generados por la crisis. Las heridas del paso de los años son evidentes en sus viviendas, con las avenida del Guadalquivir y del Perú o el paseo de la Bahía como vías principales. Los tendederos llenos de ropa en las ventanas son un símbolo de la modestia de sus vecinos.
Sin embargo, no tiene nada que ver la imagen actual de La Paz con la de hace algunas décadas. El desarrollo de la barriada con obras importantes como la remodelación del paseo de la Bahía, el nuevo barrio de Astilleros, el segundo puente o el soterramiento de la vía del tren le han hecho salir de parte del aislamiento que sufría.
Si preguntas a los más vecinos más veteranos del lugar, todos te cuentan lo que ha cambiado la barriada desde que se comenzó a ganar terreno al mar o la construcción de las 1.000 viviendas.
Uno de los centros de ebullición del barrio está en el paseo de la Bahía. En él, junto al segundo puente, se encuentra el Club Deportivo de Pesca Viento de Levante. En la puerta, una mujer vende muergos a cinco euros el medio kilo o nueve euros el kilo. Entre discusiones sobre pesca y los precios, con una espuerta de caballas de por medio, la vida pasa en el club entre partidas al mus y al dominó.
Allí, Justo Ariza y Joaquín Olvera, dos parroquianos ya jubilados, recuerdan cómo fue este proceso. "Todo esto -señala al frente- era agua. Llegaba hasta la avenida del Perú. Yo vivo en Alcalde Blázquez -ya en el Cerro del Moro- y llevo 45 años en el barrio, desde que me casé", cuenta Justo.
Sigue recordando que cuando era pequeño "mi padre me llevaba allí enfrente, en la avenida del Perú, donde estaba la playa del Bosque. Allí, donde ahora hay un muro que dice Gadir, estaban las Flechas Navales, y donde estaba la aviación -por la antigua factoría de CASA- había también otra playa".
Justo dice que "fue un cambio muy grande, ya que todo era mar y después fue un terraplén, donde se hacían campos de fútbol". Joaquín, por su parte, reconoce que el cambio del barrio "ha sido para bien" y discute de la importancia del segundo puente para la zona. "Lo empezaron cuando el Mundial, a ver cuándo lo vemos acabado", apunta.
Dentro del Viento de Levante, Esteban Díaz, comodoro del club, comenta que "el barrio ha evolucionado tela. Todo esto era fango hace 50 años y llegaba el agua hasta Lacave. Era una dársena y ya aquí se hicieron las 1.000 viviendas y después los grupos portuarios".
En su relato, Esteban va sacando más cosas que con el tiempo se han ido perdiendo. "Desde la gasolinera África, estaban las Flechas Navales, Casa Bruno o los carros con mulos. Cada vez que veníamos aquí de pequeño acabábamos metido en fango todo el día", rememora.
El presidente de Viento de Levante es Francisco Richarte. Aunque no es vecino del barrio, comenta que "la zona ha tenido una evolución magnífica con el paseo de la Bahía. Es la otra cara de la ciudad que se está fomentando un poco más, ya que cada vez más ciudadanos de Cádiz y los exteriores vienen a La Paz".
Otro de los lugares con un mayor movimiento de personas es la confluencia de las avenidas Guadalquivir y del Perú, donde reside gran parte de la fuerza comercial de la zona. En la del Perú comparten negocio dos comerciantes veteranos. Francisco González, de Conil, regenta una frutería desde 1972, mientras que Manuel Martínez hace lo propio con la carnicería que se encuentra en el mismo local.
Francisco comenta que "cuando llegué aquí tenía 21 años y ahora tengo 63. Mi padre fue el que me trajo y cuando llegué la entrada era de tierra. Años después fue cuando construyeron los edificios que están enfrente".
En cuanto a la situación de La Paz, asegura el frutero que "es un barrio normal, pero se nota más la crisis y la falta de dinero. No es un barrio degradado, pero sí hubo una época en la que se notó el problema de la droga, pero eso ya se ha ido perdiendo".
Por su parte, Manuel, el carnicero, señala que "yo abrí aquí en agosto de 1975. Esto era todo arena. Ya después se echaron escombros en el suelo y pusieron las primeras losas. Cuando hicieron los bloques fue cuando lo asfaltaron, pero lo hicieron mal".
De sus recuerdos, afirma Manuel que "de chiquillo me traía mi padre por aquí, ya que donde estaba el Cutty Sark había un reñidero de gallos de pelea. En esa época, todo esto era una playa". Junto a esto, añade que "hasta hace unos 30 años, por la parte donde está la biblioteca había un desguace de coches que llevaba Pepe Pegalajar. Cuando se urbanizó el barrio, lo tuvieron que quitar".
Con todo, el comerciante destaca del estado de la barriada que "esto es una zona obrera que se está haciendo vieja. He despachado a tres generaciones y ya queda poca gente joven".
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