Rocío Marín: "Mi primer día en ‘La que se avecina’ llevé los zapatos de Laura, y fue como si ella me aceptara"

La actriz jerezana, que en la popular serie interpreta a Greta Garmendia, llega al Gran Teatro Falla de Cádiz este miércoles 18 de diciembre con ‘Las asambleístas’ del director y dramaturgo gaditano José Troncoso 

Se trata de una revisión del clásico de Aristófanes 'La asamblea de las mujeres', pero "donde las mujeres tomamos la voz", explica

El gaditano José Troncoso estará en el Festival de Teatro de Mérida con 'Las asambleístas (las que tropiezan)'

La actriz jerezana Rocío Marín.
La actriz jerezana Rocío Marín. / Javier Mantrana

Cádiz/Aunque Rocio Marín (Jerez, 1981) es una cara que se ha hecho conocida por su papel de Greta en las temporadas 14 y 15 de la serie La que se avecina, la actriz de dilatada trayectoria es una mujer forjada en las tablas del teatro. Y al teatro, al Gran Teatro Falla, llega este 18 de diciembre con Las asambleístas, una obra del también gaditano José Troncoso –“bueno, y para esta función vuelve Pepa Rus, más gaditana la función no puede ser”–  que revisa desde el humor y la reivindicación el clásico de Aristófanes La asamblea de las mujeres.

Pregunta.–¿Actuar cerca de casa siempre es más especial? 

Respuesta.–Sin duda alguna. Es un día señalado, por supuesto, siendo gaditana y, además, es que ¡es mi primera vez en el Gran Teatro Falla!, así que imagínate que simbólico es esto para mí. Va a ser un día que no olvidaré.

P.–¡Vaya! Pues además lo hace de la mano de un dramaturgo gaditano de mucho talento, José Troncoso. ¿Cómo ha sido trabajar con él?

R.–Trabajar con José ha sido muy gratificante. Su universo es muy auténtico y particular, con esa idiosincrasia tan gaditana. Y es curioso porque, aunque era la primera vez que trabajaba con él, me he sentido como en un reencuentro, como con una sensación de estar en casa. Algo muy mágico. Eso a nivel sensaciones pero es que a nivel formal también ha sido una pasada porque Troncoso crea un lenguaje y, con él, una versión muy libre de la obra de Aristófanes.

P.–De ’La asamblea de las mujeres’, pero en ‘Las asambleístas’ están, digamos, más presentes

R.–Totalmente, y así lo ha visto Jose que ha hecho también la dramaturgia. Efectivamente, en la obra de Aristófanes las mujeres desaparecen enseguida, ni siquiera tienen nombre, y Jose coge esta obra y la convierte en la excusa, entre comillas, para hablar de lo más importante, de la voz que tenemos las mujeres a través de cinco personajes femeninos y una diosa.

P.–Y usted es la que han llamado Servicialia. Hábleme de ella.

R.–Serviciala es un personaje que encarna el cuidado excesivo hacia los demás, creyendo que esa es su función en la vida. Se dedica a cuidar a su marido y a su hija y, a lo largo de la obra, se da cuenta de que ha estado viviendo una vida que no le pertenece. Y, fíjate, que te reconozco que, a través de ella, he podido reflexionar sobre mis propios roles como madre y mujer. Es un espejo que me ha hecho cuestionar muchas cosas sobre lo que se espera de mí y de nosotras.

P.–Vamos, que de la obra nadie sale indemne

R.–Totalmente, ni nosotras, las actrices, porque cada una, digamos se encaja en una conducta que hay que revisar, ni el público, por supuesto. Ya hemos ido a muchos lugares diferentes con la gira de Las asambleístas y te puedo decir que todas las mujeres que van se encuentran completamente reflejadas en algunos o varios de los personajes. Personajes que en una noche tienen que atravesar por un bosque en el que deberán de enfrentarse a sus peores temores. Una especie de pruebas que tendrán que superar para conseguir lo que quieren, que es cambiar las leyes para alcanzar una sociedad más igualitaria. Pero estas pruebas que lo que persiguen es que rompan con lo que las ata para que sean más libres y felices... Me callo, que no quiero hacer spoiler (ríe) Pero sólo te diré que mi personaje tiene un momento de transformación absolutamente emocionante.  

P.–Me lo cuenta y está usted emocionada ya

R.–Sí y eso sucede en la obra, la gente se emociona porque todavía arrastramos mucho las mujeres... Pero, bueno, que todo esto se trata desde el sentido del humor que, ojo, es el arma más infalible que puede haber. El tipo de humor, además, de Troncoso que, como dice Silvia Abril, que encabeza la obra, parece que está esperando a que el público esté con la boca más abierta de carcajadas para, en ese momento, clavarle el puñal. Justo cuando más estás en la risa, consigue helarte la sangre. Eso es maravilloso, poderoso, que te revuelva. Por eso nos gusta también que vayan a vernos muchos hombres. 

P.–En su profesión, ¿hay todavía mucho que hacer en este sentido?

R.–Mucho no, muchísimo, pero es cierto que tras muchos años de desventaja, ahora estamos en un momento mucho más amable. Percibo que se abre una ventana de esperanza. Hay una mayor presencia femenina en dirección, guiones y personajes que no son solo acompañantes de los protagonistas.  

P.–Momento amable también es una expresión que define ahora mismo a su carrera. ‘Las asambleístas’, acaba de estrenar ‘Injuria’ también sobre las tablas, su segunda temporada en ‘La que se avecina’...

R.–¡Sí! Bueno, lo de la serie es brutal. Nunca imaginé que estaría en una serie con tanta repercusión. Cuando salgo a la calle, siento el abrazo del público, pero un abrazo real. Me agradecen que le hagamos reír y hasta me cuentan que La que se avecina les ayuda a sobrellevar sus problemas. De verdad que la gente me para y me llega a contar historias personales muy conmovedoras. Y eso no está pagado, y ni siquiera eres consciente del efecto de lo que haces hasta que la gente no te para y te dice. No es creerte salva nada, pero sí que te das cuenta que lo que haces es más grande que tú. Y eso me lleva a una frase que me dijo Jose en los ensayos de Las asambleístas: “Rocío, esto no va de ti, esto va de todas”.

P.–Su llegada a ‘La que se avecina’ le planteó un reto complicado, pues debía asumir el personaje de Greta Garmendia tras la muerte de Laura Gómez-Lacueva

R.–La verdad es que soy una mujer de retos. La vida siempre me ha puesto desafíos por delante. También a Las asambleístas llegué para sustituir, pero es verdad que muy al inicio de la obra. Pero, bueno, a lo que me preguntas... Muchos sentimientos encontrados... Además es que yo no pasé casting sino que me llamaron, me querían a mí, por lo que estaba muy contenta, pero claro, ibas a ocupar el personaje de una persona, una gran actriz, que ya no estaba. Por eso, siempre le agradeceré al equipo de la serie el recibimiento que me dieron. Nunca voy a olvidar las palabras de Alberto Caballero que me abrazó y me dijo, te queremos a ti, te hemos llamado porque eres una gran actriz. Y, bueno, el primer día de rodaje desde vestuario me dijeron que tenían los zapatos con los que Laura interpretaba a Greta y yo les dije que sí, que me los quería poner, y para mí fue simbólico, entrar pisando con sus zapatos, fue como si ella me diera permiso, como si me aceptara para hacer a Greta.  

P.–¿Y optó por seguir sus pasos o tomar su propio camino para Greta?

R.–Intentar hacer la misma Greta que Laura creo que habría sido un error. Yo tomé el personaje y lo intenté hacer mío. Pero esto que te cuento tan tranquila me supuso muchas noches de insomnio y un trabajo muy duro.

P.–¿Y en qué anda ahora que se pueda contar?

R.–Pues estoy muy entregada a La que se avecina, que hemos renovado otra temporada que empezaremos a grabar en abril; luego Las asambleístas hasta final de enero, que termina la gira, y acabo de estrenar el drama Injuria, de Antonio Domínguez, un cambio de rol total, como me gusta a mí, y luego alguna otra cosa en el audiovisual que no puedo contar todavía. Y, nada, con muchas ganas de seguir haciendo cosas, y, fíjate lo que te digo, con unas ganas locas de hacer cine andaluz. Tengo ganas de hacer cosas en mi tierra y de trabajar con mi acento, que parezco de Valladolid (ríe).

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