Cómo soñar a lo grande en un palacete junto a la Alameda de Cádiz

La casa que hoy recorremos es el resultado del proyecto de un joven matrimonio, Cristóbal González y Carmen Daza, de Medina Sidonia y Sanlúcar de Barrameda, que siempre quisieron venir a Cádiz y montar un negocio.

Esta casa del siglo XVIII es el reflejo de arquitectura gaditana, con su patio y sus galerías alrededor donde entra la luz que ilumina las diferentes estancias. La casa cuenta con tres plantas y un solarium con cenador. Los propietarios, tras más de cinco años de reforma, consiguieron su sueño y adaptaron esta casa en un bello espacio turístico. La finca se distribuye en un patio central, cuarto de desayuno y nueve estancias, de las que dos se destinan a suites, y una gran zona en el ático con solarium y un cenador. La casa se encuentra ubicada en la calle Vea Murguía, muy cercana a la Alameda.

En toda su reforma, los propietarios han querido conservar elementos de la casa gaditana como su viguería, sus puertas, escaleras y rejas, así como algunos de los hidráulicos de sus suelos. Todas las habitaciones de la casa tienen una decoración romántica, recibiendo los nombres de los mas bellos sentimientos humanos como Ilusión, Ternura o Felicidad.

En el patio de la casa, un brocal de época, de mármol de Carrara, da la bienvenida a los huéspedes. Se acompaña con una fuente con peces de colores y una gran palmera iluminada. Entre los muebles auxiliares del patio se sitúa una mesa de cerrajería en color cobre sobre cristal. Sus paredes se ornamentan con una estantería de madera lacada en blanco y un espejo.

Todas las estancias de la casa utilizan una decoración a base de papeles, colores y textiles dentro de una armonía continua.

El cuarto de los desayunos utiliza como mobiliario una pareja de mesas de madera ovaladas junto a un conjunto de sillas de madera y enea. Un original mueble adquirido en India, de madera y donde se guardan todos los menajes y utensilios del desayuno, ocupa gran parte del espacio. Una de sus paredes la protagoniza un papel con dibujos de pavos reales en tonos beige. Entre los detalles de esta habitación, se encuentra el cortinero tapizado del mismo tono y diseño que el papel descrito. Un lámpara de cristal isabelina, que cuelga de su techo, ilumina todo el espacio.

El salón de la suite de la segunda planta combina el beige de sus paredes con el tono floral verde y aves celestes de su papel pintado. En la parte central de la habitación se ubica una mesa lacada en blanco con la tapa con el mismo diseño y un sofá tapizado en color beige, con cojines con el textil a juego con los papeles que rodean la habitación. El otro lateral de la habitación reserva un espacio para un comedor con una mesa de garra lacada en blanco junto a un grupo de sillas de madera tapizada en lino beige. Sobre la mesa se apoya un conjunto de objetos decorativos dorados a juego con el espejo ovalado que cuelga de su pared. Como muebles auxiliares que acompañan el entorno se sitúa un taquillón con tiradores de porcelanas, en el que se apoya un conjunto de candelabros de vidrios.

El baño de esta estancia mezcla el revestimiento de porcelana blanco y celeste con el estuco celeste de la pared. Una cómoda lacada en blanco se utiliza como tocador y un lavabo de diseño de los años 20 del siglo pasado. En la parte superior del lavabo cuelga de la pared un espejo dorado francés.

Y la cocina de la estancia combina el color marfil de sus muebles con el color madera de la encimera. Un velador antiguo de madera junto a una pareja de silla de tijeras de madera y enea se ubica en una de sus esquinas. Y un antiguo poyete se ha revestido de azulejo para utilizarlo como banco. El frontal superior de la encimera se ha revestido de azulejos con una gran variedad de colores.

Las demás estancias de la casa utilizan los mismos elementos descritos en diferentes tonos y con una gran variedad en su mobiliario.