La revolución pastoral de Zornoza
Obispado de Cádiz y Ceuta
El obispo quiere situar a la diócesis en el siglo XXI y lanza una serie de objetivos, recomendaciones y proyectos para poner en marcha de aquí a 2025
Actualizar la vida de la Iglesia. Dar respuesta a las necesidades religiosas y espirituales de estos tiempos. Luchar contra la secularización interna. Modernizarse. El obispo diocesano, Rafael Zornoza, plantea una auténtica revolución pastoral en la diócesis, con el horizonte marcado en 2025 y con numerosos retos e iniciativas que desarrollar para evitar que la Iglesia se quede atrás. Un plan cuyos principios fundamentales ya ha dado a conocer y que busca “llevar el Evangelio en las condiciones concretas en las que vivimos hoy, en esta cultura en crisis y fundamentalmente secularizada”.
El obispo ha realizado una diagnosis de la sociedad de hoy y de los principales problemas a los que se enfrenta la Iglesia, como son el “cambio social acelerado que afecta al modo de ser, de amar, de hacer y descansar” y en el que el cristianismo “ya no constituye un supuesto obvio de la vida en común e incluso frecuentemente es negada, burlada, marginada, ridiculizada”; o la secularización “banalmente consumista y nihilista cuyos lemas podrían ser ‘Sálvese quien pueda’ y ‘Mi deseo es un derecho’”, en la que el mensaje cristiano “inevitablemente resulta escandaloso”.
Reformas en las parroquias
Para luchar contra ello, Zornoza es claro ante la realidad que ve y plantea una serie de claves a desarrollar en los distintos ámbitos de trabajo y encuentro de la Iglesia gaditana. Empezando por las parroquias, en las que reconoce que “con frecuencia” están formadas por comunidades “cerradas y poco acogedoras”, en las que “no se presta la debida atención a la incorporación plena de los jóvenes” y hay también “falta de integración de los movimientos y asociaciones”. “Las parroquias no pueden contentarse con ofrecer simplemente servicios administrativos y sacramentales”, advierte el obispo, que pone de relieve también la figuras de los consejos pastorales, que considera “imprescindibles” y que pide “revitalizar y cuidar”.
Para la renovación de la parroquia, pide el obispo “ciudado, dignidad y fidelidad en la celebración de los sacramentos, con especial énfasis en la misa dominical y la confesión”, señalando la necesidad de “renovación y cuidado de la música y cantos litúrgicos”, la búsqueda de la “dignidad de ornamentos, objetos sagrados y ajuar litúrgico” así como la revisión de los horarios de apertura de los templos, de celebración de las misas o de las confesiones. Unos horarios que se adapten al ritmo de la sociedad actual o que no haga coincidir las misas de unas y otras iglesias prácticamente a la misma hora. Y es que busca el obispo que la liturgia sea “expresiva y atractiva, fomentando la fructuosa participación” y que se recupere el domingo “como el Día del Señor”.
También pide Zornoza para la vida de las parroquias que se otorgue mayor centralidad al Santísimo, procurando que el Sagrario esté en un sitio visible (y no algo escondido, como ocurre en algunas iglesias), que haya exposición del Santísimo, que se habiliten “horarios amplios” para la oración, así como un “ambiente de silencio, comodidad y limpieza” que ayuden a ello; sin olvidar la oración comunitaria. De igual forma, plantea a los sacerdotes -a los que recuerda la “imprescindible formación permanente”- que preparen y cuiden la predicación litúrgica, que se renueven las catequesis “para que no queden en un aprendizaje intelectual o doctrinal sino en la sabiduría de la vida”.
Laicos comprometidos
Especial atención pone sobre la necesidad de formación del laicado para las labores de catequista, acólito, voluntario de Cáritas o visitadores de enfermos. “El Catecumenado de Adultos debería existir en todas las parroquias y comunidades”, lanza Zornoza, que avisa sobre la falta “de líderes cristianos de referencia y una mejor comprensión de las implicaciones sociopolíticas de la fe” y un “déficit de presencia pública en terrenos como el laboral, la cultura, los medios de comunicación y las redes sociales, o la política”.
Frente a ello, llama el obispo a que los laicos no sólo estén en esos terrenos de presencia pública, “sino también en el ambiente ordinario de la ciudad, en comunidades de vecinos, AMPAS, asociaciones civiles, foros, redes sociales...”. Espacios que requieren -sigue afirmando- una “presencia cristiana incidente, que reconozca la autonomía de lo temporal y el pluralismo social pero que no renuncie a testimoniar las implicaciones sociales del Evangelio”. Implicaciones sociales que enumera de manera muy concreta: “El respeto y la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos, la promoción del bien común en todas sus formas, el derecho a la libertad religiosa y de conciencia, la dignidad de la persona, el cuidado de la Creación”.
Atención a jóvenes y ancianos
Otro mandato de Zornoza para actualizar la vida de la Iglesia diocesana es la atención preferente a los jóvenes, ya que con ellos “nos jugamos la transmisión de la fe y la pervivencia de la comunidad cristiana en el futuro próximo”. Y para ello plantea una renovación de la pastoral de juventud de la diócesis con las miras puestas en los encuentros futuros del año santo compostelano en 2022 y de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Lisboa en 2023.
Junto a los jóvenes, también tiene pendiente la Iglesia impulsar la atención pastoral a las personas mayores. “En la Iglesia hay que dar a las personas ancianas, a las personas con una cierta edad, la importancia que les niega el mundo actual”, afirma Zornoza, que plantea el desarrollo de programas que sostengan a los mayores en su situación.
Pide también el obispo un impulso de la pastoral familiar, reconociendo que el modelo tradicional de familia está en crisis, “pero sigue siendo el lugar donde somos amados incondicionalmente, donde valemos por nosotros mismos”. “Las familias cristianas viven con frecuencia solas”, asegura, ante lo cual plantea la “tarea urgente y prioritaria de la evangelización de la familia, que experimenta grandes presiones sociales y culturales que deforman su sentido e impiden la educación de los hijos, y evitar su secularización”.
La labor social
La labor social de la Iglesia tampoco escapa a esta renovación total que quiere poner en marcha el Obispado de Cádiz y Ceuta. Para Cáritas pide el obispo el apoyo de todos para “no perder de vista la dimensión social de la vida cristiana ni renunciar a un compromiso caritativo, social y político creativo”. “Cada parroquia ha de sentirse identificada con su Cáritas parroquial y cada fiel estar pendiente de sus acciones. Nuestras comunidades deben estar informadas de las necesidades para salir al encuentro y acoger a los necesitados”, traslada el obispo, que también dedica una atención especial a la Delegación de Migrantes ante la “situación migratoria desbordante” en las costas gaditanas. Por ello, plantea “crecer en los programas parroquiales de atención e integración de los emigrantes de modo que sean atendidos en la pastoral propia de las comunidades”. “Hemos de promover una fuerte acción caritativa, más expresiva de nuestra fe y con un voluntariado más numeroso y dispuesto”, dice Zornoza, que quiere impulsar un voluntariado de jóvenes y adultos que garanticen la continuidad de esta labor social de la Diócesis.
“Tenemos que abrir nuevos caminos que nos permitan afrontar los retos cambiantes”
El proyecto pastoral que el obispo quiere implantar en la diócesis entre 2021 y 2025 ha sido presentado por medio de una carta en la que Zornoza hace ese llamamiento a “abrir nuevos caminos que nos permitan afrontar los retos cambiantes” de la sociedad actual. “Estamos viviendo un tiempo providencial con nuevas oportunidades para el Evangelio y la evangelización”, traslada Zornoza invitando a esa “renovación profunda” de la Iglesia para que pueda atender “los desafíos del cambio de época”.
“No se trata de cambiar por cambiar ni de estas a la moda, sino que la Iglesia ha de cambiar para permanecer fiel a su identidad y vocación”, explica el obispo, que contextualiza que este nuevo plan pastoral coincide en el tiempo con algunos “acontecimientos significativos” que se han producido en los últimos años “dentro y fuera de la Iglesia que nos determinan y enriquecen y que no pueden ser soslayados”. Entre ellos, lógicamente, “la situación insólita vivida en la pandemia del Covid-19 que ha sembrado el mundo de temor y ha descabalado la vida social y económica”.
También aclara Zornoza que el plan propuesta para los próximos cuatro años es fruto de una consulta realizada a toda la comunidad diocesana, por medio de la cual “hemos apreciado lagunas y carencias propias y deseamos corregirlas, deseos y anhelos dignos de atención, y una gran disponibilidad por parte de muchos”. Fruto de todo ello es este “proyecto ambicioso” para la Iglesia diocesana, que “debe ser capaz de captar los signos de los tiempos y discernir bajo la guía del Espíritu Santo para caminar juntos”.
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