Las teclas dejaron de sonar

El local que ocupaba la antigua academia de mecanografía, clases particulares y clases de preparación para oposiciones, Marcela Blanco, sigue sin actividad casi dos años después de su cierre. Fue en septiembre de 2014 cuando la nieta de la fundadora, Marcela Núñez, decidió poner fin a un negocio que ha visto pasar, según sus propias palabras, "a cinco generaciones de gaditanos".

En sus aulas, desde la década de 1920 hasta bien entrado el siglo XXI, resonaba día tras día el repiqueto de las máquinas de escribir de niños y jóvenes para los que la mecanografía era una herramienta necesaria para su futuro. También se convirtió en un espacio dedicado a la recuperación de asignaturas y a la preparación de oposiciones y taquigrafía.

Marcela explica que para ella "fue una decisión muy dura terminar con una empresa familiar como ésta. Me costó deshacerme de esa herencia, pero estaba cansada, agotada, y necesitaba cambiar mi vida".

Ella vio a su abuela, y luego a su padre, José Antonio Núñez, director durante años de la academia, desenvolverse entre máquinas de escribir y taquigráfos y formar a miles de gaditanos. "Estuve trabajando muchos tiempo con mi padre hasta que él se jubiló y yo me hice cargo del negocio". Por ello, no es de extrañar que a cualquier sitio que va "me encuentro con antiguos alumnos que me recuerdan su paso por la academia, ya sea en el Ayuntamiento, en oficinas bancarias o en distintas empresas. Muchos de ellos conocieron, por fotos antiguas, que sus abuelos o bisabuelos también pasaron por la academia".

Hoy en día las oficinas de este centro de formación, situadas en la calle Cervantes, 25, permanecen cerradas y varios carteles anuncian que están disponibles en alquiler y venta.

Marcela dice que aún no tienen posibles interesados en hacerse con ellas, pero que en su momento le compensó más apostar por su vida familiar que por la profesional. "Quería tener mayor movilidad, ver a mis hijos que viven fuera y disfrutar de mis nietos".