Semana Santa republicana en Cádiz

Historias de Cádiz

El Ayuntamiento presidido por Salvochea ordenó quitar los retablos de las calles en la madrugada del Jueves Santo de 1873

En 1935 salieron las procesiones a las calles

Accidentes marítimos en la Bahía

Procesión de los Afligidos por la plaza de San Antonio. Semana Santa 1935.
Procesión de los Afligidos por la plaza de San Antonio. Semana Santa 1935.

Cádiz/Durante la Primera y Segunda República no hubo en Cádiz procesiones de Semana Santa, a excepción de 1935. En ambos periodos de tiempo, 1873 y 1931 a 1936 la situación política, decididamente antirreligiosa, impidió que las cofradías pudieran realizar su correspondiente estación de penitencia a la Catedral.

El 22 de marzo de 1873 tomaba posesión de su cargo la Corporación republicana que eligió alcalde a Fermín Salvochea. De inmediato comenzó una política contraria a todo culto externo de la religión católica, ordenando el derribo del convento de la Candelaria. Entre otras medidas, el Ayuntamiento de Cádiz ordenó "quitar todos los retablos del exterior de las iglesias y que desaparecieran las imágenes de santos que hubiera en las calles y sobre algunas columnas".

Durante la Semana Santa de ese año se llevaron a cabo precisamente algunas de esas medidas antirreligiosas. El Lunes Santo fue profanada y derribada la preciosa capilla del cementerio católico. En la madrugada del Jueves Santo, y aprovechando la ausencia de vecinos, operarios municipales procedieron a quitar el cuadro votivo de Nuestra Señora de la Palma que recordaba el milagro de detener las aguas durante el maremoto de 1755. También en esa misma noche fue quitado el cuadro de la Virgen del Refugio, obra del notable pintor Riedmayer, que se encontraba en la fachada de la Santa Cueva en la calle Rosario. En ambos casos, los cuadros fueron dejados en las puertas de los respectivos templos.

También el Jueves Santo de ese año el Ayuntamiento retiró dos fanales que estaban colocados en la fachada de la Divina Pastora desde tiempo inmemorial con flores y exvotos.

El Triunfo de la Inmaculada que estaba por aquellos años en el Campo del Sur, también fue ordenado derribar por el Ayuntamiento el Jueves Santo de 1873. Para ello fue colocado un andamio y se dispuso de varias sogas. Pese a innumerables golpes y tirones, la estatua no fue derribada definitivamente hasta el Sábado Santo.

El Domingo de Resurrección fueron derribadas las estatua de mármol de los Patronos, San Servando y San Germán, colocadas en la fachada del Ayuntamiento. También ese mismo día fue eliminada una antigua cruz de mármol procedente de la Puerta del Mar y que había sido colocada frente a la puerta de las Casas Consistoriales.

A pesar de estas medidas antirreeligiosas, los oficios del Jueves y Viernes Santo así como los triduos de las cofradías pudieron llevarse a cabo en ese año de 1873 con absoluta tranquilidad.

La Semana Santa de 1931 tuvo lugar apenas unos días antes de la proclamación de la Segunda República. Las procesiones de ese año se llevaron a cabo con total normalidad a excepción de unos incidentes en la noche del Viernes Santo al paso de la Procesión de la Buena Muerte. En la calle Prim, totalmente a oscuras, unos desalmados arrojaron chinchetas y cristales al paso de los penitentes, que marchaban descalzos en gran parte. Pero fue el propio público el que reaccionó limpiando la calle antes del paso del cortejo.

En 1932 no hubo procesiones en la calle. Pese a que el Gobierno decretó que el Jueves y Viernes Santo serían fechas laborables, la mayor parte del comercio local cerró sus puertas y los oficios de Semana Santa se llevaron a cabo en el interior de los templos con total normalidad. En Santa María hubo infinidad de saetas en la tarde y noche del Jueves Santo ante el Nazareno.

El Viernes Santo de 1933 fue el 14 de abril, aniversario de la República, y Cádiz lo vivió de dos maneras distintas. La Buena Muerte celebró solemnes actos en el interior de San Agustín, bajando el Cristo que fue colocado en el suelo para recibir la adoración de los fieles. Así permaneció durante todo el día hasta que por la noche, tras solemne procesión por el interior del templo, fue subido al altar.

Las autoridades gaditanas de la República, por su parte, decidieron celebrar un banquete en el Balneario de la Palma con Ternera a la República como plato principal. Hubo vítores a la República y el Himno de Riego.

Tampoco hubo procesiones en 1934, aunque algunas de las cofradías llegaron a colocar sus imágenes en los respectivos pasos. No así el Nazareno ya que existía el temor de que algunos fieles exaltados decidieran sacarlo a la calle.

1935 fue la excepción dentro de los años republicanos y las cofradías gaditanas salieron a la calle, previa autorización civil y eclesiástica. Salieron la Humildad y Paciencia, la Piedad, el Caminito, Nazareno, Buena Muerte y Santo Entierro con el Cristo de la Expiración. Hubo algunos incidentes, como la explosión de petardos durante el desfile del Nazareno, cristales al paso de los penitentes de la Buena Muerte e insultos a los sacerdotes que marchaban en los cortejos. El alcalde, Fernández Repeto, presidió el desfile del Nazareno. Desde el balcón del Círculo Mercantil, en la calle Ancha, fueron cantadas las saetas compuestas por José María Pemán para el Cristo de la Buena Muerte:

Mayordomo del Silencio

ya salió tu cofradía

este año tiene Jesús

menos hondas las herías

y menos dura la Cruz

En 1936 las cofradías gaditanas ni siquiera plantearon la posibilidad de salir a la calle habida cuenta el clima de confrontación política existente. En el mes de marzo se habían producido nuevos asaltos a los conventos, como fue el caso de Santa María donde fue ultrajada la imagen del Nazareno. Las hermandades se limitaron ese año a a acudir a los oficios religiosos celebrados en el interior de los templos.

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