Sello de calidad para una investigación cien por cien gaditana

El Instituto de Salud Carlos III reconoce un proyecto que busca mejorar el instrumental quirúrgico convencional y que implica al hospital Puerta del Mar, el Inibica y la empresa Titania

El traumatólogo Pablo Andrés Cano está al frente del grupo de investigación del proyecto 

Dos investigadores de hospitales de Cádiz, premiados por el Instituto Carlos III

El traumatólogo Pablo Andrés Cano, del hospital Puerta del Mar, muestra dos separadores quirúrgicos fabricados en fibra de carbono.
El traumatólogo Pablo Andrés Cano, del hospital Puerta del Mar, muestra dos separadores quirúrgicos fabricados en fibra de carbono. / Julio González

El prestigioso Instituto de Salud Carlos III ha puesto en el escaparate español de la innovación sanitaria un proyecto de investigación cien por cien gaditano. Un proyecto que tiene entre sus protagonistas a la empresa portuense Titania, al Instituto Inibica (suma de los esfuerzos de la Universidad de Cádiz y de la red de hospitales públicos provinciales) y al traumatólogo del hospital Puerta del Mar Pablo Andrés Cano. ‘Quirucomp’, que así se llama este proyecto que persigue mejorar el instrumental quirúrgico convencional, ha recibido esta misma semana el sello de calidad Itemas, la plataforma del citado instituto que de alguna forma valora la dinamización e innovación de las capacidades industriales del sistema nacional de salud. En la provincia gaditana también ha sido reconocido un proyecto del Hospital de La Línea.

Una de las caras visibles de ‘Quirucomp’ es el gaditano Pablo Andrés Cano, especialista en cirugía ortopédica y traumatología. Cano se formó en la Facultad de Medicina de Cádiz, efectuó su residencia en el Hospital Costa del Sol de Marbella, entre 2010 y 2015, y después de un intervalo profesional en el Virgen del Rocío de Sevilla, volvió a Cádiz en el año 2021, al Puerta del Mar, donde se dedica a la cirugía de cadera y pelvis, cirugía infantil y a la llamada cirugía reconstructiva, destinada a corregir deformidades de distinto origen.

Además de su labor en los quirófanos, de sus consultas y guardias en el hospital gaditano, Pablo Andrés Cano se dedica voluntariamente a la investigación a través de un grupo incluido dentro del Inibica: “Hacemos investigación, desarrollo e innovación. Tenemos líneas en diferentes proyectos; en traumatología pero también en otras líneas transversales. Fundamentalmente intento aplicarlo a la traumatología y la cirugía”.

En este marco se ha logrado el sello de calidad que otorga el Instituto de Salud Carlos III, que con su plataforma Itemas es un referente a nivel de investigación para los proyectos de alto impacto relacionados con la salud. En el caso gaditano, el proyecto de innovar tecnológicamente el material quirúrgico convencional a partir de accesorios fabricados con fibra de carbono.

“Lo que se nos ha concedido -explica a este periódico el doctor Andrés Cano- es un sello de calidad que avala el proyecto, que reconoce su trayectoria, su fortaleza y la capacidad que tiene para generar esa transferencia; la validez para que se puedan beneficiar los pacientes. Que no se quede en investigación, sino que demos el salto a la asistencia. Este material se utiliza actualmente bajo el paraguas de la investigación; como todo producto sanitario, hasta que llegue su comercialización y su uso, estamos validándolo y realizando los ensayos para conseguir la regulación. El objetivo final del proyecto es poner en el mercado estos productos”.

Y todo sin salir de la Bahía gaditana, porque al hospital y al Inibica se une Titania, la empresa portuense que también surgió de la UCA y que en los últimos años, como recuerda Pablo Andrés, “se ha posicionado como una empresa líder mundial en ensayos para el sector aeroespacial. Es un laboratorio que ensaya, hace prototipos, fabrica piezas de aviones. Hemos unido el conocimiento y la tecnología que tienen ellos en ese sector al conocimiento y las necesidades que tenemos en los quirófanos de traumatología y cirugía en general. Ellos trabajan materiales compuestos, no metálicos, entre ellos la fibra de carbono”.

Así, este proyecto ahora distinguido surge del interés de la industria aeroespacial, después de la pandemia, de diversificar y explorar otros sectores. El proyecto ‘Quirucomp’, que financia la Corporación Tecnológica de Andalucía, tiene como objetivo desarrollar estas herramientas, sobre todo, con fibra de carbono, que es un material resistente y ligero: “Estamos desarrollando instrumental quirúrgico y accesorios para intervenciones, como mesas auxiliares. Algunos de estos accesorios están todavía bajo secreto industrial, se están desarrollando y tienen su patente. Lo que más avanzado tenemos son los instrumentales. Como los separadores quirúrgicos, hasta ahora de acero inoxidable, y de los que hemos establecido el diseño, la fabricación en fibra de carbono y su uso en el hospital, su aplicación en la cirugía: la esterilización, cómo se limpia, cómo se almacena... Su uso es lo que estamos ensayando ahora”.

Advierte el doctor Cano que, curiosamente, el material quirúrgico apenas ha sufrido modificaciones en los últimos cien años: “Esa tecnología no ha evolucionado. Los cirujanos nos formamos con ese material, que no es malo lógicamente, pero que no ha sido optimizado. Hemos intentado innovar, optimizar ese instrumental uniendo la tecnología aeroespacial de la bahía de Cádiz y aplicada al sector médico”.

Explica Pablo Andrés Cano que las ventajas de este instrumental quirúrgico de fibra de carbono son muchas y que, en concreto, en traumatología se hacen más evidentes en el posible uso futuro, por ejemplo, de los separadores quirúrgicos: “Además de que el peso del instrumental se reduce cinco veces, hay que tener en cuenta que es un material radiotransparente que permite utilizar aparatos de rayos X durante la cirugía sin tener que retirar el instrumental quirúrgico, lo que ofrece más seguridad en la intervención. Con estos separadores lo que hacemos es separar estructuras, nervios, arterias: lo mejor es meterlo y no tocarlo porque hay menos riesgo de que algo se dañe. Actualmente, con los rayos X en quirófano hay que quitar el separador, que es de acero, de forma que este de fibra de carbono permite mejorar la seguridad en la operación al dejar pasar los rayos X.

Más allá del reconocimiento a nivel curricular o del registro de la patente, la investigación que lleva adelante Pablo Andrés Cano no le supone una mejora económica al ser algo voluntario. El traumatólogo gaditano tira por tanto de empeño y vocación, mucha vocación, y reflexiona sobre el momento actual de la investigación en España: “Entiendo que cada año se mejora y cada año los presupuestos son mayores, y eso se agradece. Pero también es cierto que cada año es más competitivo y que, al ser tan competitiva, cuesta acceder a financiaciones públicas porque la competencia es muy alta. Muchas veces hay muy buenas ideas, hay talento, pero falta a lo mejor esa ayuda para que ese talento se traduzca en proyectos que luego sean viables. Y también que tengamos el tiempo para poder investigar; entre las guardias de 24 horas, las consultas... Es difícil compaginar la asistencia con la investigación”.

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