El tiempo también acompaña al epílogo

El Carnaval chiquito cierra una fiesta impecable en lo meteorológico · Un buen número de agrupaciones legales y callejeras toman el centro de la ciudad, teniendo como epicentro la plaza de las Flores

La escalera de Correos, uno de los lugares de culto del Carnaval chiquito.
La escalera de Correos, uno de los lugares de culto del Carnaval chiquito.
Rafa Burgal / Cádiz

05 de marzo 2012 - 01:00

Un año más, el Carnaval volvió a darle un poco de coba al calendario. Un epílogo chiquito que firmó una fiesta impecable en lo meteorológico. Y es que el sol sí ha permitido escuchar este año todas las coplas canallas que toman la calle, ya sean legales o ilegales, con premio o sin él.

El epicentro fue una vez más la plaza de las Flores y los alrededores del Mercado Central, aunque cada vez se expanden más por todo el centro. Esta vez no lució el cartel del "Carnaval de los jartibles", pero no hizo falta porque la convocatoria sigue siendo mayoritaria. Una última oportunidad a la que asisten los que huyen de las grandes bullas de los días fuertes de la fiesta.

En pocos metros se mezclaban monjas, varias tribus, ginecólogos, arquitectos o decoradores para contar sus historias.

En la puerta del Mercado Central, 'Los de la custodia' seguían desquitándose de su clasificación en el COAC con un público que coreaba el "¡Urdangarín devuelve el dinero! ¡Urdangarín plim, plim, plim!", mientras que el incansable Dani Illescas daba rienda suelta a sus chistecitos.

Muy cerquita, los góticos de 'No hay color' -que mueren por el entierro de la caballa- se acordaban en plena Cuaresma del cura de Santa Cruz y un extraño suceso de la desaparición de la túnica del Medinaceli, ante la risa de los asistentes.

Mucho público se arremolinaba alrededor del puesto de churros de La Guapa para escuchar a 'Los protagonistas', una de las chirigotas que no falla a esta cita y que cantó hasta la rumba de la última cuarteta de 'Los quince en la piera'.

Una de las esquinitas que es lugar de culto para las callejeras que se alejan del gran bullicio es la de la calle San Francisco Javier. En ella, 'Los jinetes de la pocacrisis' -antiguos 'Las vocales'- descubrían el secreto del caballo blanco de Santiago, "que es beige clarito". Algunos cuplés para enmarcar -como el de Fukushima, que para el próximo maremoto van a poner un azulejo de la Virgen de la Palma con un kimono- y canciones a Urdangarín -"Nóos nos va a engañar"- y a cómo sería España con Teófila de ministra.

En el Palillero, los gallos de 'El amanecer' defendían a pie y sin carroza su primer premio. Mientras, en cada una de las esquinas de la plaza había la posibilidad de elegir entre las vedettes de 'Las Montblanc (gran plumasso gaditano)' , las guías de 'De Puntales a la Alameda, te enseño lo que tú quieras' -o lo que es lo mismo, "yo te enseño el árbol del Mora y tú me enseñas el Pirulí"- o la boda de la duquesa de Alba.

Poco después, en la unión con la calle Novena, se daba uno de los momentos más curiosos de la jornada con la orquesta Caballati, que entonaba pasodobles conocidos por todos como los de 'Los yesterday' o 'Las viudas' para que el público los cantara.

En la Torre Tavira, una afición ferviente perseguía a 'Los hinchapelotas', que dieron buena cuenta de su repertorio ante unos seguidores que se tenían muy bien aprendidas cada una de las letras.

Cerca, como si de una procesión fuera, 'Los loros yeyé' de Jesús Bienvenido eran seguidos por una auténtica marea a la espera de tener su turno en la escalera del Conservatorio tras los dictadores hitlerianos de 'OBDC!'

El Carnaval volvió a despedirse un año más hasta el próximo febrero. ¿Será dura la espera o las ganas harán que vuelva a regresar en verano? Este año no será la excusa de la lluvia...

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