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Cádiz| Protesta
Cádiz/La plaza de Mina de Cádiz ha acogido este jueves por la mañana una representación de la vuelta al cole en tiempos de pandemia, en la que quedó demostrado que en un aula de un colegio público cualquiera, con unas medidas estándar, no se cumple la distancia de seguridad entre los alumnos si no disminuye la ratio. Esta representación-protesta estaba organizada por la Federación Local de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (Flampa) junto a la Coordinadora Escuela Pública de Cádiz, y se hizo también en San Fernando de forma simultánea.
Justo delante de la sede de la Delegación Territorial de Educación de la Junta de Andalucía en Cádiz, se instaló un aula con sus 25 pupitres y antes de entrar los alumnos, se les tomó la temperatura y se limpiaron las manos con gel hidroalcohólico. El aula estaba rodeada de carteles con los nombres de todos los colegios e institutos de la ciudad.
Al sentarse los 25 estudiantes, la profesora de esta aula preguntó si se estaba cumpliendo el metro y medio de seguridad, entonces, los alumnos sacaron un metro para medir la distancia entre los pupitres: no se cumplía. "Pues me temo que tendrán que salir unos cuantos alumnos del aula", anunció la profesora entre las protestas de los menores. Abandonaron la clase siete estudiantes y se redistribuyeron los pupitres, pero seguía sin cumplirse la distancia mínima de seguridad, así que tuvieron que salir otros seis alumnos, quedando sólo 12 en el aula para que se respetara el metro y medio entre cada uno de ellos.
"Conclusión: Hay que bajar la ratio, pero ¿ha contemplado el consejero la reducción de la ratio en Andalucía? No. Entonces, ¿qué haremos? ¡Nos contagiaremos!", manifestó la maestra.
En este acto de protesta, se leyeron comunicados en nombre del profesorado, las familias y los alumnos de los colegios públicos. Marián Gil, presidenta de la Flampa, lo hizo en nombre de las familias. Dijo que estaban allí "para pedir una vuelta al cole segura" y reclamar "que la administración se responsabilice de la salud de nuestros hijos y no deje caer esa responsabilidad en los equipos directivos sin dar los recursos necesarios". Defendió la importancia de la educación presencial, pero indicó que para ello, en las circunstancias actuales, es necesario disminuir la ratio "y que se cumplan las medidas sanitarias marcadas por el Gobierno". Así, señaló que si la situación continúa como está, desde la Flampa animarán a los padres a que no lleven a sus hijos al colegio cuando empiece el nuevo curso, "porque la administración nos está dando a elegir entre salud y educación, y eso no es justo y no debemos permitirlo. Pero evidentemente, entre salud y educación, elegimos la salud".
En nombre del profesorado, intervino Patricia Garzón, de la Coordinadora de la Escuela Pública de Cádiz. Destacó que "para garantizar un entorno de trabajo seguro, hace falta más profesorado y así tener menos alumnos por aula. Hace falta mucho personal de limpieza y también ordenanzas y administrativos. Hacen falta expertos en salud especializados que asesoren a los centros educativos en todo momento. Incluso serían necesarios psicólogos que atiendan individualmente los efectos que toda esta situación tiene y tendrá en la salud emocional de nuestro alumnado".
Y cuestionó: "¿Cómo pretenden que desde los centros escolares garanticemos la salud y la seguridad con estas carencias? Es como exigirnos que vayamos a la luna sin naves espaciales ni astronautas".
Para esta representante de los maestros, "las instrucciones de la Consejería de Educación para el covid son un chiste que no tiene ninguna gracia", y todo esto al margen de "las condiciones de trabajo, de los esfuerzos y sacrificios extraordinarios que se nos exigen gratis, en gran parte para cubrir los esfuerzos que ellos no están realizando".
Asimismo, se refirió al protocolo de actuación que tiene que elaborar cada centro, que "va a sentar las bases para que carguemos con las responsabilidades de todo si algo sale mal. Un documento que además tiene que estar hecho en dos semanas, cuando ellos han tardado más de cuatro meses en preparar sus magníficas instrucciones. Y por si esto fuera poco, tenemos que hacer programaciones dobles, para trabajar en modo presencial o telemático, creando nuestro material para ser colgado en las plataformas".
Patricia Garzón criticó la falsedad de la preocupación de la administración por el bienestar, la calidad de la enseñanza o el exceso de carga administrativa y burocrática en los centros.
Por su parte, Ángel, un alumno de 3º de ESO del IES Rafael Alberti, quiso llamar la atención sobre cómo se sienten los estudiantes ante esta situación. "Somos los protagonistas de todo lo que suceda en el colegio o el instituto, pero no tenemos ni idea de lo que va a pasar y nos preocupa bastante", afirmó, añadiendo que quieren saber "cómo serán seis horas diarias encerrados en un aula con las mascarillas puestas y con no sé cuantas restricciones y normas nuevas, más estrictas que nunca, para que estemos quietos, en silencio y aguantando".
"Nos gustaría poder deciros qué queremos y qué no queremos. Y que nuestro bienestar físico y emocional sea de verdad una prioridad para los que diseñan el sistema educativo. Sobre todo cuando la asistencia es obligatoria", expresó. Y recordó que muchos de los alumnos no tendrán ordenadores si hay que volver al confinamiento.
"Nos sentimos abandonados, olvidados y ninguneados, ¿por qué será? Si de verdad les importamos y no somos simples números en las estadísticas, por favor, tomen nota, señores políticos", concluyó este alumno.
Para terminar esta representación-protesta, la profesora invitó a los presentes a corear una serie de consignas criticando al consejero de Educación, entre ellas: "Imbroda no ayuda a una escuela segura", "la ratio tan alta al virus no le espanta", "Imbroda, incompetente, no te quedes con la gente".
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