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Duro golpe de la Guardia Civil contra el tráfico ilegal de pepinos de mar en Cádiz

Sucesos

El Seprona investiga a cuatro ciudadanos chinos que almacenaban en la trastienda de un restaurante de la ciudad 340 kilos de este espécimen y 300 caballitos de mar deshidratados

El Seprona actuando en la trastienda del restaurante donde se localizaron los especímenes.

Cádiz/En China piensan que los pepinos de mar, las holoturias en su nombre científico, también conocidos con el nombre más cañí de carajos de mar, poseen propiedades curativas y afrodisíacas. Estos animalitos de forma fálica, pertenecientes a la familia de los equinodermos, la misma de la que vienen las estrellas de mar o los erizos, realizan una labor imprescindible de depuración de los ecosistemas marinos, motivo por el que es una especie protegida. No obstante, esta protección se la están saltando a la torera muchos gaditanos que están esquilmando el litoral con el único propósito de sacar un dinero vendiéndolos al peso a ciudadanos chinos, que a su vez los están exportando, tras deshidratarlos, a diferentes restaurantes chinos de Italia y de ciudades españolas.

Para poner freno a este tráfico ilegal el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Comandancia de Cádiz de la Guardia Civil puso en marcha una operación que ha finalizado con cuatro ciudadanos de origen asiático investigados por almacenar y comercializar desde un restaurante situado en la avenida de la capital gaditana caballitos de mar y las citadas holoturias.

Los investigados almacenaban en la trastienda del restaurante mas de 340 kilos de pepinos de mar y 300 caballitos de mar, todo ello ya deshidratado, por lo que los agentes consideran que habría que multiplicar por diez el peso de estas capturas obtenidas de manera ilegal.

Estas personas tenían cajas preparadas para su envío a distintos establecimientos ubicados tanto en España como en Italia. A los responsables del establecimiento se les imputa un delito contra la flora y fauna por comercializar una especie protegida por el Convenio CITES.

Se intervinieron cajas preparadas para su envío a distintas localidades de España e Italia

Ante las fundadas sospechas de que los responsables de este establecimiento, podrían estar comprando a pescadores furtivos de estas especies grandes cantidades de ejemplares, se organizó un dispositivo que permitió conocer que incluso se estaban realizando envíos a distintos establecimientos regentados por ciudadanos chinos. Hay que recordar que en China atribuyen a estos especímenes propiedades tanto curativas como afrodisíacas.

Nada más comenzar la inspección, los guardias civiles encontraron en el almacén del establecimiento una veintena de cajas de considerables dimensiones en las que se almacenaban miles de ejemplares de esta especie, ya deshidratados, así como numerosas bolsas con cientos de caballitos de mar, de todos los tamaños y en el mismo estado. También se localizaron diversas cajas de dimensiones más reducidas, listas para su envío a través de paquetería exprés a establecimientos de Madrid, Soria, Asturias y Liguria en Italia.

Ante la gran cantidad de pepinos de mar que se almacenaban se realizó un primer pesaje, alcanzando más de 340 kilogramos, teniendo que considerar que su peso debería estar multiplicado por diez, según manifestaron expertos de Inspección Pesquera de la Junta de Andalucía, y sumando finalmente más de 18.000 ejemplares.

Tras proceder a contabilizar el número de caballitos de mar que se almacenaban, se llegó a un total de 293 especímenes desecados, pertenecientes a la especie hippocampus ravulosus. Hay que destacar que todas las especies de hippocampus se encuentran incluidas en el Apéndice II del Convenio CITES, y que desde el año 2013 estas especies figuran en la lista roja de especies amenazadas. Tanto una especie como otra son muy apreciadas en la medicina tradicional asiática, y en Cádiz por los pescadores furtivos.

Las diligencias policiales junto con los investigados y efectos intervenidos, fueron puestas a disposición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de guardia de Cádiz y de la Fiscalía de Medio Ambiente.

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