El tiempo perdido en Cádiz: un paso adelante, dos atrás a lo largo de 20 años

El Paseante

El proyecto de Valcárcel retrocede a 2004, su casilla de salida. Como el Hospital y otros equipamientos

Las disputas políticas locales y la falta de atención de Junta y Estado durante años no han ayudado a nuestro desarrollo

El desarrollo de la ciudad: ¿Qué hacemos con este edificio?

El viejo reloj de la Institución Valcárcel.
El viejo reloj de la Institución Valcárcel. / Lourdes de Vicente

La caída del proyecto que suponía el retorno de la Facultad de Ciencias de la Educación a Cádiz, ubicándose en el histórico edificio del Hospicio, pone de nuevo en la casilla de salida el futuro del Valcárcel.

La ciudad ha necesitado 20 años para realizar un recorrido de 360 grados, cargado de enfrentamientos políticos, crisis financieras, compromisos incumplidos y nuevas decepciones entre la ciudadanía. 20 años de idea y vuelta, mientras que el solemne edificio sigue deteriorándose sin saber cuál va a ser su uso y si esté se va a definir, y ejecutar, a corto plazo. Curiosamente, en este largo periodo de tiempo sólo unos okupas le dieron un uso precario durante unas semanas. A la vez que las gaviotas han tomado el control de la azotea.

El edificio del Valcárcel, del histórico hospicio, como referente visual del frente marítimo de Cádiz por la Caleta, antes que el balneario y del propio Hospital de Mora, es el claro ejemplo de los déficit de gestión que acumula esta ciudad en los últimos años. Tiempos en los que se acumulan edificios públicos normalmente infrautilizados, o simplemente vacíos.

El proceso de cambio de uso de Valcárcel se inició en 2004, cuando desde la Diputación Provincial, su propietaria, se planteó su reconversión en un hotel de lujo. A priori la idea era la adecuada: un hotel de 5 estrellas, diseñado entre otros por Rafael Moneo, de la mano de la empresa Zaragoza Urbana, propietaria a su vez del Hotel Playa Victoria. A partir de ahí, lo ya conocido y lo habitual en esta ciudad: divergencias entre administraciones, complicaciones burocráticas y, a final, la salida de la promotora metida ya en otros proyectos. Después vino el cambio de uso a educativo para traer a Ciencias de la Educación, con el peligroso añadido de llevar sus pistas deportivas al Campo de las Balas (donde ya se hablaba de otro hotel, sin ningún colectivo ciudadano protestando por ello). Y vuelta a lo de siempre: divergencias entre administraciones, complicaciones financieras y el proyecto fracasando.

Es significativo que toda esta historia comenzase en 2004. Visto con el paso del tiempo, fue un año que podía haberse convertido en referente para completar la transformación de la ciudad, iniciada en 1979 (recuperación de la trama urbana, soterramiento del tren, eliminación de la infravivienda, segundo puente...). En este 2004 se iban a dar los primeros pasos para Valcárcel y el primer hotel de lujo de la ciudad (lo que se ha perdido en estos años sin este equipamientos), para el nuevo Hospital Regional y para la Ciudad de la Justicia (que hoy es lo que parece que avanza).

Ese mismo año, las crónicas de este diario informaban de la compra del suelo de CASA por parte de la Zona Franca, por 9 millones de euros, para su conversión en centro médico; a la vez se cerraba el intercambio de suelo entre Junta y Diputación para levantar en San Severiano el nuevo complejo judicial. En ese mismo año el pleno municipal daba vía libre para el uso hotelero en el Campo de las Balas (veinte años después, seguimos con este frente abierto). Y, ya puesto, se daba el primer paso para el parque arqueológico de Varela, pendiente de las otras zonas verdes junto a la estación y en el cementerio... aún sin ejecutar.

Las páginas del Diario alertaban, ya, ante la subida de los precios de la vivienda en la ciudad: con un incremento del 74% en los costes en una década. Y de la pérdida de habitantes, con 4 vecinos menos al día.

También se hablaban en estos meses de hace dos décadas del nulo avance en el proyecto de la tercera fase de ampliación del Museo de Cádiz. Ya se decía que era fundamental para su mejor desarrollo. No lo sería tanto por cuanto en 2024 aún se está a la espera de su ejecución.

Ese mismo año, un alto cargo de la Junta visitaba el Teatro Romano de Cádiz y acabó diciendo: "Estoy impresionado por la historia y riqueza de Cádiz". Impresión que se diluiría al cruzar Cortadura camino de Sevilla, pues hoy las obras de recuperación del teatro siguen sin terminar.

Dos décadas más tarde, una visita a otras capitales y grandes ciudades de la región nos descubre que el avance que en estas se ha producido en infraestructuras, equipamientos culturales y el centros educativos, deportivos y asistenciales no se ha repetido en Cádiz, de la mando de fondos estatales y regionales. Es cierto que la ciudad se ha ido desarrollando en este tiempo, pero actuaciones en manos de otras administraciones, ajenas a la local, o bien no se han ejecutado o no han avanzado al ritmo necesario. Y esta ciudad, por su tamaño y por sus escasos ingresos, no puede vivir únicamente del impulso de su Ayuntamiento (y más cuando esté entro en hibernación durante ocho años). Ya lo dijo Teófila Martínez cuando gobernaba la ciudad: el tiempo perdido al final es muy difícil recuperarlo.

Valcárcel vuelve a la casilla de salida, mientras que el Hospital sigue sin tener suelo donde ubicarse, a la vez que la ciudad sigue necesitando más viviendas.

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