Visto y Oído
Broncano
La concejalía de Urbanismo del Ayuntamiento de Cádiz está trabajando en la reordenación de la plaza de Sevilla. No va a ser el proyecto definitivo, a la espera del incierto futuro de los edificios de la Aduana, la Casa del Mar y el propio Faro de las Libertades, junto a la conexión muelle-ciudad. Va ser una actuación importante pero puntual, que busca eliminar las incidencias en el tráfico que se producen en la zona.
La plaza de Sevilla conecta el casco antiguo con dos vías de alta densidad de tráfico. Por una parte, la propia Avenida como arteria principal de Puerta Tierra, y por otra la avenida de Astilleros con la circulación que utiliza el puente de la Constitución de 1812. Todo ello convierte a la plaza en un recinto de complicada circulación, con demasiados giros y con rotondas poco claras para el tráfico, y más si el que circula desconoce la ciudad.
El último accidente se produjo en la noche del pasado sábado, afectando a un autobús de la línea 1 que bajaba por la Cuesta de las Calesas y un coche que, presumiblemente, giraba hacía la avenida de Astilleros. Aquí se utiliza un ceda el paso que ha provocado en los últimos meses más de un incidente.
"Los técnicos están viendo cómo se puede resolver el problema del nudo de la plaza de Sevilla", indica a este diario el teniente de alcalde de Urbanismo, Martín Vila. Así, se está valorando la ordenación del suelo creando una gran rotonda.
Con ésta se eliminaría el ceda el paso que permite el giro hacia la estación ferroviaria, el puerto y la avenida de Astilleros desde el interior del casco antiguo, y se lograría una tráfico más fluido.
La intención es que todo este nuevo entramado viario gire alrededor de la fuente luminosa de la plaza de Sevilla, eliminando la pequeña y precaria rotonda que se instaló en su día cuando se trasladó a San Juan de Dios la estatua de Segismundo Moret.
El objetivo es que esta remodelación pueda estar terminada antes de las próximas fiestas de Navidad.
Quedará para más adelante la profunda remodelación que tiene pendiente el recinto desde hace años.
Por una parte, está en el aire el futuro de dos equipamientos públicos que, según el Plan Plaza de Sevilla, deberían de derribarse y trasladarse a una nueva ubicación: el edificio de la Aduana (para lo que se está todavía pendiente de que la Junta retire la protección patrimonial que tiene) y la Casa del Mar. En su día ya se demolió la sede de la Capitanía Marítima.
En los últimos años se levantó también en una posición hoy nada estratégica uno de los Faros de la Libertad, muy criticados y que el Ayuntamiento quiere eliminar si tuviera dinero para ello.
A todo ello hay que unir la ejecución del plan de la Autoridad Portuaria de conexión del muelle Ciudad con la trama urbana, que debería de afectar también al diseño que se le dé de forma definitiva a la plaza de Sevilla.
La conexión con la avenida de Astilleros será también esencial, una vez el Ayuntamiento tenga capacidad financiera para transformarla en una vía de dos carriles en cada sentido, que tendrá comienzo y final en la plaza de Sevilla.
Y un último aspecto a tener en cuenta es la construcción del futuro parque de la Muralla, la gran zona verde que se pretende levantar en la actual zona de aparcamiento en superficie junto a la terminal ferroviaria.
El desarrollo urbanístico de toda esta zona aún tardará en ejecutarse en su totalidad, más allá de actuaciones puntuales que se vayan realizando para la mejora del tráfico. Pero cuando esté terminada, será una de las áreas de desarrollo de la ciudad mejor configuradas: conexión inmediata con el centro histórico y comercial, conexión con el puente de la Constitución de 1812, conexión con las estaciones de tren, autobuses interurbanos y catamarán, conexión con una gran zona verde a pie de la muralla, y conexión con la zona de ocio y hostelería prevista en la antigua terminal del tren de 1905.
La plaza de Sevilla dio sus primeros pasos tras el inicio del proceso de derribo de la muralla de 1906. Acceso al viejo puerto y a la primitiva estación del tren fue creciendo a medida que se eliminaba la muralla y se ejecutaron nuevos relleno para ampliar la dársena portuaria.
En 1952 el muelle se cierra con la actual verja, terminan de derribarse las antiguas dependencias del puerto y comienzan a levantarse los edificios oficiales. A la vez, se construye una gran fuente en conmemoración con la traída de agua potable a la ciudad. La plaza, en distintas épocas, se completará con el reloj floral que después se trasladó junto a Diputación, y el monumento a Segismundo Moret. Y fue testigo también de los profundos cambios en la zona ferroviara, con la construcción de dos estaciones en cuarenta años.
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