Teatro Falla: reválida navideña de la Universidad de Cádiz

Música

La Coral y la Orquesta de la UCA protagonizan el concierto de Navidad en la capital gaditana

La Coral y la Orquesta de la UCA en un momento del Concierto de Navidad. / Universidad de Cádiz
Ángel Guisado

24 de diciembre 2024 - 07:00

Un año más, la Coral de la Universidad de Cádiz (UCA) ofrecía su tradicional concierto de Navidad finalizando el año natural que ha traído el magnífico presente de una orquesta propia. El año 2024 quedará en los anales de esta agrupación universitaria como la del salto en calidad musical. La Orquesta de la UCA es capaz ya de solventar compromisos tan arriesgados como la 7ª Sinfonía de Beethoven. Quizás, la obra maestra del genial compositor alemán que exige la máxima concentración de los instrumentistas dado su ritmo explosivo -tan acorde al motivo que inspiró su composición-. Rara vez se agradece y alaba el buen papel de la percusión y de los instrumentos de viento madera y viento metal. Es imposible citar a todos los que ejecutaron a la perfección su partitura en momentos protagonistas que pueden significar el éxito o el desastre. No cabe duda del gran acierto del Rectorado de la UCA -siempre presente en su palco así como el concejal de Educación y Universidad- al apoyar la creación de la orquesta como la baza que le faltaba a la Coral y a la comunidad universitaria. Hay que subrayar el excelente resultado de una orquesta muy ajustada en número de componentes (en algunas familias de instrumentos sostenida solo por la mitad de componentes de los que indican las partituras). No sabemos dónde está su límite, puesto que lleva apenas un año de rodaje, pero su progresión ya es una realidad de garantía de resultados y merece todo el apoyo de la cultura gaditana incluyéndola en cualquier ocasión solemne que se precie

La segunda parte del concierto fue una auténtica delicatessen con el Oratorio de Navidad de Saint- Saëns. Compuesta en 1858 por el polifacético y genial compositor francés, ofrece toda una gama de recursos y evocaciones vocales e instrumentales que conjugan lo sacro con la superficialidad romántica y vislumbra los cambios estéticos musicales de su época. Obra no demasiado conocida por el gran público y que puso verdaderamente el eco de Navidad a un Gran Teatro Falla perfectamente engalanado para una noche especial. Fue en este oratorio donde se puso de manifiesto el intenso y fructífero trabajo del director Juan Manuel Pérez Madueño consiguiendo que se conjunten solistas, coral y orquesta. Como es habitual, Lucía Millán y María Orgueta - tanto monta, monta tanto, aunque siendo soprano y mezzo- denotan la perfecta adaptación mutua con el conjunto universitario gaditano. Cumplieron con agrado su compromiso la mezzo Alicia Naranjo, el tenor Diego Morales y el barítono David Gascón. La Navidad se hizo presente así.

Y llegó la propina con un delicioso Cantique de Jean Racine. op. 11 de Gabriel Fauré. Esta obra fue compuesta por un joven Fauré cuando contaba 19 años y estrenada en 1866. Una composición vocal acompañada de orquesta que no es común escuchar en este tipo de conciertos navideños. Música religiosa del que todavía era estudiante Fauré para el poema del siglo XVII de Jean Racine, ilustre nombre entre los grandes de la literatura francesa.

Como todo árbol de Navidad tiene su estrella, todo concierto tiene su anécdota y ésta llegó una vez más con la escenografía. La falta de montaje de la caja acústica aconsejó omitir los faldones laterales de las bambalinas y el resultado fue inquietante al poderse observar lo que ocurre en los laterales del escenario. Escuchar el sonido del órgano y las voces que se elevan con eco religioso mientras se puede ver a los tramoyistas en los laterales accionando botones o el omnipresente extintor como testigo de la escena no deja de tener ese sabor a 28 de diciembre que también significa la Navidad. Y las proyecciones en el escenario que acompañan a la música protagonista de cada concierto sigue siendo el enigma que acompañan a la Coral y Orquesta de la UCA en cada evento.

En conclusión, el concierto de este año fue algo más que un programa navideño al uso: empezó con la bélica sinfonía de Beethoven y concluyó con un delicado poema religioso francés intermediado por la salutación del director al público. La agrupación musical de la UCA ha optado por la responsabilidad de ejercer una labor pedagógica y didáctica más allá de su propio compromiso con la calidad en la interpretación de las partituras. Queda la duda, a veces, si esta exigencia y calidad ofrecida no debería ser dosificada en pequeños sorbos y progresivamente con una labor complementaria que prepare a la audiencia. Quizás pueda ser la opción que podría explorar una agrupación que no tiene -ni debe tener jamás- fines ni obligaciones comerciales.

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