Rodaje de la serie 'Young Sherlock': Cádiz se mete en su papel

Un rodaje cinematográfico es generalmente una mezcla de expectación, mutismo y molestias. La presencia de los equipos de rodaje en una ciudad cuenta con un atractivo público y mediático innegable por la visible presencia de un amplio equipo de profesionales y, sobre todo, por los actores y actrices, rostros visibles de cualquier producto audiovisual. Y, al tiempo, un rodaje al aire libre conlleva el cierre de calles y plazas y también el celo con el que productores y directores ocultan los detalles de su trabajo, lo que implica un estricto control de lo que se cuece en el set de rodaje, para evitar que una foto o un vídeo desvele parte de la trama. Cádiz, en estos días, está viviendo estos días un rodaje internacional que tiene mucho de expectación, algo de mutismo y alguna que otra molestia a la ciudadanía.

El rodaje de la serie ‘Young Sherlock’, dirigida por Guy Ritchie y que será proyectada a través de Amazon, está teniendo en estos días tres escenarios principales: Argüelles, Candelaria y la plaza de Mina. Estos tres enclaves y sus entornos han sufrido distintas modificaciones para que Cádiz, por arte del truco cinematográfico, se transforme en París. La plaza de Argüelles fue, de hecho, totalmente transformada en su conexión con la plaza de España y la calle Fermín Salvochea Allí, de hecho, comenzó el rodaje de una batalla ambientada en plena época de la Comuna de París. En toda la zona aún son visibles abundantes restos de arena, gravilla y paja en la calzada, que llegan incluso por Fermín Salvochea hasta la cercana calle Manuel Rancés y que no han sido retirados.

Esta misma semana, el lunes y martes, el rodaje se realizó en la plaza de Mina, en torno a la finca ubicada en el portal número 3. Cámaras en el exterior y en el interior de este edificio con algunos de los actores principales de la serie y de un nutrido grupo de extras que, incluso, se arrancaron cantando y bailando flamenco en un descanso del rodaje, como relatan a este periódico comerciantes y residentes en Mina que fueron testigos de la curiosa escena.

Y en estos días, el rodaje se ha trasladado a Candelaria, tomada literalmente por camiones, coches y furgonetas para realizar un trabajo que se centra en la esquina de la plaza con Candelaria y la calle Obispo Urquinaona, donde el café Royalty ha sido transformado en una brasería. Ayer mismo por la mañana, un amplio dispositivo de seguridad controlaba el paso de peatones para evitar que entraran en la zona de rodaje.

Los rodajes cinematográficos en las calles y plazas suelen causar ciertas molestias, sobre todo si como en este caso hay que ‘disfrazar’ la ciudad para trasladarla a la época en la que se desarrolla la acción. Ello implica la necesidad de transformar y cerrar comercios, garajes y hasta comunidades particulares de vecinos, para evitar cualquier desajuste histórico que se pudiera colar en algún plano.

Estas molestias ciudadanas y cierres comerciales se suelen compensar desde las productoras de los rodajes con indemnizaciones por la clausura de los negocios e incluso el abono de alguna cantidad a las comunidades de vecinos para evitar que salgan de sus portales durante el rodaje o a los propietarios de garajes para que tampoco muevan sus coches. En este rodaje actual, por ejemplo, un garaje situado en la zona de Candelaria está siendo utilizado como almacén.

Y la ciudad, en general, logra con estos rodajes una importante promoción, incluso en casos como éste en el que Cádiz no hace de Cádiz, y también cierta carga de trabajo en cuanto a la elección de figurantes y a veces de técnicos especializados para cualquier contratiempo que pueda surgir en el rodaje.

Al tiempo, los hoteles también se benefician de la llegada de los equipos de rodaje, que pernoctan en establecimientos de la capital o de los alrededores. Este rodaje, de hecho, se ha realizado también en zonas de El Puerto y Jerez.