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Cádiz/Tiene una cosita la excelencia, una especie de velo oscuro, un específico tipo de distanciamiento con la cotidianeidad, una presión contraída fruto de una lucha constante contra el tiempo y contra el caos que no parece tocar al VIII Premio Federico Joly. Y es que en Sara Baras, la mujer que conoce el secreto de alzar el vuelo con los pies en el suelo, la perfección no parece tener ni un rastro de indolencia. Así lo atestiguan los compañeros de profesión, los amigos y aquellos cuyos caminos se han cruzado con la excelsa bailaora, coreógrafa y empresaria gaditana en cuyas maneras la exigencia y la empatía armonizan de la misma forma que en su baile se besan la fragilidad y la fortaleza. “Mija, usted tiene un compromiso con el mundo”, le dijo en cierta ocasión esa sabia chamana que fue Chavela Vargas. Un compromiso que el palíndromo del duende –Sara Baras– ha aceptado en su cuerpo y en su alma para volcarlo en escenarios de todo el mundo, pero también en la intimidad de un ensayo y en las causas sociales que le importan.
Porque, si como dice la que hoy es la gran esperanza del cante, Israel Fernández, Sara Baras es “una genia, una personalidad única y una artista irrepetible”, igualmente le alaba “su generosidad” y su capacidad de “contagiar su respeto y su amor por la música” a los que con ella han trabajado.
Seis años “inolvidables” estuvo el artista en el Ballet Flamenco de Sara Baras, “y te aseguro que ahí adentro aprendes muchas cosas de ellas como la disciplina, lo que significa la dedicación y el respeto entre unos y otros”. También la comprensión. Así, llegó un momento –fue en su etapa en la compañía cuando Fernández sacó a la luz su celebrado disco Universo Pastora– que el toledano emprendió su propio camino. “Ya mi agenda propia no me daba otra opción y lo hablamos y ella me contaba que le pasó también en su momento cuando estaba en la compañía de Antonio Canales. Me fui pero nos seguimos queriendo un montón y nos admiramos mutuamente. Siempre tenemos una cosa muy bonita y muy especial entre los dos. Y, de verdad, que es única”, remarca.
Única. “Sara Baras es Sara Baras. El público la adora, va a verla a ella, las puestas en pie se repiten en cada función de cada espectáculo, tiene una conexión con el respetable que incluso trasciende a lo que es el aficionado flamenco. Hay muchas personas que puede que no vayan a ver a otro artista flamenco pero van a ver a Sara Baras”, aduce la experta Rosalía Gómez que reconoce a la gaditana su capacidad “de haber abierto al flamenco a otros públicos y a otros escenarios del mundo”.
La periodista especializada, que también fue directora artística de la Bienal de Flamenco de Sevilla, alaba, especialmente, “los inicios rompedores” de una compañía que ha cumplido 25 años. “Aquella Juana la Loca o Mariana Pineda donde encargó la dirección Lluís Pascal y la música a Manolo Sanlúcar, todo eso no era tan usual entonces”, argumenta Gómez que admira el cuidado “de sus puestas en escena, de sus luces” y, por supuesto, “de su técnica”. “Sara Baras con 50 años cumplidos baila, baila muy bien, y sigue llenando teatros y siendo reclamada en todas las grandes citas”, precisa.
Bien lo sabe Keko Baldomero, escudero a la sonanta, director y compositor de la música de sus ocho últimos espectáculos y, además, paisano; “mano derecha”, incluso, ha llegado a nombrarlo la propia figura en no pocas ocasiones. “Sara Baras es una artista muy querida en su tierra, pero realmente tú te das cuenta de su verdadera dimensión cuando sales al mundo con ella. Sara ha inaugurado teatros, es seguida y adorada en países que ni te imaginas, es una personalidad en toda regla. Te quedas loco, de verdad, cuando ves lo que mueve. De verdad que los gaditanos y los flamencos somos unos privilegiados por tener a una paisana y a una flamenca como Sara Baras”, sitúa.
Pero, además, el músico engrandece más a la creadora por mantener una actitud “súper humilde, cercana, que se ríe con lo más simple y disfruta con las cosas más sencillas”. “A ver, es que se define muy fácil, Sara es buena, buena persona. Tanto con los que trabajamos con ella como con la gente que tiene dificultades. Sara ayuda muchísimo, nada más hay que ver su compromiso con las niñas que padecen el síndrome de Rett, ayuda personalmente y también nos implica a la compañía. Es buena, de verdad”, la define reconciliando dos conceptos que, como decíamos, parecen alejados, la empatía y la disciplina. Porque “con Sara se curra, y mucho”, ríe.
“Partimos de la base de que es una mujer súper meticulosa, no deja nada al azar, todo súper trabajado y estudiado en los espectáculos para que salga como tiene que salir. Y aunque ella tenga después sus momentos de improvisación y de inspiración, porque ninguna función se parece a otra, trabaja y nos anima a trabajar para que la base de todo eso sea sólida. Eso lo tiene clarísimo”. Con todo, aunque disciplinada y exigente, la única vara que hay en un ensayo “es a la que suena su apellido”, bromea. “Trabajar con Sara es un regalo porque te deja expresarte. Si Sara cuenta contigo, y además hay que decir que cuenta con muchísimos artistas de Cádiz, es porque te quiere a ti, quiere lo que tú tienes que decir en la música, con lo que te hace sentir súper libre”, asevera Baldomero que, además de reconfirmar que sigue viva la manía de la bailaora de “lavarse los dientes antes de salir a escena, sin lavarse los dientes es que no baila, vamos”, también asegura que “se sigue poniendo muy nerviosa antes de pisar las tablas, y eso es porque le tiene un respeto reverencial al público”.
Compromiso con los aficionados y, como también desliza el guitarrista y compositor, compromiso social. “Hace un par de años pasamos un momento muy malo, muy malo de verdad. Paula tuvo que ser intervenida y, bueno, parecía que se nos iba. Pues bien, durante todos los días que estuvimos en el hospital ingresados, todos, no nos faltó una llamada, un mensaje, una comunicación de Sara Baras para saber cómo estaba nuestra hija”. La emoción impresa en las palabras de Pepe Vega casi se puede tocar. Padre de una chica con síndrome Rett y portavoz en Cádiz de la asociación Mi Princesa Rett pone esta experiencia personal como ejemplo del “nivel de implicación” de Sara Baras con esta causa.
“A todos los artistas, que son muchos, agradecemos siempre su ayuda pues colaboran gratis con nosotros, actúan y hacen galas para la entidad y para la investigación. Pero es que lo de Sara Baras va más allá. Además de eso, se implica personalmente, llama, pregunta, se sienta con nuestras niñas, en las galas está con ellas, se preocupa por conocerlas. Te puedo decir que Sara Baras te puede hablar de esta enfermedad como te habla un médico, lo sabe todo. Eso es excepcional, eso es de ser una persona excepcional”, agradece Vega a la artista que es madrina a nivel nacional de esta asociación.
Una mujer, una artista “que se merece este reconocimiento y todos los que vengan de su tierra, de hecho, yo le pondría sin duda al futuro teatro del Parque Genovés el nombre de Teatro Sara Baras”, propone sin ambages Casilda Varela que ha visto como la bailaora ha homenajeado al que fue su marido y padre de sus hijos, el genio Paco de Lucía, en varios de sus espectáculos incluido el último de ellos, el reciente Vuela.
“El mundo entero, pero sobre todo Cádiz, le debe a Sara un gran reconocimiento porque lleva a Cádiz por el mundo. Yo viajo mucho y en cualquier sitio que voy relacionan Cádiz y Sara”, asegura Varela que tampoco duda en señalar a Sara Baras como “la figura gaditana que tenemos ahora más internacional”.
Así, Casilda Varela destaca de la creadora “tanto su concepto artístico” como “su capacidad de estructurar” porque es “una maravillosa gestora, además de una excelente bailaora, una excelente clásica, una excelente coreógrafa y muy buena persona”. “Con el respeto que ha mostrado siempre a Paco (de Lucía) tanto en vida como en este último espectáculo, que es una maravilla, muy moderno y muy original, yo sólo le puedo enviar palabras de agradecimiento”, cuenta recordando que la ha visto desde niña “porque conocía a su madre, Concha Baras, de toda la vida”. “Bueno, recuerdo que yendo por la estación antigua de Cádiz, iba yo con Paco y ella iba con su madre y era una niña, y nos paramos y esa fue la primera vez que Paco vio a Sara, era una chiquilla y ella venía de ensayar”, dice divertida Casilda Varela que cuenta cómo al tiempo, cuando la joven vio la luz al mundo como bailaora, “comenzamos a seguirla y ya para siempre, porque Sara es conmovedora”.
Lo dicho, Sara Baras, la excelencia sin oscuro reverso. Luminosa, como su tierra.
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