La transformación de Puntales a través de José Manuel Hesle

Relevo en la asociación de vecinos Fuerte de San Lorenzo

El dirigente vecinal que ha promovido la profunda modificación que ha sufrido este barrio periférico de Cádiz deja su cargo · Afirma que el mérito ha sido de todo el equipo que ha trabajado con él

José Manuel Hesle muestra la maqueta del barrio de Puntales que hay en la sede de la asociación de vecinos, con los nuevos proyectos incorporados.
José Manuel Hesle muestra la maqueta del barrio de Puntales que hay en la sede de la asociación de vecinos, con los nuevos proyectos incorporados.
Pilar Hernández Mateo

14 de marzo 2011 - 01:00

Puntales ha sufrido una gran transformación en los últimos 15 años. Gran parte de la culpa la tiene José Manuel Hesle, quien ha sido presidente de la asociación de vecinos de este barrio desde 1994 y acaba de dejar su cargo.

Hesle cuenta que cuando se puso al frente de la entidad, "mi barrio era una ratonera, una población que vivía sitiada entre tapias y alambradas de industrias y terrenos industriales peligrosos, insalubres, molestos. Además, sin poder crecer porque no lo permitían las tapias. Esto hacía que las familias se apiñaran en las viviendas y que, lógicamente, el barrio se empobreciera, porque al vivir más gente hay que dividir los recursos entre más personas, y el barrio estaba empobrecido y envejecido. Por supuesto, sólo veíamos el mar si te subías a las azoteas, porque nos lo impedían las tapias de esas industrias, y estábamos muy lejos del resto de la ciudad. La gente conocía mi barrio porque una línea de autobuses era Mentidero-Puntales y popularmente era 'el coche de Puntales'. Pero a Puntales no venía nada más que el que vivía. Y era indefinido, se confundía con el Cerro del Moro. Socialmente nuestra consideración era de personas marginadas, con grandes carencias de todo tipo y una especie de muro social de la ciudad respecto al barrio. Y luego, el barrio estaba totalmente cerrado en sí mismo y creando una cultura propia. Nos relacionábamos entre nosotros de una manera muy familiar, pero al mismo tiempo muy empobrecedora, porque todos nos llevamos bien pero que nadie se vaya a plantear ser más que nadie".

Ante esta situación, el equipo directivo de la entidad pidió a los ciudadanos que expusieran los problemas que veían en el barrio. "Ese fue el principio de la andadura. A partir de ahí empezamos a tomar conciencia, a ver qué cosas se podían hacer, qué cosas se podían mejorar, y comenzamos a estructurar a la población, a llenarla de ilusión y a hacer cosas. Porque no podemos vivir solo de planes. No hablábamos en el año 94 de hacer un paseo marítimo, sino de que teníamos un montón de solares llenos de porquería, como eran los terrenos de la Renfe, que tenían que convertirse en lugares habitables. Hablábamos de que la playa la teníamos convertida un estercolero. Entonces, empezamos a organizar a los vecinos para que entre todos fuéramos transformando esa realidad y nos fuéramos apropiando desde el punto de vista sociológico de ella. Esa playa, de la que salieron 14 camiones de porquería con la ayuda de los vecinos, que no eran funcionarios municipales, nunca más se volvió a llenar de porquería y la gente empezó a reclamar la playita de su barrio. Entonces, de alguna manera, comenzamos a ir haciéndonos dueños de nuestro propio destino transformando la realidad", relata José Manuel Hesle.

También se plantearon qué asociación de vecinos querían. En aquel momento, la sede era un bar. Y no querían que continuara así. Cuenta que los vecinos decidieron en asamblea que la entidad se transformara en un centro de promoción. "Como consecuencia de ello, se clausuró el bar. Se pasó muy mal, algunos aguantamos insultos y muchos piropos telefónicos, pero luego los medios empezasteis a ayudarnos y a ponernos de ejemplo. Y eso estimula. Los medios de comunicación habéis tenido un papel absolutamente importante en todo este tiempo, vosotros sois cómplices de todo este trabajo".

Cuando ya sabían el modelo de barrio que querían, empezaron a implicar a la corporación municipal. Hesle se enorgullece que desde la asociación de vecinos Fuerte de San Lorenzo siempre que han planteado problemas, también han aportado posibles soluciones.

Entre los problemas que plantearon y que se han ido solucionando están la recuperación de la playa, mejoras en las líneas de autobuses o dotar de contenido los espacios que los vecinos habían limpiado. Propusieron poner en valor el Fuerte de San Lorenzo, desmantelar los depósitos de Campsa y cerrar el varadero. "Le dimos nuestra impronta al proyecto del paseo marítimo, firmamos acuerdos de colaboración para formación de jóvenes y trabajamos abriendo el barrio a la ciudad, buscando también la sensibilidad, la solidaridad. En la línea de colaboración con otros colectivos, nada más terminar la guerra de Bosnia, junto con Caravana por la Paz trajimos un grupo de niños bosnios al barrio. Fue una experiencia humanitaria magnífica. En Sarajevo tenemos una calle que se llama Puntales", señala.

Y en estos últimos años se ha conseguido mucho. "Ahora mismo nos encontramos con un frente marítimo que ya no tiene ningún tipo de industria y que está plenamente abierto a la Bahía, con una Zona Franca donde la instalación más nociva que había, que era la central térmica, ya no está. El barrio por todos los sitios ya está abierto al resto de la ciudad y tiene unas comunicaciones a nivel de viales que le permiten ese contacto. Se han creado equipamientos, se ha duplicado la población y se ha rejuvenecido, porque se ha construido el doble de las viviendas que había y se han dirigido a jóvenes, a protección oficial y otras a renta libre, de tal manera que se ha diversificado la población. El barrio ya no es de gente mayor. La curva se ha invertido y hoy la nueva junta se tiene que plantear actividades para niños y jóvenes, se tiene que plantear que para favorecer la integración de la mujer tiene que empezar a gestionar aulas de conciliación, porque no puede la mujer desarrollarse mientras esté haciéndose cargo de sus hijos. Es decir, se están planteando problemas de un barrio que tiene unas características sociales diametralmente distintas a hace 15 años".

En todo este proceso de transformación se encontraron muchos problemas y "zancadillas". Y Hesle asegura que el mérito ha sido colectivo, de todo el grupo humano que ha trabajado con él.

La sede de la asociación también se ha transformado. "Se ha constituido en un lugar de encuentro entre los vecinos de Puntales y los que no son de aquí. Es un balcón desde donde Puntales mira a la ciudad y se abre a ella. No es la asociación de vecinos ya, es el Centro de Promoción de la asociación de vecinos y, como tal, lo que se plantea no es que la gente se distraiga y se aísle de la realidad, sino que se encuentre con otras personas, ponga en común las ideas, se organice y personalmente crezca. Las actividades que hay en la asociación son de ese tipo, de encuentro, de formación y de promoción". Además, el espacio que ocupa es compartido con otros colectivos sociales con los que trabaja "y que gracias a ellos, estamos enriqueciendo el abanico de prestaciones y de servicios que los vecinos pueden recibir".

Al preguntarle a Hesle por el balance que hace de todos estos años, afirma que "ha merecido la pena". Entre los mejores momentos destaca "el desmantelamiento de la Campsa. La caída del muro de la Campsa creo que fue un día importantísimo en la historia del barrio. El 3 de septiembre de 1998 fue magnífico. Fue un día que marcó un hito en la historia de Puntales, un día maravilloso. A partir de ahí, el barrio empieza a abrirse al resto de la ciudad. Otro día importantísimo fue cuando todo el frente marítimo termina de urbanizarse y se convierte en ese balcón que tenemos hoy a la Bahía. También la puesta en marcha del Centro de Promoción Ciudadana, la culminación de la instalación de ascensores en bloques donde había personas que no podían bajar de sus casas y la fiesta de los cañonazos". Destaca también momentos entrañables, como una expedición de jóvenes que fueron a Galicia a retirar el chapapote, la acogida de los niños bosnios, la llegada de una comitiva parisina al fuerte de San Lorenzo o la concesión del premio Gaditano del Año Siglo XXI y el reconocimiento especial de la Junta de Andalucía por su labor con motivo del Día de Andalucía de hace dos años.

Entre los momentos más "difíciles" señala los procesos de cierre del bar, del varadero y de Campsa.

Al preguntarle cómo le gustaría ver su barrio, lo tiene claro: "Como una zona atractiva de la ciudad, dinamizadora cultural y económicamente del espacio de la ciudad donde se encuentra, como un lugar donde la gente que venga a Cádiz plantee que un sitio magnífico para ir es Puntales, que tiene un castillo precioso y las puestas de sol son maravillosas. Y además, hay una situación absolutamente de contrapunto que es una torre que es un Bien de Interés Cultural. Es impresionante mirar la torre desde abajo cuando vas a entrar el castillo. Y esa torre incluso pudiera estar ya convertida en un atractivo turístico de la ciudad porque se pueda acceder a ella y desde lo alto podamos tener un mirador de toda la Bahía. Además, puedo subir al mirador o al funicular que va a ir hasta la torre de Puerto Real. Yo veo además a Puntales con un punto de atraque del Catamarán, que va a hacer el trayecto Casería-Puerto Real-Río San Pedro-Puntales. Y va a traer todos los días personas que van a ir al hospital nuevo y alumnos de la Facultad de Medicina. Este Puntales que describo, lo veo en este momento como hace 15 años veíamos cosas que algunas personas no veían. Lo veo porque técnicamente es posible y solamente es la voluntad de quererlo hacer. No creo estar soñando pero, de cualquier manera, los grandes proyectos empiezan por ser sueños", concluye.

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