"Estoy saturado y sin ilusión después de 35 años"
JOAQUÍN QUIÑONES MADERA. autor carnavalesco
Dice adiós al Carnaval uno de sus más grandes copleros. El jueves por la noche se lo comunicó a su grupo, que seguirá adelante con Bustelo
-¿Qué motiva su retirada?
–En primer lugar no tengo ilusión alguna. Además, psicológicamente estoy saturado después de 35 años. En tercer lugar, me he dado cuenta de que no sé hacer comparsas como las que gustan hoy. Y por último, creo que me queda poco por aportar al Carnaval. No es un descanso, es una retirada en toda regla. ¿Hasta cuando?, en principio no veo en el horizonte la vuelta. El tiempo dirá.
–¿Qué le ha dicho el grupo?
–Cuando se lo comuniqué fue el peor momento de mi vida carnavalesca. Ellos tenían ganas de seguir, pero no les puedo engañar. Ni a ellos ni a los aficionados que nos siguen. Sin ilusión no puedo hacer un repertorio. Yo seguiré ligado al grupo para lo que quiera, menos para el repertorio. Igual me he equivocado de momento, sobre todo por la ilusión que tienen los nuevos.
-Vamos, que enfrentarse al folio en blanco se le hace un mundo.
–Nunca fui un autor de chispa. Siempre me costó acabar los repertorios. Soy de horas y horas delante del papel. Pero mis grupos nunca han tenido que ir a mi casa a pedirme letras. Además, me presiono mucho y tengo mucho sentido del ridículo. Todo me parece malo, que lo que hago es peor que lo del año anterior. Una responsabilidad además con el público muy grande. Eso me ha presionado mucho.
-¿Le ha sobrepasado la modernidad, los nuevos tiempos?
–Puede ser que no haya sabido reciclarme. Es verdad que todo en la vida cambia, pero a mí no me llena el estilo de comparsas que hoy se está llevando premios. A estas alturas ni me he planteado cambiar. He intentado reciclarme en montaje, disfraces, espectáculo... pero el pasodoble es innegociable. La estructura es la que mamé y no pienso cambiar. Los repertorios parece que no valen si no los escribes dirigidos a la yugular. Si el Carnaval es un periodismo cantado, en un periódico hay crítica y otras cuestiones. Es que si no convertimos los repertorios en un telediario. Demasiado veneno en los repertorios y se pierde mucho tiempo en criticarse unos a otros y al jurado, sobre todo los que no van a la final.
-¿Qué echará de menos?
–Sobre todo, los cuatro meses de ensayo y las actuaciones tras el Concurso. Siempre he ido a los contratos de la comparsa, en el autobús he pasado grandes momentos y me ha enriquecido visitar tantas poblaciones.
–¿Qué recuerdos se lleva?
–Han sido grandes momentos. Tanta gente que he conocido, tantos teatros por toda Andalucía, haber actuado en la Expo 92 con ‘Suspiros de Cai’, el homenaje a Sor Esperanza... Y sobre todo tener un grupo fiel. Ahora, a dedicarle más tiempo a la familia, la cara oculta del Carnaval.
-¿Hasta qué punto ha influido el hecho de quedarse fuera de la final los últimos cuatro años?
-No hay otro motivo que la falta de ilusión. Entiendo que es más complicado llegar a la final que antes. No, si yo hubiera tenido ilusión, hubiera continuado.
–Usted pertenece además a la junta ejecutiva del Patronato del Concurso como presidente de los Antifaces de Oro. ¿Está el Concurso tan mal como para cambiarlo de arriba a abajo?
–Goza de buena salud y necesita solo unos retoques. Ahora bien, hay gente empeñada en cargarse la gallina de los huevos de oro y así, al Concurso no le veo más de cuatro o cinco años de vida. Hay una corriente externa que se lo quiere cargar. El trampolín fuera de Cádiz es el Concurso. Además, la única diferencia del Carnaval de Cádiz con otros del mundo, excepto Montevideo, es el Concurso. En lo demás nos gana ya cualquiera. Hasta hay mejores cabalgatas en cualquier pueblo. Todos los años sólo quedan contentos los cuatro primeros y eso no va a cambiar. Los que piden un vuelco al Concurso sólo hablan de jurado y puntuaciones. Muchos barriendo para casa y casi nadie pensando en el interés común del Carnaval.
–Entonces, no está tan encorsetado, ¿no?
–La mayoría de las veces que se cambia un artículo es porque nosotros mismos somos los culpables. El popurrí dura ocho minutos porque alguien, alguna vez, hizo un popurrí de 15 minutos. Si a eso no se le pone coto y todo el mundo adopta la moda, el Concurso debe empezar en Tosantos.
-¿Cómo ve el Carnaval tantos años después de su debut?
–Me hace gracia los que piden profesionalizar esto. Esto es un sentimiento, sin él no sale nada. Que después vienen dos euros, perfecto. Yo nunca los he rechazado. Que se profesionalice el jurado, con literatos y músicos profesionales. Un literato escucha mis letras y les pone fallo. Pues claro, si somos personas del pueblo. Esto es popular y algunos no lo captan. El encanto del Carnaval es lo que somos capaces de hacer sin ser profesionales.
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