Tres teatros para un parque

Los días de levante en verano se podía oír desde mi casa, en la frontera de la barriada España, la música procedente del concierto nocturno en el Teatro José María Pemán. La distancia no era problema. El viento más gaditano llenaba de música a toda la ciudad desde el que durante décadas fue la gran zona verde de la capital.

El Parque Genovés se inauguró en 1892, impulsado por el alcalde del mismo apellido. Al estilo de los grandes parques desde un principio se planteó como un espacio ideal para el ocio de los gaditanos. Allí se ubicó la Velada de los Ángeles y se levantó un salón para conciertos, con estructura de hierro pero sin grandes propuestas arquitectónicas, que ocupó el espacio donde hoy se ubica el teatro.

Junto al uso musical de estas instalaciones también se aprovechó para otras veladas sociales, pues estamos en una época en la que la burguesía gaditana aún residía en la ciudad, y para la organización de exposiciones puntuales.

El salón cerró durante varios años, entre 1916 y 1920, languideciendo su uso poco a poco hasta que en 1931 el entonces alcalde Manuel de la Pinta ordenó su desmantelamiento y trasladó a la plaza de la Merced, para servir como estructura para el nuevo mercado de abastos, del que se venía hablando desde 1890.

Sin teatro, el parque Genovés convirtió el solar en un extenso rosal junto al que nació, en 1942, el Cortijo de los Rosales, de gestión privada y que pronto se convertirá en la gran sala de fiestas de la ciudad.

La rosaleda se aprovechó como espacio para espectáculos al are libre, sin apenas urbanizar y con un auditorio provisional que se llevó por delante el rosal, en 1955.

Ese año el gobierno de Franco pondrá en marcha el Plan Nacional de los Festivales de España, dentro de su política de control de todo lo referido al ocio y a los espectáculos en el conjunto del país.

Lo que hasta la llegada de la democracia se denominará como Festivales de España, tendrá en el Parque Genovés su epicentro. Primero, al aire libre y en 1956 con un nuevo teatro diseñado por Manuel Fernández Pujol, que se construyó en apenas dos meses con un aforo para dos mil personas. En la simplicidad de la obra destacaba su escenario, con doce metros de luz y una visera voladiza que se convertirá pronto en señal identificativa del Parque Genovés. El ballet de Luisillo inauguró el teatro el 9 de agosto de ese año.

Apenas unos meses se tuvo el nombre de Teatro de Verano de la Rosaleda, hasta que el Ayuntamiento aprobó denominarlo como Teatro José María Pemán.

Los Festivales de España eligieron a Cádiz como una de las diez capitales españoles de referencia para sus espectáculos. El folklore impulsado por el franquismo tuvo un papel relevante, pero la apertura hacia los regímenes comunistas trajo, años más tarde, a los Coros y Ballet del Ejército Ruso.

El ballet de Antonio, Rocío Jurado, María Dolores Pradera fueron nombres referentes en el escenario del Pemán. E incluso se llegó a programar ópera y ballet.

El retorno del Carnaval (durante las Fiestas Típicas también se celebró algún espectáculo) usó al teatro como su principal escenario veraniego, especialmente el Festival Me Río de Janeiro. O el jazz con La Isla del Blues, aunque el gran referente fue el Festival de Folklore Ciudad de Cádiz que abría la temporada en la sala

Cuando el Teatro Falla se recuperó como equipamiento municipal y se reformó íntegramente, el Pemán vino a funcionar como los cines de verano España y Terraza, que en el estío sustituían a las salas Gaditano y Andalucía que cerraban sus puertas.

El Pemán cerró sus puertas en el 2008. La idea era modernizar las instalaciones. Comenzaron las obras pero todo quedó paralizado por falta de fondos. Ahora, con el dinero de la UCA, el Ayuntamiento reactiva el proyecto, modificado sustancialmente a mejor, para recuperar dentro de unos meses al Teatro del Parque.