Cambiar las tasas de limpieza, la alternativa al impuesto turístico en Cádiz
Los ingresos por los RSU apenas se incrementan en el sector de alojamiento de la ciudad
El Ayuntamiento no pedirá la tasa turística
La apertura de nuevos hoteles apenas rebajas el precio de los alojamientos en la ciudad
El millón de turistas que visitó Cádiz a lo largo de 2003 dejó, en su mayoría, dinero en la ciudad. Más los que se hospedaron en ella durante varios días que los cruceristas con apenas unas horas de estancia. Pero todos, también más los primeros (aproximadamente medio millón de visitantes), “gastaron” la ciudad por la que pasearon y utilizaron muchos los servicios municipales cuyo mantenimiento pagan con sus impuestos quienes están empadronados en la ciudad.
La tasa turística, que funciona en numerosas ciudades europeas, tiene como objetivo financiar parte de estos servicios, obteniendo también fondos estos municipios para el cuidado de su patrimonio.
Limitando la tasa a solo dos euros la noche, Cádiz habría ingresado en 2023 unos dos millones de euros. Sin embargo, el gobierno local ya ha rechazado la imposición de este extra, que tampoco tiene el apoyo de la Junta de Andalucía lo que impide su desarrollo en la región.
A falta de estos ingresos especiales por el turismo, los ayuntamientos tienen la posibilidad de jugar con la modificación de las tasas que pagan por los residuos sólidos urbanos, RSU, los equipamientos hoteleros.
Hoy en Cádiz, la cuota mensual es de 9,05 euros/mes en la tasa doméstica; 19,50 en la comercial; 19,50 en la industrial; 19,50 en centros educativos no universitarios y 497,95 en el sector público.
Con estas tarifas, una vivienda con fin turístico paga la misma tasa de RSU que una vivienda normal, a la vez que genera ingresos a su propietario; un bloque de apartamentos turísticos, (sea cual sea su número de habitaciones), abona 19,50 euros y un hotel, tenga 30 o 200 habitaciones, paga también la misma cantidad.
Una alternativa en otras ciudades
Este reducido número de tarifas contrasta con otras ordenanzas de ayuntamientos de la provincia que amplían las subcategorías, teniendo en cuenta la diversidad de alojamientos.
Es lo que pasa en Chiclana y Conil, dos de los grandes referentes turísticos de la provincia.
En un estudio realizado por IU, comparando las ordenanzas de estas poblaciones con las de la capital, se refleja que en Cádiz un hotel con 300 plazas paga por los RSU en todo el año unos 264 euros; en Chiclana un equipamiento similares llega a los 5.300 euros, y en Conil se eleva a unos 6.000.
De la misma forma, un bloque de apartamentos de 50 plazas abona los mismos 264 euros al año en la capital, en Chiclana se llega a los 1.580 euros y en Conil se quedan en 1.000.
Este mayor coste no ha afectado, atendiendo a las excelentes campañas de verano que han tenido estas dos poblaciones, ni al número de visitantes ni a la oferta hotelera, que sigue creciendo año tras año.
Más allá de cómo afectan estas ordenanzas a los ciudadanos residentes en cada localidad, se constata también que en la misma capital se produce un agravio dentro del mismo sector hotelero. Así, un hotel pequeño, de los que han abierto en los últimos años en el casco histórico, abona por la tasa de RSU, la misma cantidad que uno de los grandes complejos turísticos en servicio en Cádiz, cuando se supone que estos tienen un mayor número de residuos.
El alcalde, Bruno García, ha defendido la postura de su gobierno en contra de la tasa turística (el anterior gobierno de Adelante-Ganar Cádiz, tampoco planteó la modificación de la tasa de RSU), afirmando que “al turismo hay que darle una vuelta para cuidarlo más. Todo no es prohibir y cobrar”. Entiende que solucionarlo así “es bueno para muchos” pero cree García que hay “otras fórmulas y caminos” para cuidar la ciudad de Cádiz “más allá de una tasa turística. No estamos en eso ahora”.
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